Si el abominable muro entre México y EU se concluye totalmente (con acero o con aranceles), los mexicanos terminaremos pagándolo, en porcentaje elevado.
Obsérvese que gran parte del rico patrimonio de EU lo ha aportado México, comenzando por el territorio más productivo de que gozan, superior a dos y medio millones de kilómetros cuadrados, arrancados de nuestro suelo por la fuerza de las armas.
Además del talento y la millonaria mano de obra que por siglos le ha seguido tributado Estados Unidos Mexicanos a Estados Unidos de América.
El vínculo es: fuerte con débil, endurecido por fenómenos geográficos, económicos, históricos, políticos, y consolidado por la globalización creciente.
Sólo formalmente somos soberanos frente a EU; y nuestra soberanía es un fuego que no debemos dejar que jamás se apague.
Así, Trump ha ejercido el hegemonismo estadunidense de manera atroz en todo el mundo, pero agrava su prepotencia con los mexicanos, debido a sus ambiciones electorales, para ser presidente, primero, y ahora para reelegirse.
Hace 4 años, el candidato Trump prometió a su pueblo resolver problemas de migración y drogas, sin cumplirlo. Este fracaso quiere taparlo con agresividad hacia México, aplicándonos aranceles crecientes del 5% al 25%, mes tras mes, durante 2019, a productos hechos aquí, para venta en EU, con efecto electoral.
El rudo poder de Trump tiene contrapesos en los poderes legislativo y judicial, poderes estatales, poderes de las grandes empresas, y en la poderosa opinión pública de EU.
Aun así, es ave de borrascas, y huracanadamente zangolotea a China, Corea del Norte, Irán, México, y al mundo.
En cambio, el poder de AMLO no trasciende fuera de México, pero internamente carece de contrapesos dentro del gobierno mexicano. Sus frenos reales son grupos de opinión pública, ante los cuales se irrita y trata de vengarse, pero ilícitamente la CNTE y el crimen organizado también lo frenan, para mal de nuestro país.
Es AMLO, en lo interno, también ave borrascosa. Muchas veces con aceptables propósitos; casi siempre con tácticas y procedimientos inadecuados.
Gusta de repetir: “no me falta valor… ni soy cobarde o timorato”, y esto tiene connotaciones psicológicas que internacionalmente se estudian.
A Trump no lo vamos a convencer nunca, pero sí podemos lograr que los contrapesos estadunidenses lo frenen en su locura de tronar a la economía mexicana, lo que afectaría severamente a EU.
El estilo de amenaza arancelaria de Trump, y el estilo de amor y paz internacional de AMLO, no compaginan; pero la independencia de las 13 colonias en 1776 creó un EU que inspiró y auxilió a la independencia que devino como México en 1821, pues es obvio hace 10 mil años no había México ni universidades ni imprenta, como AMLO torpemente lo asegura.
Ojalá negociadores responsables, talentosos y prácticos, de ambos países, resuelvan el actual conflicto.
Todo por México.
