Cuando la salida de Julio Scherer de Excélsior, que incluyó a Vicente Leñero, Miguel Ángel Granados Chapa, Hero Rodríguez Toro, y montones de prestigiados colaboradores, tomó la dirección Regino Díaz Redondo, al que los más consideraron un mando menos a la izquierda; sin embargo, a partir de ahí comenzaron a colaborar nada menos que Valentín Campa, miembro del Partido Comunista, y junto con Demetrio Vallejo, el más notable de los presos políticos que originaron el Movimiento Estudiantil del 68. En la revista Plural, Jaime Labastida sustituyó a Paz, y con él ingresaron Saúl Ibargoyen, Lazlo Moussong, José Luis Balcárcel, Adolfo Sánchez Vázquez, vale decir la plana mayor de la izquierda universitaria. Paz empezó una campaña contra el Plural, segunda época y Jaime se mantuvo callado, pero al parecer la gota que derramó el vaso fue que los calificó de esquiroles. Como respuesta, Labastida publicó una carta, que permanecía en los archivos de Plural, con el membrete de la Embajada de Estados Unidos en que se invitaba a Octavio Paz a organizar un congreso por la libertad de la cultura patrocinado por el gobierno de ese país, pero sin que se supiera. Paz se defendió diciendo que cualquiera podía recibir una carta así y que él no había organizado el tal congreso. Al final de su vida, Paz se reconcilió con varios de sus detractores en una cena navideña y por parte de Jaime, entiendo, fue una total reconciliación. Desde el principio, Jaime nunca atacó a las huestes de Vuelta ni les cerró las puertas de la revista. Para los lectores, como yo, fue un gusto el cambio de orientación ideológica de Plural.
Como poeta, Jaime pertenece a la antología que dará nombre al grupo; La espiga amotinada. Los que lo integran son Juan Bañuelos, Jaime Augusto Shelley, Óscar Oliva y Eraclio Zepeda, quien los apadrina con un prólogo es el poeta catalán Agustí Bartra (él será descubridor, traductor y el mejor crítico de Aimé Césaire). Jaime y su grupo entraron con el pie derecho a la literatura, porque sin decir agua va, Fernando Benítez les pidió sus poemas y los publicó en México en la Cultura entonces en Novedades. “El mejor suplemento cultural y tenía yo entonces 19 años”, contó el poeta en el homenaje de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. La antología, como la siguiente, Ocupación de la palabra fueron publicadas, añadió Jaime, por la editorial más prestigiada, el Fondo de Cultura Económica.
La Revolución Cubana, la guerra fría y el Movimiento de 68 no es el telón de fondo del grupo, ni siquiera su contexto histórico, son su impulso. Son poetas que quieren renovar la poesía, pero también cambiar la sociedad, poetas comprometidos al modo sartriano. Se les llama humanistas y van, como el Che Guevara, en busca del hombre nuevo.
Cansado de discrepar del Partido Comunista, José Revueltas escribe su mejor libro teórico Ensayo sobre un proletariado sin cabeza y trata de aplicarlo en grupos sucesivos que se conocen como la Liga Comunista Espartaco, los militantes, (en realidad casi una capilla literaria) son, entre otros, los espartacos. Y de ahí viene la espiga amotinada.
En 1990, Jaime es nombrado director de la Editorial Siglo XXI y de ahí pa´l real, junto con la editorial Era, marcan la pauta intelectual del país, baste mencionar que bajo su sello aparecen Lévi-Srauss, Roland Barthes, Michel Foucault, Alejo Carpemtier, Rigoberta Menchú, Omar Cabezas, Luz Aurora Pimentel, Marcelino Cereijido o, para no alargar la lista, Mijail Bajtin y Eduardo Galeano.
Jaime Labastida acaba de dejar la presidencia de la Academia de la Lengua con el mayor número de vocablos latinoamericanos admitidos en el diccionario de la RAE.
