Son meses que se suman a la crisis en el sector salud. Es un tema muy delicado, se trata de evitar muertes. De hecho son varios factores que erosionan la estructura vital sanitaria de México.

Médicos mal pagados, personal despedido, desabasto de medicamentos, paralización en materia de investigación y una atención deficiente –de mala calidad– y tiempos de espera en consultas y cirugías inadmisibles. Los pacientes se ven obligados a esperar en pasillos o en el suelo por falta de personal. Las clínicas está saturadas y crecen los riesgos sanitarios.

Es notoria la carencia de oxígeno en áreas de urgencia. El IMSS reportó que la creación de empleos formales en mayo fue 88 por ciento menor al mismo mes del año pasado.

Adicionalmente, el IMSS cerró 300 unidades médicas urbanas (UMU) de 315 que tenia. A los médicos y enfermeras los despiden sin liquidación y no hay alternativa de reubicación.

La gente que requiere del control de la diabetes, hipertensión o seguimiento al embarazo ha quedado desprotegida.

Es importante releer la carta/renuncia del ex director del IMSS, German Martínez, ya que representa una fotografía fría de lo que ocurre. Martínez, además de advertir, se cubre de responsabilidades y mejor dimite, aunque hoy como legislador incorporado a sus labores asegure que apoya en todo al Presidente.

La administración de la salud es pésima y hay muchos enfermos de cáncer que no han merecido el mínimo respeto y consideración. Los familiares se ven orillados a comprar medicamentos en los establecimientos cercanos y en ocasiones los enfermos a bañarse con agua fría porque para el gas no hay presupuesto.

Por ello enfada que 30 millones de dólares se aporten a El Salvador para salvar sus problemas, en tanto niños nuestros demandan aunque sea sueros para no deshidratarse.

Esa es la dignidad que defendimos ante Trump. La decisión de AMLO, más no política pública, en materia de migración colocó a México en la vulnerabilidad económica, política y sanitaria, pero estamos festejando y arrojando dólares a Centroamérica, con lo que intentaremos que millones no crucen la frontera sur nacional porque allá si se espera crear empleos.

Lo mejor y peor de todo es que el mandatario salvadoreño vino, sin recato, a recordarnos que llevamos mal 200 años. Por lo menos no afirmó que desde nos fundamos hace 10 mil años, ¡zas!