Los últimos acontecimientos en verdad han cimbrado al País. Es cierto que nadie puede llamarse engañado por algunas de las decisiones que ha tomado quien ocupa actualmente la titularidad del ejecutivo federal. También es cierto que desde hace ya más de dos décadas, concretamente desde 1997, ninguna formación política dominaba el Congreso, como lo hace ahora Morena con alianzas parlamentarias, algunas de ellas deleznables y que tanto tiempo criticaron quienes ahora las usufructúan.
El júbilo por el triunfo electoral fue sin duda alguna con razón, celebrado por los seguidores del nuevo gobierno, pero no pueden desdeñar las críticas vertidas sobre lo que más que una celebración o fiesta, se convirtió en un Informe de Gobierno. Hemos afirmado que pareciera que se busca modificar los tiempos y sustituir el acto republicano por antonomasia de rendición de cuentas, en el cual en un régimen democrático, el titular del ejecutivo federal, acude al Congreso integrado por los representantes del pueblo a informar del estado que guarda la administración pública.
El clima, el entorno, la coyuntura de este hecho, se dio en el marco de la creación de la Guardia Nacional y como trabajo primigenio de esta fuerza, se le dio la encomienda de proteger la frontera sur, de perseguir, detener y deportar a los migrantes que buscan llegar a la frontera con los Estados Unidos, acción esta que responde a un acuerdo con el vecino del norte para evitar sanciones comerciales. En esta circunstancia se presentó una rebelión de un grupo de la Policía Federal, y arreciaron las críticas por la innegable militarización del nuevo cuerpo creado para combatir la espiral de violencia que flagela nuestro país desde hace ya más de 15 años. Y por otra parte, muchos líderes de opinión señalan ahora como nunca se percibe un entreguismo, una sumisión de nuestro gobierno a los intereses estadounidenses.
A lo anterior se sumó la renuncia-denuncia del Secretario de Hacienda, que formuló graves señalamientos de impericia, ineptitud, conflictos internos y, conflictos de intereses al interior del actual gobierno. La renuncia no puede minimizarse ni los señalamientos ignorarse.
Los temas delicados que el actual gobierno debe atender prioritariamente, la economía y la seguridad, han saltado, así al ojo del huracán. El primero de ellos, ha sido motivo de preocupación de quienes estamos atentos al tema, no compartimos la afirmación de que estamos entrando en una recesión, todavía observamos un descoloramiento, que pudiera acotarse, al fluir el gasto público en el segundo semestre, lo que es una muy buena señal es que la inflación este contenida, así como el precio de nuestra moneda, aunque se deba en buena parte a las altas tasas de interés.
Hacer estos señalamientos, ni nos vuelve fifís, ni aceptamos ser tildados de neoliberales, es solo observar y señalar el ritmo y rumbo de nuestra economía. También queremos que a México a le vaya bien, porque nos va bien a todos. También y en estas páginas de Siempre, hace ya algunos años, se puede corroborar, pugnamos por ajustar el modelo de Desarrollo económico, para combatir la pobreza y la desigualdad.
Finalmente, y la escasez de espacio impiden desarrollar a fondo el tema, es inconcebible el golpe pretoriano de la diputación de Baja California Norte, al pretender extender el mandato de gobierno, por el cual el pueblo ya voto por dos años. Es totalmente inconstitucional. Que no se juegue con fuego, se podría encender la llanura. Los desmentidos solo avivan las llamas. Y la solución que se propone desde adentro de desaparecer poderes es peor. ¿Cuantos gobernadores destituyeron los gobiernos absolutistas del PRI? Tenemos un verano ardiente sin duda.