Joaquín Guzmán Loera el famoso narcotraficante “Chapo Guzmán”, personaje arraigado en el imaginario colectivo que saltara a la fama nacional e internacional por su primera fuga de un penal de alta seguridad durante la primera década del milenio y quien fuera el más buscado líder del Cártel de Sinaloa hasta su aprehensión y posterior segunda fuga, ésta vez en la administración pasada.

Mucho se ha hablado ya de las andanzas del narco mexicanos más famoso de todos los tiempos, personaje querido y odiado, para algunos un héroe al más puro estilo de Robin Hood, para otros el sanguinario líder y envenenador de jóvenes. Como suele pasar con personajes de éste estilo, la justicia norteamericana lo enjuició y sentenció a cadena perpetua bajo cargos de narcotráfico,  conspiración y demás figuras jurídicas de nuestro país vecino.

Ante tales hechos, surgen voces que reclaman la fortuna del capo de la cual se tienen estimados pero no cifras exactas pues su actividad ilegal también comprendía el lavado de dinero, por lo que las autoridades norteamericanas y mexicanas se disputarán los 12 mil millones de dólares que supuestamente forman parte de su haber.

Ya sea por mi vocación o bien por la imperiosa necesidad de invertir en el sector, me viene a  la mente una opción para invertir esos fondos, y es que tal cantidad de dinero sería una fuerte inyección de recursos para invertir en el sector medioambiental. Como se ha dicho en ésta columna, la cual agradezco inmensamente, el cambio climático es un fenómeno que afecta a toda la humanidad, siendo los mas desfavorecidos los primeros afectados.

Tales sucesos emergen como una oportunidad de obtención de fondos para la restauración, reconversión productiva y resiliencia de comunidades rurales para hacer frente al cambio climático. Una acción de tal envergadura coloca al gobierno en posibilidad de ejercer recursos mal habidos en atender las necesidades reales de los sectores mas vulnerables de la sociedad quienes se ven afectados por factores externos a su dinámica social.

Resulta que no es un asunto menor el romper con viejos paradigmas que rayan en lo dogmático, el combate al crimen organizado mediante la fuerza ha colocado al país en una situación indeseable con muertos y violencia generalizada, la apuesta de la Cuarta Transformación es en esencia, garantizar el bienestar y erradicar la marginalidad a la que se ha orillados a amplios sectores de la sociedad y que fortalecen, naturalmente, las huestes del crimen organizado, una de las salidas es la inversión al sector rural.

El cambio climático es también una expresión de la violencia, su combate mediante acciones que procuren la biodiversidad, la conservación ecosistémica, la seguridad hídrica y alimentaria de los pueblos de nuestra nación es una salida para el desarrollo y felicidad, mas aún transitando por la Década de la Restauración convocada por la ONU.