El encarcelamiento cautelar de Rosario Robles Berlanga ha tenido una lectura casi generalizada entre los analistas políticos:
Es un mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador de que su lucha contra la corrupción sigue siendo una de sus más arraigadas convicciones políticas y sociales.
Rosario Robles encarcelada es un fuerte recado, para quien le venga el saco, de que su detención es un punto y seguido, y nunca un punto final en la lucha contra la corrupción y la impunidad tantas veces denunciadas por el mandatario, convicción que abriga desde los primeros años en los que inició su movimiento de regeneración nacional.
El mensaje parece estar muy claro para la mafia del poder en general y para los peñistas en particular.
Pero igual importancia merece la lectura de quiénes fueron los mensajeros de la operación que tiene a Rosario Robles en Santa Martha Acatitla.
Piezas claves de la operación para castigar a la Estafa Maestra son: Santiago Nieto, Arturo Herrera y Alfonso Romo.
En primerísimo lugar, sin duda alguna, está el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, Santiago Nieto Castillo, quien anunció que presentará una nueva denuncia en contra de Rosario Robles y sus principales colaboradores debido a los 105 nuevos convenios a los detectados por la Auditoría Superior de la Federación por un valor superior a los más de 800 millones de pesos.
“Lo que yo veo es un enorme trabajo que viene por delante. Nosotros vamos a presentar una nueva denuncia sobre los casos que estamos en este momento analizando para efecto que ningún caso de corrupción quede impune”, dijo el titular de la unidad, Santiago Nieto Castillo.
El entonces titular de la FEPADE se vio en el ojo de un huracán mediático después de que declaró al diario Reforma que Emilio Lozoya, ex director de Pemex, lo había presionado para que declarara públicamente su inocencia por presuntos desvíos de Odebrecht al PRI.
Santiago Nieto fue inmediatamente defenestrado por ello de la administración de Enrique Peña Nieto por la influencia de el que fuera consejero jurídico de la presidencia, Humberto Castillejos Cervantes, tutor del encargado de la PGR, Alberto Elías Beltrán, por las investigaciones que realizó del caso Odebrecht.
Se publicó en aquella ocasión lo siguiente:
“En un breve comunicado, la PGR informó que el Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, Alberto Elías Beltrán, actuando en suplencia del Procurador General de la República, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 30 de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República y 137 de su Reglamento, y en ejercicio de las facultades previstas en el artículo Décimo Octavo transitorio del Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia político-electoral, publicado el 10 de febrero de 2014 en el Diario Oficial de la Federación, en esta fecha removió de su cargo al titular de la Fiscalía Especializada en Atención de Delitos Electorales.”
Hoy son los tiempos en que los hechos le dan la razón, política y jurídica a Nieto Castillo.
El tenaz carácter de Santiago Nieto tiene preocupados a los funcionarios del peñismo más señalados como ligados a actos de corrupción.
Por citar el caso más emblemático ahora tiene en su cartera el caso de Juan Collado y su vinculación con los oscuros manejos de la truculenta Caja Libertad que actuaba impunemente de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Jalisco y San Luis Potosí.
¿Quién sigue después de Rosario?
La vox populi señala directamente tanto al expresidente Peña Nieto, como a su poderoso y obsesivo funcionario más cercano, Luis Videgaray Caso, como los siguientes en la lista.