El rompimiento entre Ricardo Monreal y Martí Batres es el choque más fuerte que ha padecido Morena desde que es un movimiento, y evidentemente desde que gobierna.

Los dos forman parte importante del partido desde su fundación, pues pertenecen a grupos de izquierda y de movilización social que son los que finalmente llevaron a Andrés Manuel López Obrador a ganar la presidencia.

La división entre grupos al interior de Morena era previsible, ocurre en todos los partidos políticos, sobre todo cuando se trata de la selección de los mandos de poder.

Entonces después del arrebato de Martí Batres, cuando perdió el control de la Mesa Directiva del Senado y se dio cuenta que ya no tenía ningún puesto de poder que pudiera ponerlo en los reflectores, el líder de la bancada de Morena, Ricardo Monreal rápidamente se puso a preparar un control de daños.

Ricardo Monreal es un excelente negociador, desde su llegada al Senado ha logrado llevar a buen puerto todas las iniciativas y reformas de ley que López Obrador necesita para gobernar y echar a andar su ansiada Cuarta Transformación.

Por ello ha tratado de negociar con Martí Batres para llegar a acuerdos negociados sin causar daños colaterales al partido, y sobre todo al Senado y el mandato de López Obrador.

Un primer punto para tomar en cuenta es que desde hace varios meses cuando ya se estaba negociando la renovación de la Mesa Directiva en el Senado de la República, el PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, PRD, PVEM y una buena parte de Morena habían hecho pública su decisión de una renovación en la directiva, vetando de facto la reelección de Batres.

El presidente a pregunta expresa envió un duro mensaje a todos aquellos políticos trepadores, la realidad es que muchos nos preguntamos a quien iba dirigido, pero de acuerdo a las circunstancias y algunos sondeos que se han llevado a cabo en las redes sociales tal parece que el destinatario era Martí Batres.

López Obrador sostuvo que no son los cargos los que deben importar, sino la contribución a los cambios, “el político tradicional, el que está pensando cómo ‘colarse’, no ayuda en nada y no tiene futuro”.

Martí Batres tendría que poner mucha atención a estas palabras, pues al parecer el daño que esta provocando al partido, es algo que incomoda e inquieta al mandatario que incluso ya anunció que podría presentarse en el Consejo Nacional de Morena.

Además, informó que posiblemente envíe una carta al congreso de Morena para expresar su punto de vista sobre la elección del nuevo dirigente nacional “y desear que le vaya muy bien”, así como trabajar asuntos que tienen que ver con mantener ideales.

No obstante, quien ya intervino como siempre de forma sesgada e imparcial es la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky quien ya aseguró que será la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido, la instancia encargada de dirimir el conflicto entre los senadores.

La verdad es que es poco probable que la decisión de que Mónica Fernández Balboa, propuesta para presidir la Cámara alta en el próximo año legislativo, sea revertida, pero pues ya veremos.

No obstante, las diferencias se pueden dirimir entre las partes para tratar de llegar a acuerdos, tratando de no perjudicar al partido y en su caso a su líder moral que en este caso es el presidente López Obrador.

La realidad es que Martí Batres es un mal perdedor y recordemos que el que se enoja pierde.