Desde hace algunos años, se ha alertado sobre la invasión de plástico en nuestro planeta y el grave deterioro que causa al ecosistema, pues millones de toneladas de plástico se acumulan en los suelos y los océanos, por lo que autoridades gubernamentales y organismos internacionales ya están tomando cartas en el asunto; incluso se ha comenzado a legislar para prohibir el uso de plásticos no degradables.

De la visibilidad de las islas de plástico se ha pasado a observar las partículas de este material que prácticamente invaden todos los espacios habitados por el ser humano. Son los microplásticos que a pesar de encontrarse en alimentos y bebidas envasados, no representan ningún riesgo para nuestra salud.

El problema de alarmar

Los microplásticos, que podrían definirse como partículas de plástico de menos de cinco milímetros de longitud, como refiere la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque el propio organismo reconoce que esa definición es un tanto arbitraria, pues no tiene ninguna base científica. Lo que sí se conoce es que los microplásticos están compuesto por diferentes sustancias con diferentes densidades, composición química, formas y tamaños.

A propósito del trabajo de la OMS Microplastics in drinking-water (Microplásticos en agua potable), que se dio a conocer el pasado 22 de agosto, la doctora Maria Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, advirtió: “Necesitamos urgentemente más datos sobre los efectos en la salud de los microplásticos, que están presentes en todas partes, incluso en el agua que bebemos. La escasa información disponible parece indicar que el agua potable contaminada por estos materiales no es perjudicial para la salud, al menos a los niveles actuales. No obstante, debemos seguir estudiando este asunto y evitar que la contaminación por plásticos siga aumentando en todo el mundo”.

Esa es una gran tarea, ya que los microplásticos se encuentran en el agua de mar, agua dulce, aguas residuales, alimentos, aire y agua potable tanto embotellada como de sistemas hidráulicos. De la gran variedad de plásticos utilizamos, el tereftalato de polietileno y el polipropileno fueron los más detectados.

El primero, más conocido como PET por sus siglas en inglés (polyethylene terephthalate), está presente en los envases de bebidas, conservas, cosméticos, detergentes, medicamentos y muchos más. Por su parte, el polipropileno se utiliza en empaque de alimentos, tejidos, equipos de laboratorio, carcasas, cintas adhesivas transparentes, refacciones automotrices y otros productos.

 

Los riesgos verdaderos

De acuerdo con este trabajo, la OMS considera que los microplásticos que miden 150 micras no los absorbe nuestro organismo y que los más pequeños se absorben poco. Para tener una idea más clara del tamaño de esos microplásticos, debe tomarse en cuenta que una micra es una milésima de un milímetro y que el grosor de un cabello es de entre 60 y 80 micras, es decir que el diámetro de dos o tres cabellos juntos serían del tamaño de un microplástico.

Después de un análisis minucioso de varios de los trabajos que se han realizado, la OMS considera que debe conocerse mejor la exposición a estos materiales y sus posibles efectos en la salud de las personas, ya que “la mayoría de estos estudios no son completamente confiables porque sus métodos carecían de suficiente control de calidad. Por lo tanto, los resultados deben interpretarse con precaución”, se lee en su documento de Preguntas y respuestas clave.

Asimismo, precisa que “las áreas de control de calidad que requieren la mayor mejora incluyeron tratamiento de muestras, identificación de polímeros, preparación de laboratorio, condiciones de aire limpio y controles positivos. Por ejemplo, en dos estudios de agua potable y para un subconjunto de partículas más pequeñas en un tercer estudio, no se realizó un análisis espectroscópico para confirmar que las partículas identificadas eran de plástico”.

No obstante, señala que cuatro de los 52 estudios que obtuvieron la puntuación más alta en calidad se publicaron en 2017 y 2018, lo que indica algunas mejoras en el control de calidad.

Más preocupante que los microplásticos en el agua, es la presencia de microbios causantes de enfermedades, ya que en 2016 se registraron 485 000 muertes relacionadas con diarrea, que se atribuyeron al agua potable contaminada con microbios.

Bruce Gordon, coordinador de la Unidad Agua, Saneamiento, Higiene y Salud de la OMS, advirtió al respecto: “Dos mil millones de personas beben agua contaminada con materia fecal y eso causa un millón de muertes al año”.

Si se considera que los métodos de tratamiento de aguas residuales y de agua potable que eliminan las heces y los productos químicos, también filtra los microplásticos, entonces la principal tarea debería ser mejorar los sistemas de tratamiento de agua residual y potable en el mundo.

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico