Félix Fuentes

La noticia es una y como tal ha de ser ofrecida por los medios, sin agregar ni quitar nada que la distorsione. Es incongruente, falto de ética, “proponer criterios editoriales comunes para la cobertura informativa” de hechos violentos generados por los cárteles de las drogas.

Así no es combatida la delincuencia, como se apuntó en el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia del Crimen Organizado, firmado por algunos periódicos y revistas, así como por cadenas de radio y televisión.

Quedó en evidencia, en el acto de la Iniciativa México 2011, que con tan pobre estrategia se quiera ayudar al gobierno de Felipe Calderón a minimizar e incluso ocultar la magnitud del tráfico de drogas que azuela a México, ya con saldo superior a los más de 36 mil muertos relacionados con el narcotráfico, en este sexenio.

No imagino a un reportero, de cuantos arriesgan sus vidas y recorren los ámbitos más sórdidos de la república en busca de la noticia, que callen o minimicen, por ejemplo, el drama de una docena de cadáveres, sin cabezas, colgados de los puentes, descuartizados y atados de pies y manos, porque esto equivale a hacer amarillismo o ser “instrumento involuntario del crimen organizado”.

Es de sentido común que no se ofenda a lectores y televidentes con escenas sangrientas, de horror, que causen miedo y pesadillas, pero es diferente a rebajar la verdad de las noticias en aras del servilismo.

¿O Televisa, la gran promotora de dicho acuerdo, es capaz de acallar el artero asesinato de su animador José Luis Cerda Meléndez “La Gata”, quien después de ser “levantado” y muerto en Nuevo León, los asesinos secuestraron el cadáver del municipio de Guadalupe a la vista de una docena de policías, cómplices o aterrados ante los sicarios?

¿Es aceptable que las televisoras y medios en general hayan echado al olvido a los 82 emigrantes fusilados en San Fernando, Tamaulipas, o ignoren a los más de 80 delincuentes que salieron caminando de un presidio del mismo estado y al cabo de varios meses ninguno haya sido recapturado?

Pues opinadores como Aguilar Camín o Federico Reyes Heroles, quienes jamás han cubierto una manifestación violenta como las de los electricistas o de los “piratas” de Tepito, no se arriesgan a nada y desde las cómodas cabinas pretenden señalar caminos de la información, apoyándose en el trabajo de los reporteros. Es el oportunismo deleznable.

Ningún reportero responsable quiere ser instrumento involuntario del hampa, con mayor razón si el gobierno es incapaz de frenar la estúpida “guerra” que declaró y muchos compañeros han muerto, porque denunciaron a las mafias o fueron obligados a escribir informaciones contra pandillas o adversarios.

Leemos en el decálogo urdido por Televisa: “Cada medio debe instituir protocolos y medidas para la seguridad de sus periodistas y reporteros” ¿Qué los reporteros no son periodistas y han de ser tratados como peones de los opinadores?

Que diga la misma televisora cuáles son los “protocolos” de protección a sus periodistas y por qué sigue la corriente a Felipe Calderón de no hablar de “delincuencia organizada” y tampoco mencionar a cárteles ni a principales hampones de las drogas.

Un periodista jamás renuncia a transmitir los sucesos de su comunidad de manera objetiva, y menos se pliega a  criterios comunes recomendados por el poder público.

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