Por José Eduardo Campos.

 

Hace tan sólo un par de meses el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, parecía tener el camino libre para alcanzar la postulación del Partido Republicano con miras a la elección presidencial del próximo año, sin embargo, los días pasan y sus posibilidades de reelección se complican.

En esta primera quincena de septiembre, suman ya 3 los políticos que buscan alcanzar esta designación, el excongresista Joe Walsh, el ex gobernador de Massachusetts, William Weld y, hace unos días, Mark Sanford, exgobernador y ex congresista de Carolina del Sur, se integró a esta lista.

A las aspiraciones de estos políticos por alcanzar la designación, el inquilino de la Casa Blanca se manifestó con una de sus ocurrencias… “son los 3 chiflados”, minimizando cualquier posibilidad que pudieran tener, sin embargo, parece no tener en cuenta su caída en la preferencia electoral que tan sólo lo ubica con 36 por ciento entre los estadounidenses, según la más reciente encuesta de la cadena de noticias CNN.

Donald Trump ha comenzado la guerra sucia contra estos políticos, en el caso de Sanford el presidente le ha recordado un confuso episodio de 2009 cuando era gobernador y misteriosamente desapareció varios días, durante los cuales, dijo; estuvo en Argentina en compañía de su amante. Le costó su matrimonio, pero no renunció a ser gobernador.

Sobre Walsh, ha dicho el inquilino de la Oficina Oval, es un moscón de la televisión, el internet y las redes sociales, cuyo objetivo diario es molestar el presidente en turno, lo hizo con Obama, conmigo y quién sabe con cuántos más.

Y Weld, fue el primero en desafiar a Donald Trump y, el actual presidente ha dicho de él…  “resulta que quiere que los Estados Unidos comience a partir de él”.

Y bueno, también estos políticos que quieren ser presidente con el apoyo de los Republicanos se han referido a Trump, Mark Sanford dijo: “hemos perdido el rumbo como país, el liderazgo mundial y podemos caer, caer y caer, no más, debemos corregir el rumbo antes de que sea tarde”.

Joe Walsh ha dicho que se siente defraudado por el estilo del presidente, de sus recurrentes mentiras y su descuido con el déficit fiscal, algo que tanto preocupa a los republicanos.

William Weld ha sido contundente… “si tenemos 4 años más como los que hemos sufrido en esta primera etapa de Trump, entraríamos en una espiral que nos llevaría a una real tragedia política y temería por el futuro del país”.

La insurgencia de estos tres aspirantes es una manifestación de la incomodidad de algunos dentro del Partido Republicano con el liderazgo del presidente. La lucha por alcanzar la candidatura esta en su fase primaria, muchas acusaciones, historias y, hasta mentiras se escucharán antes de la elección de su candidato.

¿Cómo entender que los republicanos han abierto la puerta para un nuevo proceso de selección? Desafiar a un presidente en ejercicio que busca la reelección es considerado algo ‘grosero’ según los usos y protocolos de la política estadounidense, suele ser manifestación de grandes divisiones dentro de un partido cuando el presidente, el líder de facto de esa organización se topa con políticos que quieren negarle su apoyo para un segundo mandato.

Ante este hecho concreto, Donald Trump se ufana de tener el “mayor apoyo de la historia” dentro del Partido Republicano, más que Abraham Lincoln o Ronald Reagan y, frecuentemente cita encuestas que indican que más del 90 por ciento lo respalda. Su base política es amplia y sólida, pero también lo es que muchos se han desencantado con su trabajo político.

A casi tres años de su estadía al frente de la Casa Blanca, Trump ha logrado controlar un partido que en 2016 estaba lleno de escépticos que preferían otro candidato presidencial. Los que no se alinean con su estilo y propuestas, muchas de las cuales van contra la esencia de lo que hasta hace defendía el Partido Republicano, tal como la disciplina fiscal, que han terminado dejado la escena política.

Lo cierto de todo este episodio Republicano es que, Donald Trump cuenta con la ventaja de la presidencial y todo el equipo que lo respalda, para mantenerse como el inquilino de la Casa Blanca por 4 años más y por si esto fuera poco, con el respaldo financiero del Comité Nacional Republicano.

Sin embargo, hasta mediados de septiembre, son 3 los políticos Republicanos que se han dado a la tarea de desafiar al presidente Donald Trump, pese a todo.

Ningún presidente de la era moderna en ejercicio en los Estados Unidos ha perdido la carrera por la nominación de su propio partido para la reelección.

Eso sí, las consecuencias de enfrentar el desafío y desgaste de las primarias han sido históricamente notables. Tanto el demócrata Jimmy Carter en 1980 como el republicano George Bush padre en 1992 se enfrentaron y se impusieron a contrincantes internos, pero terminaron por perder las reelecciones presidenciales: Carter cayó ante Ronald Reagan y Bush padre ante Bill Clinton.

El republicano Gerald Ford vivió una situación similar, ganó las primarias de su partido para después perder la reelección en 1976, aunque su caso es especial porque llegó a la presidencia no como ganador de unas elecciones sino por la dimisión de Richard Nixon en 1974.

Y sin duda la pregunta en estos momentos es, ¿Donald Trump, podrá primero con los suyos…?, la moneda esta en el aire y los demócratas atentos para saber que tantas posibilidades tendrán en 2020.