Es para mi un verdadero placer escribir acerca de una mujer ejemplar. Destacada periodista, de gran carácter, firmes convicciones, reflexiva y analítica. Distinguida por la probidad, la buena información, el pulso seguro y firme al empuñar la pluma. Serenidad y elegancia al tomar el micrófono. Desde luego me refiero a Beatriz Pagés Rebollar.

Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de entrevistarla en el Programa que Conduje en el entonces Canal Judicial, Más que una Historia, en donde se presentó la ocasión de conocer de viva voz, la interesante trayectoria de esta gran mexicana.

Beatriz nació en el seno de una familia de abolengo periodístico. Hija del reconocido periodista, José Pagés Llergo, uno de los grandes profesionales mexicanos en esta materia en el siglo XX. Fue corresponsal de guerra y el único periodista latinoamericano que pudo tener acceso a los líderes mundiales de la época: Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Hirohito, Papa Pío XII, entre otros.

Beatriz nació cercana a los grandes personajes del momento. Su infancia estuvo rodeada de Políticos, toreros, cantantes, actores, actrices, pintores, escultores, pues eran los amigos de su Padre. Convivió con Carlos Fuentes, Siqueiros, García Márquez y los presidentes de esa época, Ruiz Cortinez y López Mateos.

Nos relata Beatriz que, en el México de entonces, aunque fueras de centro, izquierda, o derecha, todos convivían. Discutían los problemas del momento, se sentaban a la misma mesa. Igual polemizaba un Indalecio Prieto, ministro de la República Española, con Nemecio García Naranjo; o un sacerdote con un guerrillero como Víctor Rico Galán.  En el mundo de hoy no se ve la inclusión de antes: “Nosotros, en este mundo, que es supuestamente democrático, vivimos una serie de fanatismos y de exclusiones que, no se daban en ese México en el que supuestamente no había democracia”.

En este ambiente, entre la tinta y el papel, se formó Beatriz, de ahí, que su influencia en lo que sería su quehacer profesional, fue determinante.

No obstante, que su padre fue un intelectual, su ideología familiar era muy conservadora, pues creía que las mujeres debían dedicarse al hogar y en reiteradas ocasiones le sugirió a Beatriz que dejara los estudios. Sin embargo, el carácter de Beatriz la incitaba a continuar con su preparación. Desde niña tomaba libros de su padre para leerlos a escondidas; estos abarcaban temas muy diversos y despertaron su vocación por la escritura: tomaba cuadernos y escribía cuentos. hecho que no pasó inadvertido para su padre y, en un gesto de negociación, le regaló una máquina de escribir, “me la entregó y me dijo: tu tienes que ser escritora como Agatha Christie, porque el periodismo es para los varones…”

Beatriz tuvo que vencer estos estereotipos, impuestos desde su casa. Ingresó a la universidad Anahucac, en donde su padre pensaba que ella estudiaba Psicología, cuando en realidad estudiaba comunicación. Fue hasta su graduación cuando él se enteró de cual era la carrera que había cursado.

Don José Pagés Llergo fundó la revista Siempre desde los años cincuenta. Comenta Beatriz que no colaboró ahí, porque, aunque dos mujeres escribían en ella, era un “mundo de machos”.

Al enfermar su padre, le propuso a Beatriz que vendiera la revista, pero ella estaba convencida de que ese era su patrimonio y que tenía un compromiso con el desarrollo del país. Por eso le contestó: “tu no puedes vender la revista, porque no es una fábrica de zapatos, es un patrimonio nacional y además es un medio de comunicación que ha trazado una línea periodística de gran tradición”.

Beatriz se ha dedicado a diferentes géneros del periodismo: reportaje, entrevista, columna, editorial y artículo de fondo. Ella considera que se desenvuelve mejor en el análisis político, en las notas editoriales. Lo cierto es que, en todos, lo hace de maravilla

Ha entrevistado a un sin número de personajes, de diferentes ámbitos de la cultura y de la política. Recuerda con orgullo la entrevista que tuvo la oportunidad de hacer a Fidel Castro. Nos dice: fue una espléndida experiencia, duró 14 horas, trataron una diversidad de temas, lo mismo hablaba de vinos, de películas, como de política y de guerra. Se reveló con la capacidad intelectual de un estadista.

Sus Personajes favoritos: Nelson Mandela, Martin Luther King, Fidel Castro, Sigmund Freud, Albert Einstein. Cuando era una niña, le causó gran impresión la periodista Alma Reed, a quien conoció personalmente.

Como mujer, su llegada a la Dirección de la Revista Siempre fue una proeza. Transformó una cultura muy arraigada, como aquella idea de que “un periodista sin aliento alcohólico era como una rosa sin buqué”. Su inteligencia, su capacidad, pero sobre todo su humildad, al reconocer que sus colaboradores eran grandes figuras, queridas y respetadas, que, además, afirma: “sabían más que yo”.  Logró, como persona, ganar el respeto y la admiración de sus articulistas y en general de su personal. Y como dirigente de la revista, darle continuidad en la consolidación de un medio de comunicación que es un referente en su género.

Beatriz Pagés también ha incursionado en la política. De origen ciudadano, fue designada Diputada Federal, por el principio de representación proporcional. A su llegada a la Cámara fue vista con cierta desconfianza por ser periodista y crítica. A lo cual ella manifestó: “no soy la única que combina política y periodismo, no me comparo con Manuel Altamirano ni con Zarco, pero tengo la firme convicción de servir al país, en un partido político, fuera de él, en la calle o en cualquier otro espacio.

En la Cámara Beatriz luchó arduamente por los derechos de las mujeres: por la reforma 50, 50 en cuanto a paridad de género, que hoy ya es una realidad. Pero también por un auténtico liderazgo femenino que debe imponerse a base de conocimiento y preparación, liderazgo del que, sin duda, ella es un ejemplo.

Beatriz es una gran mexicana que ama profundamente a su país, por el que cotidianamente libra grandes batallas. Conocedora de su pasado, analiza el presente, se preocupa por el futuro. Propone soluciones en las que prevalezca la democracia, pero entendida no solamente desde el punto de vista teórico, como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un valor fundamental e indispensable del Estado de Derecho.

Beatriz es una mujer que han sabido concatenar adecuadamente su vida personal y familiar con el exitoso desarrollo profesional, para lo cual ha distinguido perfectamente que: la valentía no rine con la ternura; la femeneidad no es sinónimo de debilidad; la firmeza no es equiparable a la masculinidad. Que el estudio, la dedicación y el esfuerzo en las tareas cotidianas, son las únicas cualidades que nos brindan la igualdad de oportunidades.

Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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