Una cantata
La idea de Satán o Diablo y su representación como una serpiente, aunque está consignada en el libro de Génesis, al parecer se incorporó en forma tardía en la Biblia. Según los especialistas, los judíos tuvieron ideal del Diablo y de su representación, en su estancia en Babilonia, cuando estuvieron cautivos. Fue ahí donde, entre el siglo V antes de la era actual, se escribieron los primeros libros de la Biblia, bajo la influencia del pensamiento babilónico, con base en fuentes que van del 950 al 500.
En la idea original de Satán o el Diablo y en la forma de serpiente pudo existir cierta influencia del pensamiento griego. Heracles, un Semidiós, luchó contra la Hidra de Lerna, un ofidio que tenía muchas cabezas y la venció; posteriormente ascendió al cielo (1).
Siguiendo el concepto bíblico contenido en el libro de Génesis (2), el Diablo o Satanás en la obra de Bach es representado con la figura de una serpiente o dragón; así aparece en su enfrentamiento con el arcángel Miguel.
Respecto del coro inicial de esta cantata, Albert Schweitzer comenta lo siguiente:
“En el caso de la cantata para el día de San Miguel (1724) ‘Es erhub sich ein Streit’ (Nº 19). Bach quiere describir el embate que el ejército de Satán libra contra San Miguel y sus ángeles y se sirve de una fuga fantástica que hace el efecto de una visión de San Miguel realizada en música. El sujeto, compuesto únicamente por gigantescas convulsiones, es el arquetipo de todos los temas satánicos que aparecen en las obras de Bach. El maestro se representaba visualmente a Satanás como un ser en forma de serpiente. Este es el sujeto:
Para representar la caída del ejército infernal invierte luego el tema imprimiéndole un movimiento descendente:
Se ve una masa enmarañada que va hundiéndose lentamente pese a sus inútiles esfuerzos para evitarlo; …” (3).
El mismo procedimiento siguió Bach en su cantata 80: de la Reforma, escrita en 1730, para conmemorar el segundo centenario de la expedición de la Confesión de Ausburgo. En esta cantata el compositor, utiliza el primer verso del coral de Martín Lutero, cuyo texto es el siguiente:
Castillo fuerte es nuestro Dios,
defensa y buen escudo;
con su poder nos librará
en todo trance agudo.
Con furia y con afán,
acósanos Satán,
por armas deja ver
astucia y gran poder,
cual él no hay en la tierra.
(Traducción de Juan B. Cabrera).
En este caso, para describir una lucha contra Satán, el compositor utiliza una técnica parecida. El mismo Schweitzer, al respecto escribe lo siguiente:
“En el primer coro (Nuestro Dios es una poderosa fortaleza) Bach tradujo ‘poderosa fortaleza‘ sirviéndose de un gran coral fugado en el estilo de Pachelbel donde cada frase de la melodía está tratada en forma de fuga y finaliza con un canon por aumentación sobre el tema entre las trompetas de la orquesta y el pedal del órgano. El conjunto, formado por doscientos veintiocho compases, es de dimensiones colosales. El texto del segundo versículo habla de Cristo ‘El héroe elegido por Dios’ que viene a combatir en favor de los fieles. Bach describe el tumulto de la batalla con un motivo característico que se encuentra con frecuencia en sus obras:
En medio de este tumulto la soprano canta el coral como pidiendo socorro y el héroe responde con exclamaciones de triunfo”.
John Eliot Gardiner coincide con Schweitzer; ese músico y escritor respecto de la cantata 19, asienta lo siguiente:
“Aquí son los cantantes quienes realizan el ataque como los principales combatientes. Como un viento que ha acabado por dar paso a un vendaval en unos pocos segundos, ellos conducen a los instrumentos que les doblan (cuerda y tres oboes) a la batalla con un aire de confrontación feroz y arrogante e impele a las trompetas a seguir su estela. Es sólo cuando se detienen por primera vez en treinta y siete compases cuando los instrumentos logran coger realmente el ritmo… Pero esto acaba resultando ser simplemente la sección A de una inmensa estructura da capo como la que jamás habría utilizado alguien de la generación de Chistoph… Pero la obra no termina ahí. Durante los siguientes veinticinco compases Bach agita su calidoscopio para ofrecernos una jubilosa descripción de los últimos momentos de la batalla–el rechazo del último ataque se Satán por parte de la guardia interna de Miguel y un retrato escabroso de la crueldad de Satán (un lento y chirriante descenso cromático en las sopranos–antes de que vuelva a revivirse toda la batalla desde el principio” (4).
El mismo Gardiner, refiriéndose a la cantata 130 Herr Gott, dich loben alle wir, también dedicada al arcángel Miguel, y comenta:
“Aunque hay brillantez y abundancia en el fulgor acerado de la espada de Miguel (incluidas cincuenta y ocho semicorcheas consecutivas que ha de sortear la trompeta solista por dos veces), no se trata de un episodio dentro de una Blitzkrieg. A Bach le preocupa más evocar a dos superpotencias dispuestas frente a frente: una vigilante y preparada para proteger el armes Häuflein (<<el pobre rebañito>>) contra el asalto (la señal para un palpitante tremulant de las tres trompetas en corcheas ligadas); la otra, artera y embustera (quizá la intención es que los timbales y el continuo estén del lado del dragón y no formen parte del ejército de Miguel, al igual que en BWV 19… Probablemente ningún compositor anterior o posterior ha escrito una profusión semejante de música celestial para que la canten y toquen los mortales, y nadie podrá hacer gala de un trío de trompetas con un efecto tan deslumbrante como Bach” (5).
Como podrá observarse, de lo dicho por auténticas autoridades, la cantata 19 no es una obra más de las tantas que escribió Bach.
El musicólogo Adolfo Salazar en una nota de su monumental obra La música en la sociedad europea, dice lo siguiente:
“En 1801 Beethoven escribió a Hofmeister, en Leipzig: ‘J. S. Bach … el padre ancestral de la armonía’ y en 1824 decía a Frenderberg: ‘Su nombre debió ser no del de Bach (arroyo), sino el de océano, en razón de su infinita e inagotable riqueza de combinaciones sonoras y armónicas. Bach es el ideal para un organista'” (6).
El mito de Miguel Arcángel es muy popular en todo el mundo. Las iglesias cristianas le dan el título de santo. Son muchos los pintores que lo muestran victorioso sobre el Diablo. En México ciudades y pueblos están bajo su advocación. Su fiesta, el 29 de septiembre, tiene especial importancia.
Así se presentan las cosas en el mundo de la música. A doscientos setenta años de su muerte –este año se cumplen–, Juan Sebastián Bach sigue siendo un océano de música que enseña, deleita y cautiva.
Estas líneas están encaminadas a rendir un homenaje a ese genial músico; a invitar a escuchar, por primera vez o de nueva cuenta, en general la música de ese auténtico clásico y, en particular, la cantata 19 que aquí se comenta y hacerlo con algunas nociones respecto de cuáles fueron los valores, sentimientos e ideas que están plasmados en ella y que su autor nos quiso hacer sentir.
Notas:
- Apolodoro, Biblioteca, II, 5, Gredos, Madrid, 1995, p. 104.
- Cap. 3.
- Ob. cit. p. 213.
- Ob. cit., ps. 127 y 128.
- Ob. cit., p. 682.
- El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, México, 1946, p. 259.