Hace unos meses, en una de las escenas más tristes de la historia del Congreso de la Unión, fue “electa” Rosario Piedra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y desde ese día, la CNDH dejó de ser autónoma. Dejó de cumplir su función.
Las omisiones han sido permanentes e incluso dentro de Morena, partido que impulsó a su consejera Rosario Piedra al puesto de manera ilegal, han comenzado las críticas por el silencio y la falta de compromiso en situaciones tan evidentes como la represión de la Guardia Nacional a los migrantes centroamericanos en la frontera sur, pero eso es sólo un ejemplo de lo que está pasando en nuestro país.
Hasta el 20 de enero se contabilizan 22 activistas de Derechos Humanos asesinados en la total impunidad y la CNDH está ausente. El derecho a la salud que se garantiza universal y gratuito dejo de existir desde la creación del INSABI y la CNDH está ausente. En casos tan alarmantes como lo que pasó con la familia LeBaron también estuvo ausente la CNDH y la violencia en la frontera sur para detener la migración ha puesto a México ante el mundo como un país en donde no se respetan los derechos humanos y es una verdad tristemente incuestionable.
A los malos resultados y a la ilegal elección que llevó a Rosario Ibarra a la Comisión se suman los nombramientos que están haciendo en las visitadurías, en donde los perfiles no cumplen con los requisitos legales mínimos y la consecuencia directa es que la Comisión está inhabilitada para cumplir su función y solicitar medidas cautelares. Lo que parece en el fondo es que la finalidad de hacer esto es dejar inservible a la CNDH y paralizarla por completo.
La función primordial de la CNDH es denunciar los abusos que se dan desde el poder y lo único que se ha visto es silencio. Silencio ante los más de 5000 desaparecidos del año pasado, ante los más de 1000 cuerpos encontrados en fosas, ante el aumento de la trata, de los feminicidios y de los secuestros. ¿Dónde estuvo la CNDH durante el proceso de consulta del Tren Maya que hasta la ONU denuncio como ilegal, dónde estuvo cuando asesinaron al principal activista que se oponía a la termoeléctrica en Puebla, dónde estuvo frente a la creciente violencia y censura que viven los periodistas y dónde estuvo cuando sacaron del aeropuerto a los padres de los niños con cáncer a los que les han negado el tratamiento?.
Hoy estamos ante una crisis humanitaria en materia de migración y hasta internacionalmente describen a México como el muro humano que prometió Trump en su campaña y nuestro gobierno responde restringiendo el monitoreo en las estaciones migratorias.
La realidad es abrumadora y la única conclusión posible es que sería preferible no tener una CNDH que tener una que milita y solapa los abusos desde el gobierno, porque de esta forma se elimina hasta la esperanza de que se respeten los derechos humanos.
El autor es Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN.
@JCRomeroHicks

