El Centro Cultural Mexiquense Anáhuac
Por Germán Campos Valle
El arte es el patrimonio común de todos los seres humanos que si bien surge en un lugar determinado, pasa a ser tesoro de todos, alimentando el espíritu con sus valores. El arte va más allá de las fronteras o de las categorías que establecemos los seres humanos; es patrimonio de la humanidad. Por eso cada época lo asimila y se emociona con su belleza y sus relatos.
Las artes son un eficaz vehículo para la transmisión de valores que favorecen la mejora en la calidad de vida de las comunidades, a través de actividades atractivas que brindan simultáneamente cultura, diversión, esparcimiento y son muy bien recibidas por la sociedad si cuentan con la calidad artística y el espacio adecuado para su presentación. Para la necesaria revaloración de la cultura, de las artes y las tradiciones, es fundamental contar con espacios idóneos para presentar, de manera adecuada, cualquier tipo de expresión artística, que sean accesibles al público.
¿Por qué palabras como: bellas artes, concierto sinfónico, orquesta filarmónica, ballet u ópera, ¿son misteriosamente lejanas y experiencialmente desconocidas para la mayoría de los hombres y mujeres del planeta? De esta reflexión parte el proyecto del Centro Cultural Mexiquense Anáhuac que, con el apoyo de diversas personas, instituciones, empresas y gobiernos, busca satisfacer la necesidad de cultura y brindar una oportunidad de contacto con el arte para de miles de personas.
La Ciudad de México cuenta con espacios culturales importantes, éstos están ubicados en el centro y el sur de la misma, como el maravilloso Palacio de Bellas Artes, con mil 308 butacas; la magnífica Sala Netzahualcóyotl, para música y con capacidad para dos 177 personas, en la UNAM; o el Centro Cultural Ollin Yoliztli, para mil 199 personas.
El Estado de México, la entidad más poblada de la República Mexicana, cuenta con el Teatro Morelos en la Ciudad de Toluca y con el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario en Texcoco. Sin embargo el poniente del área metropolitana ha tenido una escasa oferta cultural, principalmente por no contar con suficientes foros para sus numerosos habitantes.
Algunas universidades públicas y privadas, a nivel nacional e internacional, reconocen que no es suficiente proporcionar a los estudiantes únicamente educación profesional y técnica para su formación, por lo que promueven decididamente el arte y la educación artística. Tal es el es el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Complutense en Madrid, las Universidades de Oxford y de Cambridge en Inglaterra, así como las Universidades de Harvard y Yale en Estados Unidos, por mencionar sólo algunas.
La Universidad Anáhuac México ha optado felizmente por unirse al grupo de universidades que le dan prioridad al arte. Esto no podría haber sido de otra manera ya que lograr que el arte -símbolo y efecto del espíritu inherente del hombre-, sea difundido, comprendido y valorado, forma parte de la misión de una universidad humanista en todo el sentido de la palabra. La Universidad Anáhuac cree en la importancia que el arte tiene y por ello emprendió con decisión y liderazgo un gran proyecto de infraestructura que se ha materializado en el Centro Cultural Mexiquense Anáhuac, conformado por el Teatro Ángel y Tere Losada, con características que lo colocan al nivel de los mejores del mundo; así como por las instalaciones de vanguardia de la Escuela de Artes, que fundada hace ocho, años ofrece las licenciaturas en Teatro y Actuación, Música Contemporánea y la de Artes Visuales, además de múltiples diplomados y cursos.

Cuando el arquitecto Imanol Ordorika concibió el plan maestro del campus norte de la Universidad Anáhuac México, consideró un espacio que habría de dedicarse a la enseñanza y promoción de las artes. En 1995, se encomendó el diseño del edificio que ocuparía tal espacio a los arquitectos Sara Topelson y José Grinberg. Para tal efecto proyectaron un Centro Cultural que, desde el campus estratégicamente localizado en el Municipio de Huixquilucan, Estado de México, fuera un faro de cultural para el poniente de la zona metropolitana.
Al proyecto se sumaron especialistas de reconocimiento internacional en diversas áreas requeridas para el teatro, dando como resultado un teatro para mil 300 espectadores, con condiciones óptimas de acústica, isóptica, caja escénica con tramoya de 50 varas y equipamiento de mecánica teatral, foso de orquesta, concha acústica y camerinos y diversos espacios especializados. El resultado ha sido magnífico y los expertos señalan que cuenta con las condiciones para llegar a ser un recinto reconocido a nivel mundial, equiparable en prestigio al Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, al Lincoln Center de Nueva York, así como a importantes teatros de algunas capitales europeas.
También se dieron cita importantes especialistas y docentes de gran experiencia, que, en conjunto con técnicos con amplios conocimientos en espacios pedagógicos para las artes, proyectaron lo que hoy son las nuevas instalaciones de su Escuela de Artes, que permiten formar integralmente a una nueva generación de líderes profesionales de las artes, con excelente calidad profesional, académica y humana.

Se debe destacar que, siendo la Anáhuac una universidad de inspiración católica, ha querido reconocer a un líder judío como Yitzhak Rabin, Premio Nobel de la Paz, que murió asesinado antes de que cualquiera de los actuales alumnos de licenciatura hubieran nacido. Luchó por alcanzar la paz entre los pueblos, y a su memoria se han querido dedicar las instalaciones de la Escuela de Artes. Este hecho quiere ser un símbolo inequívoco de que en este mundo, en el que la paz hace falta, el arte es capaz de trascender y hermanar a los pueblos con el poder de sus valores, acorde con la dedicatoria del campus universitario, que en el bronce dice: “A la Amistad Universal de Todos los Pueblos”.
El reto de lograr este proyecto parecía inalcanzable, pero siempre prevaleció el anhelo de ofrecer a México un espacio artístico de talla mundial. El Centro Cultural Mexiquense Anáhuac ha representado gran inversión económica, superior a los 400 millones de pesos.
Esta meta se logró gracias a la suma de muchas voluntades, al esfuerzo de hombres y mujeres de todos los sectores de la sociedad: académicos, empresarios, fundaciones, padres de familia, del Gobierno del Estado de México y del Municipio de Huixquilucan. Por ello en su identidad está el ofrecer un modelo incluyente y sustentable que permita a personas de todos los niveles sociales acceder al patrimonio artístico común.
Es muy grande la aspiración y la tarea del Centro Cultual Mexiquense Anáhuac, pero bien vale la pena celebrar que han comenzado a cumplirse gracias a que este alto anhelo ha sido apoyado generosamente por muchas personas, instituciones y gobiernos responsables, que se han sumado para alcanzar entre todos una meta de imponente tamaño. Se erige hoy como una muestra de lo que los mexicanos podemos lograr cuando nos unimos en la búsqueda del bien común; cuando sobre las dificultades buscamos las soluciones, cuando en la limitación actuamos con generosidad, cuando en las diferencias buscamos las coincidencias, cuando todos miramos hacia el mismo punto virtuoso.

Un proyecto así comporta necesariamente gratitud para quienes soñaron con una universidad que creyera en la necesidad del arte; para quienes diseñaron e impulsaron un proyecto con las más altas miras que en el contexto internacional del arte se pueden tener; para quienes con pasión se abocaron a sumar voluntades; y por último, pero no por ello menos importante, para quienes con generosidad se deprendieron de lo suyo, para construir algo que todos puedan considerar como “nuestro”; a quienes consideraron que el arte y la enseñanza de las artes, no tiene adjetivos tales como privado o público, sino que tiene sujetos tales como niños, jóvenes, hombres y mujeres, que merecen conocer y recibir las bondades del arte y la cultura.
Este proyecto nació en una universidad que cree en el humanismo, que cree en la formación integral de la persona y que considera el arte como manifestación sublime y trascendente del espíritu humano. La Universidad Anáhuac considera que el Creador ha dado al hombre la capacidad de trascender su cuerpo, su tierra y su tiempo a través del arte, no como un elemento accesorio u opcional, ni como un lujo, sino como una necesidad de todo hombre y mujer para alcanzar la plenitud en su vida.
Estas convicciones tienen tal peso e importancia, que el Centro Cultural Mexiquense Anáhuac es un símbolo tangible de ello. Así, la profunda sensibilidad que la música imprime al hombre, la sublimación del cuerpo humano en la danza, las historias que sobre las enormes posibilidades de la humanidad nos cuentan el teatro y la ópera, se harán presentes, desde ahora y por los años venideros, en este escenario.
El Centro Cultural Mexiquense Anáhuac está abierto al público en general, y contará gradualmente con una oferta variada de actividades, talleres y cursos en el campo de las artes, adicional a la oferta de espectáculos y presentaciones. Permite desde ahora una oferta artística que ampliará el espectro cultural de la zona metropolitana, haciendo posible el esparcimiento y la convivencia social de todos los niveles socioeconómicos, en torno a las bellas artes.
El decidido apoyo y magnanimidad con que la Secretaría de Cultura del Estado de México ha acogido este proyecto, ha permitido que una orquesta de reconocido prestigio nacional e internacional como la Orquesta Sinfónica del Estado de México tenga ya programadas sus temporadas, lo cual ha sido de un relieve notable.
Es evidente que un proyecto así coadyuva al logro de los objetivos estratégicos del Estado ejecutando una política cultural incluyente, que promueve el desarrollo integral a través del arte y de la cultura, así como la promoción y difusión de las expresiones artísticas. Contribuye a la infraestructura cultural que proporciona espacios dignos para el desarrollo cultural y la promoción cultural nacional e internacional.
Con este nuevo espacio en la escena cultural de México se logra conciliar una variada oferta cultural en un recinto inmejorable. Es un nuevo faro de cultura que, desde el campus de la Universidad Anáhuac México, permite a los habitantes de los municipios y alcaldías circunvecinas, convivir en comunidad mediante la apreciación de las bellas artes.
Sin duda es motivo para congratularse que el Centro Cultural Mexiquense Anáhuac haya abierto ya sus puertas, y que logre en sí mismo la aspiración de brindar a las bellas artes un espacio de excelente calidad, en el que se presenten orquestas, coros, compañías de danza y teatro, entre otros. Al mismo tiempo se enorgullece de ser también un cualificado semillero de futuros artistas líderes. Todo esto es hoy, maravillosamente, un sueño convertido en realidad. México tiene una nueva casa para las bellas artes, que habrá de alimentar al espíritu de todos aquellos que crucen su umbral en búsqueda de arte y cultura.

