Por Saúl Barrientos
El país esperaba el mensaje de su jefe de Estado. Era el momento de convocar a la unión para hacer frente a un enemigo externo. Llamar al encuentro y dejar de lado diferencias ideológicas y políticas. Detener lo que no fuera urgente para atender lo verdaderamente importante: el bienestar de 120 millones de mexicanos.
La responsabilidad de gobernar un país exige que los fines siempre vayan por encima de los medios. Un plan de apoyo al sector privado era un medio, no un fin y la decisión fue que el gasto público fuera el único medio.
¿Cómo le explicamos ahora a las empresas del sector turístico de México (de donde dependen directa o indirectamente alrededor de 10 millones de personas) que el único apoyo que se anunció es que tendrán una devolución rápida del IVA? ¿Cómo les pedimos que mantengan la mayor cantidad de empleos posibles, si la situación no se normalizará en el corto y mediano plazo?
¿Cómo le decimos a las empresas que hoy han visto afectadas sus actividades, al grado de tener que cerrar, y que se enfrentan ya a una importante caída en el consumo que hay un nuevo modelo donde no se va a apoyar a las minorías?
¿Cómo le decimos a las micro, pequeñas y medianas empresas, que sólo hay un programa de tandas para ellas, donde pueden obtener seis mil pesos de crédito y que son para empresarios mayores de 30 años?
O peor aún, ¿cómo les explicamos que la inversión anunciada en este programa no es ni la décima parte de lo que se destinó al programa de adultos mayores, aunque ellos generen ocho de cada 10 empleos?
El problema no son los apoyos sociales, el problema es que no hay apoyos productivos y esto sucede en cada sector de la economía. Por ello, la promesa de generar dos millones de empleos en nueve meses, teniendo como base el gasto público y no un plan de rescate real, luce poco menos que imposible.
Lo que vimos el 5 de abril, fue un mensaje dogmático; y todavía más que el plan, preocupa que, si ni en medio de la que muchos estiman la peor crisis económica y de salud del siglo se optó por un gran acuerdo nacional, en lo que venga todo indica que difícilmente lo habrá. Este gobierno se va a jugar todo con su posición, todo es todo; ojalá tenga éxito por el bien de su desarrollo.
Estos momentos difíciles demandan responsabilidad social. Recurrir nuevamente a la frase de Kennedy: “no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país.
Esta contingencia debe marcar un antes y un después. Hoy ni siquiera las naciones más poderosas han podido hacerle frente a este problema de salud. Salir adelante es y será tarea de todos, ya sea con el apoyo de los gobiernos o a pesar de ellos. Es tiempo de mostrar esa solidaridad que siempre ha sido sinónimo de México. #QuédateEnTuCasa y #ConsumeLocal.

