Como de crudo empedernido me quedaron los ojos, después de leer un interesante, escabroso artículo publicado en Bloomberg el pasado martes 5 de mayo, bajo la firma de Michael  O’Boyle. Para los que celebran la Batalla de Puebla o los que brindan por un aniversario más del nacimiento de Carlos Marx, el ojo les debe de haber quedado cuadrado.

En EEUU celebran el 5 de mayo mexicano más que nosotros. Parece que así como los “taco shells con queso amarillo” de la comida Tex-Mex, los gringos no acaban de entender que en esa batalla no se celebra la Independencia de nuestro país.

Por lo que toca al aniversario de Karl Marx, presupongo que aquí en nuestro país hoy por hoy hay más entes que brindan por el filósofo, economista, sociólogo, periodista, intelectual, peleonero y militante comunista alemán nacido en 1818, que por el general Ignacio Zaragoza.

Así de chuecos estamos en este acertijo nacional, asesorados por latinoamericanos rojos cubanos, venezolanos, ecuatorianos, y de otras latitudes.

Regreso al artículo de Bloomberg. Su primer párrafo: Algunos de los banqueros centrales mexicanos muestran una preocupación creciente debido a que el shock del Coronavirus atiza el daño que de por sí arrastramos desde el año pasado. A lo anterior súmese lo más grave para el caso mexicano: El deterioro del Estado de Derecho, la regla de la Ley y la creciente incertidumbre en las decisiones de políticas públicas, que con rapidez desincentivan la inversión tanto Nacional como Extranjera.

Pero el deterioro creciente de la seguridad física por la presencia generalizada de grupos del crimen organizado y su aparejada violencia para ejecutivos, empleados, instalaciones, se convierte para muchos inversionistas en factor de mayor preocupación que la pandemia, el irresponsable manejo de las medidas de contención económica que ya debería haber aplicado el Gobierno, monetarias y contracíclicas, así como el brutal deterioro económico, financiero de la economía, las empresas, empleos, insisto, por lo menos para este año y el próximo. Si bien nos va.

Al parecer dos de los cinco miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México concurrieron en los minutos que transcurrieron en su reunión de emergencia de política del pasado 21 de abril, al coincidir en los errores, uno tras otro, de la administración del Presidente López Obrador.

Uno de los miembros de la Junta de Gobierno destacó su preocupación sobre la violencia, y la forma en la que  avanzó la tasa general a un máximo en los últimos 18 meses, a +5.1 por ciento del mismo mes del año pasado a 3 mil casos, aún cuando el país ya sufría las inclemencias del cierre como parte de los esfuerzos de contención de la pandemia. Ni así cede la violencia.

Ese miembro de la Junta de Gobierno comentó que no hay aparato productivo que soporte esas condiciones de inseguridad, esa magnitud. Es un imperativo de la agenda de Gobierno que debe tomarse muy en cuenta, para reactivar la economía.

Agregue usted la falta de estímulos fiscales por parte del gobierno que desincentivan aún más el ambiente para la inversión privada y ha incrementado las dudas acerca del potencial de crecimiento del país en los próximos años.

 

Es bacteria, no virus

El principal malestar para el crecimiento y desarrollo del país es una bacteria llamada López Obrador.

Si a esto le suma usted la crisis de la pandemia del covid-19 y el caos económico financiero mundial, la interrupción de las cadenas de valor, de abasto y de producción globales, es muy poco probable que el 2020 tengamos un crecimiento en términos del PIB mejor que un -8 a -9.5 por ciento; y para el próximo año termina por ser nimio el crecimiento que podemos esperar. Un +2.5 por ciento es un buen deseo. Más bien 0 por ciento en 2021.

 

El daño provocado por el triple caos: pandemia, economía, petróleo, simplemente se suma al efecto negativo de un gobierno desordenado, caótico, que quiere ser totalitario, más allá de la centralización, con un Presidente asesorado por políticos; empresarios, al tiempo que por fanáticos marxistas.

Si el Presidente no es marxista, de nada sirve, si deja que pululen en su gabinete entes de ese corte ideológico.

Como tampoco de nada sirve que el Presidente no sea narcotraficante, si por sus motivos espirituales religiosos, termina por ser tolerante con los grupos más poderosos del crimen organizado, de narcotraficantes, al tiempo que militariza el país para cumplir con los pedidos de Washington y poder él sentirse más seguro en la gran silla que añoró por 20 años y hasta ahora logra alcanzar, ya infartado y habiendo sufrido cáncer.

Mientras que aumentan las tensiones entre los órganos autónomos de primer nivel y el propio Presidente, — como es el caso del propio Banco de México, y el INE —, los observadores internacionales advierten acerca de la inseguridad, las contradicciones de un mandatario que parece despreciar a la IP que no sea de su círculo íntimo, al tiempo que está urgido porque entre en operaciones el nuevo T-MEC, así como el Tratado UE. Un hombre que no se toca el corazón por el tema sanitario con tal de cuadrar agendas con su homólogo el señor Trump, y abrir economías de par en par conforme a los intereses norteamericanos.

Al mismo tiempo detesta cualquier apoyo a la IP para defender empresas que generan millones de empleos, como si tal asunto fuera solo de pecadores e infieles a su causa espiritual.  De ahí su reacción nada reflexiva ante el apoyo a la liquidez del sistema financiero nacional por parte del Banco Central, o su berrinche desinformado por el crédito del propio sector privado con el BID Invest.

¿Qué tiene que opinar AMLO acerca de una línea de crédito internacional, previamente autorizada por la SHCP, y que implica compromisos para el sector privado? Simple mala información, menor noción de los mercado crediticios, y peor aún, coraje porque no lo consultan ni solicitan su autorización. ¡Ahhh! El Gran tlatoani no es consultado. Porque López Obrador aunque no lo diga quiere meter las manos en cualquier rescate financiero empresarial por las empresas y sus trabajadores.

Así como los respiradores médicos producidos por Volkswagen de México no son autorizados para circular en los hospitales mexicanos. ¿Por qué? Vaya usted a saber. Una empresa comprometida desde hace por lo menos 60 años con México, no es autorizada. Mejor importar chatarra china y hacer cola en otros mercados. Al fin y al cabo la gente tan solo se muere sin respiradores artificiales con el Coronavirus. Pero la pandemia no está dentro de los planes políticos ni electoreros del señor presidente.

En conclusión, la recuperación económica y social del país dependerá de la afectación del aparato productivo. El gobierno se niega a impulsar la recuperación de ese aparato productivo. Ni para MiPyMEs ni para medianas ni grandes se muestra la más mínima intención por estimular a las empresas. Todo indica que lo que no es clientelar para Palacio Nacional, es inservible, no es productivo, porque no es rentable para su politiquería.

Tendremos que esperar al 2022 para comenzar a ver una recuperación de la economía, de sus empresas, de la mano de obra dañada, que para entonces habrá tenido que ceñirse sin gusto a mercados informales, dado el cierre de oportunidades formales. Más informalidad, menos impuestos para el fisco. Autogol.

Nuestro país con toda flexibilidad soporta por única vez, ante una emergencia global de esta magnitud, un déficit fiscal del -5 por ciento para destinar los recursos a rescates: para salarios, para postergar impuestos, para apoyar a todas las empresas porque son creadoras de empleos, para que no los despidan, para impulsar el consumo y empujar la producción una vez que pase la crisis sanitaria. Lógico también, para aliviar a través de la banca de desarrollo la necesidad de créditos blandos por todos, todos los factores de la producción y de la vida nacional: empresas, sí, pero para soportar créditos hipotecarios y al consumo de personas físicas.

¡No! Se ha destinado escasamente un 0.3 por ciento del PIB para tal efecto. Caso de análisis México a nivel mundial de lo que no tiene por qué hacerse, máxime en un país con la flexibilidad financiera como México. ¿Muy baja recaudación fiscal? ¡Por favor! Utilícense herramientas Keynesianas, incluyendo la colocación de bonos, deuda interna, y sí, en el último de los casos emisión primaria. Pero sálvese a la población de tal desastre como el que ya vivimos.

No. Nada de eso. Escuálidos créditos para cubrir a la muy fracasada empresa petrolera del estado, ya quebrada en términos técnicos. Críticas insoportables a Banco de México y a la IP por no consultarle al zar tabasqueño del uso de recursos para apoyar la liquidez del sistema financiero y para líneas de crédito que, qué le importan a López, son IP. No son recursos públicos.

No hubo apoyos fiscales de apoyo a la economía en términos del PIB. Como consecuencia la caída de las economía mexicana será fantástica frente al resto del mundo. Lo peor de todo, sin necesidad alguna.

Así es. Espere una caída profunda del PIB del Q2 2020 del -15 al -18 por ciento.

Caída del PIB 2020 del -8 al -9.5 por ciento.

Para el 2021 con suerte un cierre con PIB 0 por ciento.

Para el 2022 un PIB del 0.5 a 2 por ciento. Habrá que ver.

Ni con tratados comerciales, ni con economías que reboten en forma de “V”, México podrá salir tan fácil de la suma de la bacteria lopezobradorista, el virus covid-19 y la más profunda recesión mundial de que se tenga memoria, tal vez desde la década de los años 80 del siglo pasado, a nivel mundial desde la gran depresión de 1929.

 

 

El empresario de la triste figura

¿Qué le habrán dicho? ¿Qué clase de gritos y sombrerazos vivió don Carlitos Salazar en CCE?

Ahí irá en las próximas semanas Carlos Salazar, presidente honorífico del CCE a presentarle al magnánimo López sus 68 puntos de estrategias para rescatar empresas y empleos.

¿La respuesta de López se la puede usted imaginar? Sí Carlos, gracias. Leeré el documento con mucho interés.

 

Efecto real: Nulo

Un amigo mío de toda la vida, excelente empresario y profesionista me dice que hay que entender que Salazar, el del CCE, el empresario de la triste figura, está en su primer ensayo para que la IP prepare una especie de PND rumbo al 2024 que se le presentará a los candidatos a la Presidencia que para entonces pululen en el ajetreado y fétido mundo de la política mexicana.

Sin la menor intención de contradecir a mi cuate, pero sospecho que frente a lo que ocurre en el país al momento, de ser cierta la estrategia del CCE es adelantar vísperas de forma denigrante, cuando tienen que ser muy específicos para presentar un simple plan que el cerebro del mesías pueda procesar, con un muy delicado ultimátum, donde le informen que o se ponen de acuerdo, o están dispuestos a dejarlo a él en calzones, aún cuando ellos también terminen en la lona y en ropa interior.

Intentar negociar con un peleador callejero ya quedó más que demostrado que es imposible, sí entiende, no acepta. Este señor va por su Movimiento. El país, el buen pueblo, el más jodido, las clases medias y ni qué decir de las altas, le significan un soberano comino.

Quedan dos elementos mutuamente complementarios que son los únicos capaces de salvar al país frente a este soberano rapaz:  El uno, que la sociedad se le enoje por la violencia que va a seguir a la alza después del covid-19 y el brutal desempleo que su genial estrategia generará entre todos los mexicanos.

El otro, que EEUU reaccione y se percate de que 3 mil km de frontera con un gobierno totalitario proclive al socialismo como usted le quiera llamar, pero sí que cubanoide y venezolanoide, es asunto muy grave para la seguridad nacional de los EEUU y metan entonces bríos para frenar al desbocado del sur, antes de que sea simplemente muy muy tarde.

Por lo pronto insisto, como en otros artículos: el sector privado se tiene que ir por su lado, con la ley en la mano, haciendo caso omiso de los planes lopiztas. De lo contrario sentarán las bases para que este gobierno desarticule a la IP mexicana, desestimule a la IED, y aleje a la inversión de cartera. Volveremos a ser una gran República bananera como la de los dorados años setenta, que este gobierno añora y desea.

Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 35 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos impresos, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor, quien nunca ha pertenecido a partido político alguno.