“Primero insisten en que no hay crisis que evitar
y luego que
no hay cómo evitar la crisis…”

José Ángel Conchello Dávila

 

Una de las principales secuelas que traerá la pandemia del Covid-19 tanto en México como en todo el mundo es una crisis económica sin precedentes y la necesidad de que los gobiernos den respuestas asertivas de inmediato para mitigar las consecuencias.

La mayoría de los países ya han tomado cartas en el asunto y con medidas que abarcan préstamos estatales y garantías de crédito a empresas, subsidios de desempleo, diferimiento de pago de impuestos, aplazamientos y subsidios a la seguridad social, prórroga de pagos de deudas e incluso en cobertura del gobierno a servicios básicos, cada país hace sus esfuerzos para reducir las consecuencias económicas y evitar la pérdida de empleos en sus territorios con políticas públicas y reasignaciones que van del 3 a más del 20 por ciento de su Producto Interno Bruto.

El caso de México es un poco más complicado ya que además de que la pandemia llega en un punto decreciente de la economía mundial, la economía en nuestro país venía debilitándose de manera preocupante desde hace más de un año y medio. La falta de inversión y de confianza inició a finales del 2018 cuando a partir de una consulta ciudadana apócrifa se canceló la construcción del aeropuerto de Texcoco y desde entonces con acciones como el ataque del presidente López Obrador a las calificadoras internacionales o como las cancelaciones de las rondas petroleras, de los contratos para los gasoductos y más recientemente de la planta cervecera en Mexicali, se han generado pérdidas incuantificables. El año pasado tuvimos crecimiento cero y eso fue antes de que existiera el coronavirus.

Tan solo el último mes y medio, de acuerdo con datos del Seguro Social, se perdieron 753 mil empleos formales y los sectores más afectados han sido turismo, construcción y servicios. También casi 7 mil empresas han cerrado sus puertas y los estados más afectados han sido la Ciudad de México, Nuevo León y Quintana Roo. Las otras cifras, las de la economía informal seguramente son peores, pero no hay registros.

Es tiempo de que el Gobierno Federal asuma su responsabilidad y al igual que los otros países lo han hecho reenfoque todo su proyecto de gobierno a salir adelante de la coyuntura que estamos viviendo y para ello hay que tomar decisiones. Son muchos los sectores de la sociedad que han hecho propuestas y es evidente que se tiene que actuar. Un gran ejemplo de ello es el documento de 68 propuestas que compiló el Consejo Coordinador Empresarial, a partir de los foros virtuales en donde participaron empresarios, académicos, activistas y políticos de todos los partidos.

No va a bastar con adelantar programas sociales o generar microcréditos, se tiene que reorientar el gasto y prescindir de todo lo que no sea indispensable, como lo son las obras faraónicas.

En épocas como ésta se pone en la balanza el liderazgo y la capacidad de adaptación de los gobernantes y la historia no va a premiar a quien haga una refinería o un tren turístico cuando el petróleo es más barato que nunca y simplemente no hay turismo; la historia va a premiar a quienes logren salir de la crisis más rápido, a quienes eviten más muertes y dolor, y a quienes entiendan que el momento exige altura de miras, dejar atrás la tentación autoritaria y dedicarse a implementar soluciones para atraer inversión, generar empleos y salir adelante.

Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados.

@JCRomeroHicks