Se siente algo de desesperación en el medio ambiente, ciudadanos que antes estaban a favor y que ahora están en contra sumados a los que los que desde un principio han manifestado su animadversión por el jefe del ejecutivo, un día si y otro también, opinan, aconsejan y dictaminan el papel que debe y deberá jugar la oposición, pero sobre todo argumentan que la oposición está muerta y que no hay liderazgos.

Afortunadamente en mucho se equivocan, la oposición existe y ahí está, parece no gustar lo que hay, pero esa es otra historia. Sin embargo, hay dos argumentos que o desconocen o no han reparado a desmenuzar, estos son (1) la selección de candidatos y (2) las alianzas formales e informales.

Toda candidatura se gana en un pacto entre élites políticas, que ésta triunfe depende de que este pacto se mantenga y los ciudadanos que cuidan sus intereses estén dispuestos a otorgar su voto, lo cual en ambos casos es totalmente legítimo.

¿Se han renovado esas élites? No tanto, pero sí lo suficiente para que en la boleta del 2021 podamos ver nuevas caras, muchos jóvenes y sin duda una gran cantidad de mujeres, ello no impide que otras minorías puedan buscar la aprobación ciudadana, grupos de padres de familia a cuyos hijos se les han negado medicamentos para atacar el cáncer, grupos feministas que se han visto invisibilizadas, personas de la tercer edad que no han recibido lo pactado con el ganador de la contienda del 2018, burócratas que se han visto pisoteados y humillados, artistas a quienes se les ha traicionado y un largo etcétera.

El punto fino está en el porcentaje que ocupe la vieja élite política en el conjunto de candidaturas y el porcentaje que ocuparán nuevos cuadros nunca vistos y que no han aparecido antes en una boleta.

¿Cuántos de estos espacios estarán dispuestos a “sacrificar” las cúpulas partidarias en todos los partidos? El mejor equilibrio político, ganará. Esto aplica para todos los partidos, no hay uno que se salve, y esto empeora con la posibilidad de que muchos diputados y presidentes municipales, busquen legítimamente la posibilidad de la reelección. De nuevo y sin duda, el partido político que logre un mejor “arreglo” es el que podrá ganar más.

¿Es posible? Espero que sí, extrañamente hay políticos a los cuales siempre y en todo los vemos en la boleta, de una u otra forma tienen la fuerza al interior de sus partidos para impulsar su propia candidatura, pero no para que las élites les apoyen en campo sumado al cansancio ciudadano que se simplifica con el típico, común y hasta cruel “¿otra vez?”.

Ahora bien, probablemente el tema que más trabajo le cuesta digerir a un partido político sea el de las alianzas o coaliciones ¿Por qué?

Los jugadores cuando llegan a la mesa de negociación le ponen un precio enorme a su participación, casi siempre dicen representar más de lo que los propios números de la estadística electoral indican, es obvio, todos tratamos de maximizar nuestras ganancias, pero ¿vale la pena? La respuesta la veremos a principio de 2021.

No solo es un tema de ceder espacios al interior, sino buscar la forma de que quienes no se vean beneficiados con una oportunidad no rompan con su instituto político, no hay partido que no haya sufrido considerables bajas al interior bajo este principio.

A lo anterior se debe añadir una pregunta más ¿en caso de alianzas, estas serían formales o informales? ¿El ciudadano podría digerir ver a su partido favorito junto a dos o tres que simplemente no le agradan? Si las alianzas son informales ¿los operadores políticos y las élites, están dispuestas a cumplir con la parte del trato que les toca?

Quedan muchas preguntas, pero la más importante es ¿qué tanto están dispuestos todos los partidos políticos con registro nacional y estatal a coaligarse formal o informalmente para hacer frente al proyecto del ejecutivo? En la respuesta está la esperanza.

Cada que el presidente sale a acusar que le quieren quitar el poder, tiene razón…

@DrThe