Revisando las revistas que en este forzado confinamiento he tenido a mi alcance, algunos artículos han atrapado mi atención y he sido cuidadosa al leerlos. En otros, he de decirlo, mis ojos han pasado volando para ver si topaban con algo interesante… Luego de transitar a lo largo de kilómetros y kilómetros de palabras áridas y no tan áridas he descubierto algunas cosas inquietantes que me gustaría compartir en relación al impacto de la pandemia del Covid-19.
- La forma mundial de ver la pandemia me desagrada porque o la gente la ignora o la gente gravita en torno a ella.
- Es un tren de oportunidades políticas, comerciales, económicas, mediáticas.
Jamás el miedo, salvo en la baja edad media, cuando se aproximaba el año 1000 con el fin del mundo, sirvió tanto a los poderosos y la Iglesia terminó con todas las variantes interpretativas de la biblia y apoyaron las autoridades ecumenicas cómo habían de interpretarse los evangelios.
- El miedo y el control son amantes. Al igual que la irresponsabilidad y el hedonismo individual.
- Al parecer, las personas no encuentran un punto medio, cómo sucedió en la baja edad media. El Renacimiento vino a redescubrir el equilibrio del no tanto, no tan poco.
- Pero el Renacimiento necesitó de Mecenas, y la “nueva normalidad”, no se equipara al Renacimiento y sí a los pasajes del antiguo Testamento en donde si haces algo que parezca desobediencia… nunca vas a llegar a la tierra prometida.
- Sin caer en la vulgar posición conspiroparanoide, puedo decir que el miedo empuja a aceptar cambios que no se comprenden pero que prometen la protección de la vida. Estos cambios son sospechosos, la virtualización de todo concluye con la instalación de más ondas electromagnéticas…no es casualidad.
Para terminar y no cansar tu mirada de amable lector, nadie habla de eliminar comorbilidades para fortalecer a las personas en el proceso de autoinmunización y que no resulte en complicaciones y muerte. Nadie habla de la necesidad de reducir la tasa de nacimientos y embarazos no planeados.
Nadie habla de los riesgos de una vacuna para un virus mutable. Y no soy antivacunas. Nadie habla de los autoinmunizados, se ensombrece esta condición con la amenaza de un nuevo contagio…
¡Vamos qué no hay para dónde hacerse y los científicos son ambiguos hasta con su misma incertidumbre!
Mi propuesta, busquemos a los verdaderos Mecenas de un reRenacimiento. Hacen falta Leonardos Da Vincis, Giordanos Brunos, Galileos Galileis, Versalios, etc. qué pudieron comprender y explicar lo aciago del mundo, de la naturaleza, de la vida, sin asustar, sin alarmar, sin caer en misticismos extraños (ahora son los de los modelos matemáticos).
¿Se podrá?
La autora es psicóloga en el Hospital Juárez.

