Seré breve en este artículo, dentro de mi muy limitada capacidad de síntesis.

Ya queda poco por discutir. El presente gobierno nos advirtió que no era cambio de estafeta (del gobierno de Peña Nieto al de López Obrador). Que iba a ser un cambio de régimen.

Todo indica que va mucho más allá del cambio de régimen. Es un movimiento revolucionario y nada pacífico: Destrúyase todo lo logrado en los últimos ochenta años, para corregir el camino desde el principio. No es revisar. Es volver a fundar. La pregunta es, fundar, ¿Qué?

Bueno, me imagino que el país. Ya no me queda claro si quieren refundar a los Estados Unidos Mexicanos, o de plano golpear a la nación, sus cimientos, su estructura, y autoproclamar la nueva República Bolivariana Mexicana, o algo por el estilo.

Lo que vemos día con día es a un Presidente más y más autoritario. Inhabilita a sus propios secretarios, los agota, y en su lugar nombra empleados que le operan secretarías venidas a menos, debido a que la cabeza de cada sector es el mismo Presidente.

López Obrador no es la testa de cada secretaría, no es el titular del Ejecutivo.

López Obrador es El Ejecutivo. El Estado soy yo, —“L’Etat, c’est moi”—. No hay más qué decir.

Por eso él quiere abarcar las atribuciones de los Tres Poderes de la Unión, minimizar a gobernadores, a la sociedad civil y sus organizaciones pro-democracia, de ahí que no se justifican los fideicomisos, y que el presupuesto de la federación, en su cerebro, es poder directo del ejecutivo, más bien del ejecutor en jefe.

López Obrador es un Stalin mezclado con alguna combinación de deidad cristiano-prehispánica. Es un cristo pero con la furia capaz de Huitzilopochtli.

Alguien dentro del propio Poder Ejecutivo me comentaba: “Esto parece más que cambio hacia una nueva democracia o una social democracia, un golpe, un estallido revolucionario. Algo así como la revolución de octubre de 1917 de los bolcheviques en la aún Rusia zarista, o el movimiento de Fidel Castro en 1957, con Batista aún en el poder. López Obrador todo indica que quiere no cambiar, sino decapitar todo lo anterior, y refundar su propio estado mexicano. No es Benito Juárez, tampoco Madero. Es el caos de la Revolución posterior a Madero, sin rumbo claro hasta la fecha”.

En este gobierno nada es coincidencia. Si acaso hay pruebas y correcciones cuando miden mucha resistencia social. Por ejemplo eliminar al INE a través de consejeros “propiedad” del Ejecutivo provocó síntomas negativos para AMLO. Por lo tanto cedieron en los cuatro consejeros seleccionados, de tal forma que se escogieron cuatro relativamente neutrales.

Ahora es asunto nuestro de los ciudadanos, vigilar que esos nuevos cuatro consejeros junto con los otros, sean absolutamente neutrales. Y que su labor sea la transparencia, la legitimidad democrática y libre de las elecciones del 2021 y siguientes.

Lástima Margarito, las elecciones intermedias del 2021 serán legales, por cuanto a los organismos vigilantes, la sociedad civil y los partidos políticos.

¿Y López y su mafia?

Bueno, ellos van a buscar ganar a través de su base electorera que esperan incrementar mediante la distribución de recursos directos, así como el adoctrinamiento populachero que lleven a cabo los servidores de la Nación.

Por todo lo anterior es tan importante que la sociedad civil se organice más allá de las marchas en automóvil sonando cláxones y con mantas de “fuera López Obrador”. Eso no sirve de mucho. Necesitamos líderes nuevos, tal vez líderes natos, espontáneos, que surjan de una sociedad harta, hasta el cogote de tanta estupidez y destrucción nacional. ¿Será eso posible acaso antes de las intermedias?

 

A Falta de resultados, el show de Lozoya

Mire usted que este gobierno ha sido una decepción. Para los que votaron por él, y para los que le otorgamos el beneficio de la duda.

La sociedad mexicana no quiere asaltar ningún cuartel Moncada, ni tampoco izar una bandera roja con hoz y martillo debajo del lábaro patrio.

Quiere solución a cuatro temas que fueron los que motivaron la búsqueda de respuesta social en un cambio; y López Obrador se esperaba que fuera la esencia del gran cambio demandado: No corrupción, no impunidad, disminución drástica de la brutal violencia y rumbo legítimo a la social democracia.

De los cuatro grandes compromisos que juró cumplir López por y para la sociedad, todos han empeorado. No por Peña, ni por Calderón. Porque López está empeñado en su sueño, en su dimensión alterna. Él planea el futuro involutivo, regresar a Benito Juárez para desde ahí reconfigurar quién sabe qué diantres de futuro.

Por si fuera poco, y de ahí lo más grave, juró, juramentó aquel 1 de julio del 2018, cumplir, hacer guardar, defender y proteger la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las Leyes que de ella emanen.

Hasta el momento no ha hecho sino procurar violarla desde cualquier ángulo, ante su impotencia para cancelar la Constitución Mexicana, y sustituirla por una nueva constitución 4T, que sabe el destino qué signifique.

Así de bajo hemos caído.

 

Así será el siglo XXI mexicano: avanzar hacia el pasado

Más violencia, más corrupción, más impunidad, ahora una crisis económica como nunca se ha visto en la historia de las métricas nacionales. Desde un principio los análisis de regresión pintaban oscuro este sexenio. Tal vez por eso tanta tirria con las mediciones monetarias, con el  neoliberalismo. Más que por sus pecados, porque la teoría monetaria el pequeño dictador simple y sencillamente no entiende.

Ahora la crisis económica que ya era evidente el año pasado, se convirtió en holocausto económico. ¡Veinte millones de mexicanos sin empleo!, por la irresponsabilidad, por la negligencia de un señor que quiere pasar a la historia, hacer su propia revolución, para construir  historia. Que en la posteridad, lo pinten junto a Hidalgo, Morelos, la Corregidora, Madero y Zapata. Bueno y si se puede y cabe en el cuadro, Cárdenas también.

El señor López Obrador no entiende de contagiados ni muertos por la pandemia. Más bien, le valen tres cacahuates.

Ya lo dijo en días pasados en el espectáculo del avión presidencial; que no le preguntaran de huracán, pandemia, economía y violencia. Que lo importante era el avión, ese exceso, —el avión—, que  hizo voltear de envidia a todos los líderes del Orbe. Vaya que tan majestuosa residencia aérea no la tiene y la envidia cualquier jeque del Medio Oriente.

Así es el cerebro distópico de López: acá, mi show es más importante que la pobreza, el desempleo, las muertes o los contagios por Covid-19.

¿Cómo se atreven a criticar mi comida con la mamá del Chapo o ese detallito con García Harfuch del cártel Jalisco Nueva Generación y demás cárteles del país y de la CDMX ? ¡Pueblo desagradecido!

Vean. ¡Acá mis muñecos despista idiotas. ¿Quién le montó el espectáculo a López? ¡Ah claro! Televisa o Azteca. Pero, ¿Para qué depender de externos si tenemos en casa a un genio de la telenovela? Se llama Epigmenio. Además él es fiel apóstol de mi progreso-regresivo, de mi propuesta de universo alterno. Por lo menos que nos de las ideas centrales.

A López le urge el espectáculo tres pistas, cual evento principal de Las Vegas, o qué se yo qué le fosforea por las meninges a este Presidente fallido que todavía no sabe que es fallido.

Dentro de su proyecto “de revolución Pacífica”, ¿qué son 50, 100 o 150 mil muertes y tal vez 1 millón de contagiados? Son figuras de lladró baratas, que son descontables ante el bárbaro éxito que tendrá su gran cambio. López está seguro que su sistema, su movimiento, perdurará por lo menos cien o ciento cincuenta años en esta nueva república medio democrática que el dilucida para el pobre pueblo mexicano.

Primero los Pobres”. Por eso el señor López Obrador se asegurará de que en vez de cincuenta millones su gobierno termine con un saldo de por lo menos cien millones de pobres. Pobres de pobreza grave, y pobres idiotas, que votaron por López, creyentes en un flautista capaz de domar cobras. Manso pueblo que creyó en un redentor, cuando le dieron el poder a una especie de anticristo.

 

El Fenómeno es Global

En Turquía, en Hungría, ahora en Polonia, Rusia, en varios países de África, ya acá en Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, EEUU, y claro está, en México. Cunde el populismo, demagógico, totalitario. Más de izquierda o de derecha. Al final se pueden hablar. Dialogan.

Recuerde lo que escribo en estas líneas: De no surgir un líder social inteligente, México está perdido por lo menos el resto de esta década.

Este señor va a tolerar a las empresas que él quiera que se desarrollen en el país.

Las que se le pegue la gana nacionalizar, expropiar o limitar, tal cual lo hará.

¿El T-MEC? Bien gracias. Ya lo verá. Con demandas internacionales, provocando un mayor aislamiento de México en los foros internacionales, pero así va a trabajar López el resto de su sexenio. La Economía Energética: esa es para el gobierno. Olvídese de ilusiones.

 

 

El Circo Lozoya

El circo Lozoya, para darle distracción al pueblo y para justificar que la energía nacional al no ser cuidada por el gobierno, engendra un cártel neoliberal de corruptos, más mortal que el CJNG, el peor de todos, educados en el extranjero para venir a explotar y robar al pobre pueblo bueno y sabio del país, para violar su integridad. Por eso todos los recursos energéticos  nacionales, sin distinción de hidrocarburos, energías, de transición, energías limpias y otras, todas, en el involutivo cerebro lopeziano representan una sucursal de la madre patria, que debe únicamente confiar su soberanía o virginidad al gran gobierno de la 4T. Esa es la filosofía simple, engaña tontos, inmoral, que ya impone López con su famosa 4T anti progreso, anti mercados, anti T-MEC, anti pobres, anti siglo XXI.

El circo Lozoya servirá para meter a la cárcel a quienes le estorben (debida proporción guardada, lo que al nazismo fueron los judíos, los neoliberales estorbosos son para la 4T), eliminar a enemigos, limitar la libertad de expresión. Supuestamente para combatir el narco, la corrupción y el crimen, poco a poco veremos más militares en todos los ámbitos de la vida nacional.

 

¡Ah, claro. Los militares!

El circo Lozoya, junto al circo del avión presidencial serán los distractores engaña buen pueblo sabio medio tarado.

Pero el asunto de las Fuerzas Armadas es tema aparte. Le servirán al final de cuentas para pintar su raya y definir como buen déspota quién es el que manda en este nuevo juego. Los que se hayan subido a su juego, se beneficiarán mucho, mucho más de lo que nos podemos imaginar.

En esta nueva dictadura antidemocrática mexicana, –si la dejamos evolucionar–, habrá una nueva oligarquía.

La familia, los cercanos, los cuates, los empresarios que se le supieron arrastrar (sí, esos que fueron al viaje a Washington), van a volverse más millonarios que cualquier fortuna actual mexicana. La impunidad aumentará. Tan es así que el Gobierno de la no-democracia se fortalecerá también de la mano de un grupo de malosos a los que empoderará más de lo que imaginamos, a cambio de que pacifiquen el país, que controlen el sub-mundo del híper poder global, impidan la violencia social, y generen riqueza para este gobierno.

Las Fuerzas Armadas mientras tanto obedientes, se dedicarán al DN-III, a ser constructores, crear empresas donde a López se le pegue la gana, a vigilar, administrar, operar carreteras, ciudades, puertos, y recintos fiscales, hospitales, Banco del Bienestar, y todo lo demás que al gran dictador mexicano se le ocurra que sirve para darle más poder a su poder.

Por cierto que muchas de estas tareas entregadas a las Fuerzas Armadas van en contra de lo dispuesto en el artículo 129 de nuestra Carta Magna, que ordena que el ejército y la Marina en tiempos de paz, solo podrán hacer labores estrictamente ligadas a la disciplina militar. En sentido total las Fuerzas Armadas no pueden ser constructoras de aeropuertos, refinerías, carreteras, y menos aún, vigilantes y administradoras de puertos y recintos fiscales. El Presidente y toda su camarilla se pasan por las partes nobles a la Constitución Mexicana, la cual por cierto no tiene por lo pronto capacidad de cambiar, por más que demuestra que a su sacra voluntad se le pega la regaladísima gana hacerlo.

Si ya se le olvidó al Presidente, vale recordarle que tal vez el secretario de comunicaciones y transportes que le renunció lo hizo, porque también el capricho del tlatoani viola la Ley de la Administración Pública Federal que demanda que sean autoridades civiles debidamente profesionalizadas, las que administren las aduanas.

Por último y conviene dejarlo claro, parece aunque sea especulación, que este Presidente tiene pensado dejar según la regla del dedazo y para el 2024, el poder de la Nación en manos castrenses, pues que desde ahora les delega prácticamente la operación íntegra de la Nación. Entonces, ¿Por qué no volverlos a sentar en la silla del águila? Total que ni siquiera cien años han pasado desde el último general que presidió el ejecutivo mexicano.

Usted decide: impulsamos la democracia para las intermedias, o el escenario que acabo de describir más que catastrofista, es un simple esbozo, de lo que ya hoy estamos viviendo.

Usted, sí usted ciudadano mexicano decide.

¡Decide mexicano, qué quieres que sea tu país!

No busques medias tintas ni que un dios resuelva.

Tienes que decidir tú el destino de tu Patria y la de tus hijos.

La opción tétrica es llegar al:

¡Mexicanos, pongan todos!

¡Mexicanos, tomen todos!

¿Ya ven? Ni soy breve, ni tengo capacidad de síntesis.

Tal vez esa debiera ser mi rúbrica personal.

Entonces la de AMLO debiera ser: “Gracias por su voto. Ahora jódanse todos”.

 

Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 35 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos impresos, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor. Efrén Flores nunca ha pertenecido a Partido Político alguno.