En la carrera a las elecciones del 2021; existen quienes quieren aferrarse al poder, quienes quieren volver al poder y quienes quieren llegar a él compitiendo en la misma por primera “ocasión”. Con esto me refiero al menos a 13 partidos políticos que buscan colocar a sus candidatos en las urnas para ser elegidos mediante el sufragio de los mexicanos.
Por si no fueran suficientes los partidos políticos en México, aún nos dividimos más. Actualmente el PRI, PAN, Morena, PRD, PT, MC y PVEM son quienes conservaron el registro y probablemente seis nuevas organizaciones políticas aparecerán en las urnas: Redes Sociales Progresistas, Encuentro solidario (antes Partido Encuentro Social), Grupo Social Promotor por México (antes Nueva Alianza), México Libre (encabezado por Margarita y Felipe Calderón), Fuerza Social por México y Fundación Alternativa. Estos no emanan de la de demanda ciudadana sino de sindicatos o actores políticos, lo cuál dista de fortalecer la democracia.
El financiamiento rondará un total de 51.6 millones de pesos para cada nuevo partido durante su primer año de existencia y 136.6 millones de pesos para las elecciones del 2021. El problema no es destinar recursos para la representación de los ciudadanos dentro de los mismos, sino que es una constante de aparecer y desaparecer en las urnas volviéndose en un negocio y no una cuestión de voz para los mexicanos. De estas probables seis nuevas representaciones políticas, probablemente perduren dos como máximo en el transcurso de un sexenio. Por mencionar un ejemplo: de 1990 a 2014 se registraron 102 organizaciones que solicitaron registro, de las cuales 28 lograron el reconocimiento por parte de la autoridad electoral y solo cinco (MC, Morena, PRD, PT y PVEM) permanecen con registro.
Con tantas fuerzas políticas o facciones, lo único que se logra es fortalecer a quien está en el poder y los partidos “pequeños” o conocidos como “satélite” se vuelven clave para el mismo ya que le darán la mayoría que necesitan o los votos necesarios para aprobar cambios. Por mencionar un ejemplo: aunque compitan 13 candidatos al cargo de diputado federal por distintos partidos, solo uno ganará (representará) y no necesita de la mayoría sino la pluralidad incluso aunque la abstención sea mayor a la intención de voto. ¡Vaya legitimidad!
Los partidos políticos de oposición deben anteponer el bien común de los mexicanos para revertir el desastre que se está viviendo en esta administración con una crisis económica no vista desde 1932, la inseguridad desbordada, la pandemia que no se ha domado, la pobreza creciendo cuando en discurso la 4T pone como prioridad, un país militarizado, dependencias como PEMEX y CFE al borde del colapso y la confianza de la inversión nacional y extranjera perdida. Esto solo puede ser posible uniendo fuerzas en las próximas elecciones de gobernadores, diputaciones locales y federales y ayuntamientos.

