Apenas el pasado 8 de septiembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó el Paquete Económico 2021 a la Cámara de Diputados. A través de un comunicado, la dependencia se adelantó a las críticas y presiones al plantear que el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2021 “se caracteriza por ser sensible a los retos que enfrentamos como país y sociedad ante la coyuntura actual, responsable en el manejo de las finanzas públicas y balanceado en el gasto lo que permitirá enfrentar la recuperación económica”. Aseguró que el PPEF 2021 está construido sobre criterios como la promoción de un gasto público austero, efectivo y eficiente.
El documento también explica que en el PPEF 2021 se privilegia el gasto en salud para atender la emergencia sanitaria derivada de la coyuntura del Covid-19, así como la inversión física y el gasto de infraestructura que favorecerán la reactivación económica y la creación de empleos. ¿Y el sector primario? ¿Y los productores agropecuarios? ¿En qué renglón entran los apoyos al sector que más ha contribuido precisamente en la emergencia para mantener alimentada sin contratiempos a la sociedad y con ello mantener una estabilidad social? ¿Sigue la cuatroté sin entender la relevancia de este sector? No sólo no la entiende, sino que tampoco la ubica como factor de estabilidad social.
¿Qué hará el Legislativo? ¿Cuál será su margen de maniobra? En términos reales, los diputados saben que no podrán hacer cambios sustantivos a los deseos presidenciales. Los mismos legisladores de la Comisión de Hacienda ya preveían un recorte de entre 600 mil millones y un billón de pesos, lo que incluso podría verse reflejado en aumento de impuestos y deuda pública, aunque el secretario de Hacienda asegure lo contrario. Es decir, pasaría las previsiones legislativas apuntaban a que pasaríamos de 6.5 billones de pesos a aproximadamente 5.8 y 5.9 billones de pesos. Si de por sí ya la cobija no alcanzaba…
En este escenario el sector agropecuario, uno de los más golpeados en su presupuesto por el gobierno de la cuatroté, ha padecido recortes desde el 2019, cuando solo se asignaron 65 mil millones de pesos, mientras que en el 2020 solo se destinó un aproximado 47 mil 576 millones de pesos. Para el 2021 hay un incremento de 1,714.7 millones de pesos: la propuesta es de 49,291.6 millones de pesos. Lo relevante es que ese recurso estará destinado principalmente a programas sociales y fertilizantes. La productividad simplemente no es de su interés, incluso desaparecen el programa de Vinculación Productiva.
Pero son los ganaderos los más golpeados al desaparecer sus dos programas: Crédito Ganadero a la Palabra y Fomento de la Ganadería y Normalización de la Calidad de Productos Pecuarios. Así, sin darles la oportunidad de exponer sus necesidades, su planes o proyectos de mejora, de aprovechamiento. Sin oportunidad de defenderse los enfilan a la quiebra en medio de una brutal contracción económica a nivel mundial por la pandemia. ¿Por qué la saña? ¿Será que los ubicarán como fifís respecto de los productores de autoconsumo, aunque solo tengan una o dos cabezas? ¿Será respuesta al rechazo presidencial clasista? ¿O será la forma de cortarle las alas al Coordinador de Ganadería en su vuelo por la gubernatura de Zacatecas? Lo cierto es que la estocada contra ese sector ya está dada. Al respecto, el presidente de la Comisión de Ganadería, el diputado Eduardo Ron Ramos, advirtió que se verán afectados la crianza de ganado y el abasto nacional, por lo que se recurrirá a importaciones de mala calidad.
Y en tiempos de incertidumbre sanitaria, la sanidad, que es determinante para la efectividad de la producción y salud humana y animal, también se ve afectada. Con los presupuestos anteriores ya se han cancelado los apoyos para sacrificar en rastros TIFF, la inspección y movilización de productos, campañas fito y zoosanitarias, barridos en ganado, los sistemas de trazabilidad pecuaria y laboratorios, por mencionar solo algunos. Se espera que para el 2021 el presupuesto para sanidades agroalimentarias se reduzca de 4,028.9 millones de pesos a 3,223.1 mil millones de pesos.
En la víspera de la entrega del proyecto presupuestal, legisladores, representantes de organizaciones campesinas, productivas y agroempresariales, a través de un foro en el Senado de la República, enviaron mensajes, guiños y hasta advirtieron que la autosuficiencia alimentaria de México está más que en duda, en riesgo. Sin embargo, fueron ignorados en las cuentas de Arturo Herrera. El diputado Eraclio Rodríguez Gómez (antes de Morena y actualmente del PT), presidente de la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, reprochó el abandono a los pequeños productores y advirtió que dependeremos aún más de la importación de maíz, huevo, leche, carnes de res y aves, entre otros, “La pobreza en el campo se va a agudizar”, sentenció.
Nuevamente el presidente López Obrador ha decidido descuidar a la vaca que da leche y fortalecer las rutas asistencialistas —y electoreras— condenando a un estruendoso retroceso productivo a un sector que mantiene su fuerza gracias al esfuerzo de las mujeres y hombres que trabajan de sol a sol para alimentar a una nación a la que se le engaña mañaneramente con que se atiende a los campesinos como nunca antes porque ellos no son iguales y por tanto no hay corrupción, ni tampoco presupuesto ni esperanzas. ¿Y la estabilidad social? Al tiempo.
Adelanto: ¿Ha escuchado sobre la organización Mariana Trinitaria? pues de eso le contaremos en nuestra próxima colaboración porque la SADER está firmando “convenios” muy “convenientes” con una estructura que ya ha sido severamente cuestionada por desvío de recursos y opacidad en su manejo. ¿Le suena? Como que ya es algo de todos los días en este desgobierno.
@int_rural