Dentro de todas las marchas de protesta que se han desarrollado en el transcurso de los nueve meses de este año 2020, ha habido algunas que se manifestaron de manera particularmente violenta, tal es el caso de la marcha que se realizó el día lunes pasado. Cuando un grupo de mujeres vestidas de negro y con pañuelo verde al cuello, marcharon a favor del aborto y de su despenalización, partiendo del Monumento a la Revolución y con la intención de llegar al Palacio Nacional.
Según las crónicas y relatos periodísticos las manifestantes actuaron con violencia expresando la rabia contenida por la cada vez más indiferente o reprobatoria respuesta de la autoridad frente a sus reclamos. La policía de la Ciudad de México contuvo la marcha rodeando a las mujeres y cercándolas para evitar su avance. La actuación violenta produjo varias mujeres lesionadas entre las agentes de policía y manifestantes. Si bien los reclamos son legítimos, debido a la nula atención a sus reclamos, se expresan de forma violenta, sin tener necesariamente el resultado buscado pues alcanzan el rechazo de una parte de la población.
En el mundo se ha activado una Alerta Naranja para erradicar la violencia en contra de las mujeres. La violencia contra las mujeres no es exclusiva de algún sistema político o económico; se produce en todas las sociedades del mundo y sin distinción de posición económica, raza o cultura. Las estructuras de poder de la sociedad que la perpetúan se caracterizan por su profundo arraigo y su intransigencia. En todo el mundo, la violencia o las amenazas de violencia impiden a las mujeres ejercitar sus derechos humanos y disfrutar de ellos. En términos generales, la violencia familiar representa un grave problema social, ya que se estima que alrededor del 50% de las familias sufre o ha sufrido alguna forma de violencia.
Tenemos que cambiar los patrones culturales que la socialización de los seres humanos ha alcanzado y que otorga características de forma diferenciada y auto excluyente, que asigna estereotipos definidos a la mujer el espacio de la fragilidad y la sumisión, mientras que al hombre le confiere el de la fuerza, la agresividad y la violencia. La violencia hacia las mujeres consiste en violación, abuso y hostigamiento sexual, lesiones y hasta el feminicidio; agresiones en el ámbito doméstico, social o de trabajo.
En la comunidad internacional y la sociedad civil han puesto mayor interés respecto de los derechos humanos de las mujeres. En esta materia se han registrado diversos avances legislativos para el reconocimiento de sus derechos, generando con ello mayores oportunidades de participación en la vida social y política. En tales circunstancias estas normas cumplirán su propósito cuando desaparezca la violencia sistemática contra las mujeres y niños. La lucha para combatir y erradicar la violencia, no debe ser exclusiva de institución o grupo social determinado. En esta acción debemos participar tanto las instituciones públicas como la sociedad civil en su conjunto.