Esta pudo ser la expresión de Mafalda al enterarse de la muerte de Quino. Es una de sus más célebres frases. implica un acontecimiento que sacude fuertemente la vida del lector, un parteaguas que mueve a la reflexión e invita a la liberación de situaciones tristes, negativas o penosas, a superarlas y retomar el camino. La reacción normal de un vástago ante la ausencia de su progenitor.
Quino, humorista gráfico e historietista argentino, tuvo la original idea de concebir la caricatura del personaje de una pequeñita simpática, atrevida, desinhibida, ingeniosa, y al propio tiempo, contestataria, aguerrida, y filosófica. En la narrativa cotidiana supo transmitir al mundo, a través de Mafalda, sus preocupaciones, alegrías, anhelos, frustraciones, rodeadas de buen humor, enseñanza y socarronería.
El personaje de Mafalda fue publicado de 1964 a 1973, en Primera Plana, El Mund” y Siete Días ilustrados. Quino mencionó en “Mafalda inédita” que se despedía, porque “estaba agotado y no podía insistir sin repetirse”. Fue tal la relevancia de este personaje que casi a cinco décadas de haber dejado de publicar su tira cómica, sus frases, su filosofía, su buen humor y su inigualable sarcasmo siguen vigentes.
Mafalda, con su característico ingenio, escribió su carta de aceptación de trabajo en “Siete Días”. Tomo de esta epístola parte del primero y del último párrafo: “Señor Director de Siete Días: Un amigo mío, el dibujante Quino me dijo que tenías mucho interés en contratarnos a mi y a mis amiguitos…para que juntos trabajemos todas las semanas en tu revista. Aceptamos con mucho gusto…Entre las cosas que no me gustan están: primero, la sopa, después, que me pregunten si quiero más a mi papá o a mi mamá, el calor y la violencia. Por eso cuando sea grande, voy a ser traductora en la ONU. Pero cuando los embajadores se peleen voy a traducir todo lo contrario para que se entiendan mejor y haya paz de una buena vez. Mafalda”
Joaquín Salvador Lavado Tejón (Quino), fue un escritor gráfico brillante en la metáfora, agudo en la ironía, fino en el sarcasmo, reverente para el dolor histórico. Sutil en la apreciación literaria. Para ilustrar sus ideas Mafalda igual participaba en la más reciente polémica, conversaba acerca de los clásicos, comentaba la actidud de los políticos, recordaba a los personajes históricos o al más fresco acontecimiento.
Creo que el mejor tributo para honrar la memoria de Quino, es recordar las características de su personaje favorito, producto de su gran ingenio literario que marcó un hito en la tira cómica y descubrió un nuevo sentido de la profundidad humana, combinada de ingeniosa y original agilidad reflexiva. Aunque resulta imposible mencionar en unas cuantas líneas la magnitud de su obra, trataré de señalar algunas frases inmortalizadas por Mafalda.
Sus ideas abarcaron todos los temas. Mafalda Preocupada siempre por la paz del mundo envió un extraordinario mensaje al igual que los líderes más reconocidos del planeta: “Desde esta humilde sillita formulo un llamado a la paz mundial. ¡Total!… parece que hoy en día el Vaticano, la ONU y mi sillita tienen el mismo poder de convicción ¡Ejhem!”
Alfonso Reyes, señaló que el humorismo tiene derecho a ser considerado como una verdadera filosofia. “Consiste su secreto en la percepciòn de las incongruencias del universo, en el sentido antilogístico de la vida y es como la huella espitirual que nos deja esa paradójica experiencia: la naturalidad del absurdo. Entonces el chiste no hace reir sino meditar, tambièn temblar. Y el humorista emancipado del prejuicio racional, adquiere tanta anergía como el filósofo”. Sin duda Alguna, el humorismo de Quino expresado a través de las frases de Mafalda hicieron reir al mundo por agradables y oportunas, pero en muchas ocasiones se convirtieron en motivo de incidencia sobre conceptos fundamentales: “No ando despeinada, mis cabellos tienen libertad de expresión”.
Al final de cuentas, el humorismo no es más que la resultante de la libertad para expresar lo que se quiere y lo que se piensa: Voy al mercado y vuelvo, no le abras la puerta a nadie por más que llame ¿eh? -Bueno. -¡Mamá! -¿Y si es la felicidad?
Creo que es más difícil hacer reír que hacer llorar a las personas. Contar una historia triste no es tarea compleja, solamente se necesita darse a entender en una buena narrativa. Pero hacer reír, es empresa difícil, es necesario contar con inteligencia, ingenio y oportunidad.
Si los seres humanos desde temprana edad aprendiéramos a ver la vida con optimismo y sentido del humor, estoy segura de que el bullying y las ofensas disminuirían notablemente, siguiendo el sano consejo de Mafalda: “Los cheques de tus burlas no tienen fondo en el Banco de mi ánimo”.
Quino hace que Mafalda sienta atracción por las elucubraciones científicas, literarias y artísticas y de manera desenfadada e imperceptible invita a sus lectores a interesarse: “Pensar que este sol, este mismo sol alumbró a Shakespeare, a Pasteur, a San Martín, a Bach ¡Contágiame!”.
También presenta los momentos en que por sabio que resulte el consejo, el ánimo no se encuentra en aptitud de tomarlo: “Conócete a ti mismo. —Buen consejo —Pero hoy no tengo ganas de andar haciendo turismo por dentro mío”
O las reflexiones irreverentes sobre la existencia: “La vida comienza a los cuarenta. ¡¿ Y entonces para que cuernos nos hace venir con tanta anticipación?!”
El toque de gracia, presente aún en sus más serias consideraciones. Como aquella en la que Mafalda desaprueba a las personas interesadas y egoistas: “El problema es que hay más gente interesada que gente interesante”.
Tampoco se olvidó del humor negro: “¡Si todo el mundo dice que la vida es la mejor escuela! ¿para qué ir a la escuela? ¿para que qué ir a otra, digo yo? ¿no aprendemos de todo, en la vida? ¿qué tiene de malo esta escuela de la vida? —Que las fiestas de los egresados son siempre un velorio!
La ágil pluma de Quino se deslizó con gran facilidad. Tuvo como caractéres dominantes la percepción cierta, libre y objetiva de los avatares de la existencia, que supo transmitir mediante un peculiar estilo humoristico, informado, reflexivo y motivante, que cobró vida en las aguas de su elocuente imaginación con la creación de la entrañable Mafalda, quien se convirtió en un ícono de opinión.
Concluyo con esta frase de la inolvidable Mafalda que, en lo personal, me parece particularmente hermosa: “Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría”.
Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
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