Por Paulina Axotla Flores

 

El mundo sigue sin una vacuna para combatir el virus de SARS-CoV-2. Países como España, Reino Unido, Francia e incluso México, empezaron a salir a las calles con el fin de atender la crisis económica que trajo la pandemia. Los comercios y restaurantes abrieron por primera vez en semanas y para muchos representó el fin de un encierro y la adaptación a una nueva normalidad.  Por unos meses, vimos en las noticias como los ciudadanos comenzaron a salir a las calles con cubrebocas tratando de mantener una distancia de los demás, pero participando de la economía local. Ese momento represento un respiro para el mundo. Sin embargo, la amenaza no se eliminó, el virus seguía presente en la realidad nacional de muchos países. Estados Unidos, ha superado los 6 millones de contagios, México esta a punto de llegar al millón, la cifra de fallecimiento parece no dar tregua y el mundo se enfrenta ante la segunda ola de contagios de COVID-19. Ante este contexto que genera más preguntas que respuestas, el sistema internacional se enfrenta ante la mayor coyuntura desde la Segunda Guerra Mundial.

Las preguntas claves son: ¿Qué va a pasar cuando exista una cura? ¿El sistema internacional se modificará completamente o estamos frente una amenaza que puede ser superada con los mismos esquemas de siempre? La respuesta es incierta, sin embargo, los actores de este sistema han tratado de mitigar las consecuencias de la pandemia mediante dos estrategias: el control nacional aislado y la competencia por el desarrollo de una vacuna que salve al mundo. En primera instancia, tenemos que los países han optado por establecer una batería de medidas y restricciones a su población con el fin de evitar la propagación de contagios. Algunos casos ejemplares han sido Australia o Nueva Zelanda en donde su población cooperaron de manera ordenada con lo dispuesto por los gobiernos, pero por otro lado tenemos el caso de Estados Unidos en donde las medidas se han vuelto un abanderamiento político que se discute tanto en los supermercados entre vecinos como en los debates presidenciales.

En segunda instancia, la cooperación internacional entre Estados, compañías farmacéuticas y universidades alrededor del mundo ha estado marcada por la competencia por el desarrollo de una vacuna que impida la propagación del virus SARS-CoV-2. Se han desarrollado redes de países que permitirían la distribución de dosis entres sus connacionales, mecanismos de diálogo entre farmacéuticas y muchas promesas que, de tener una vacuna, esta será repartida equitativamente. Lo irónico de la situación es que hasta la fecha no hay una vacuna que haya sido aprobada para su producción y distribución. Por lo que el mundo se ha movido alrededor de un concepto que sigue siendo una promesa sin cumplir. Esta solución si bien aun no puede ser ejecutada en la realidad, si ha movido miles de millones de dólares y se ha convertido en la nueva moneda de cambio entre los países y las empresas. Aunque las empresas de carácter trasnacional eran un actor consolidado e influyente dentro del panorama internacional, hoy más que nunca tienen el mundo pendiendo en sus decisiones y movimientos. La geopolítica de nuestra actualidad debe tomar en cuenta en la generación de estrategia a estos actores porque llegaron para posicionarse como nuevos puntos de inflexión y poseedores de poder.

En la nueva realidad que estamos viviendo indica que el virus ha llegado para quedarse. Las consecuencias de los cambios que esta generando en el sistema internacional siguen siendo inciertas. Sin embargo, lo que podemos asegurar es que esta pandemia lo que realmente está haciendo es cuestionar todas las normas de la globalización como las entendíamos hasta antes de que iniciar esta situación. ¿Cómo se relacionarán los países después de la pandemia? ¿El comercio y la economía seguirán siendo el centro de las relaciones internacionales? ¿Qué pasará con el turismo internacional? ¿El distanciamiento social será la nueva forma en la que los seres humanos podremos sobrevivir ante las enfermedades que vayan surgiendo? Estas son solo unas cuantas preguntas que la segunda ola del COVID-19 esta despertando en todos los actores del sistema internacional. Mientras no haya una vacuna que nos permita controlar la pandemia, estas preguntas seguirán estando sin respuestas.

La autora es egresada de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México. Actualmente colabora como asistente académico dentro de la misma Facultad y cursa la Maestría de Asuntos Internacionales en su Alma Mater.