En otra más de las grotescas contradicciones del gobierno de la cuatroté, comenzamos a ver el desgrane de funcionarios públicos que llegaron a los cargos comprometidos con el proyecto del residente López Obrador pero que ahora van por su propio sueño electoral, de la misma forma que lo hicieron por sexenios los chapulines de antaño, esos que se supone están erradicados, acabados por la gracia presidencial. Sin haberse desempeñado medianamente bien en el cargo que se les confirió, se creen con las aptitudes suficientes para ir por otro con más responsabilidades y más presupuesto.
En febrero pasado, el presidente reconvino a sus superdelegados para no buscar promocionar su imagen personal con miras al próximo año que es electoral. AMLO les recordó que portan un “halo inmaculado” y les espetó airadamente: “Nosotros no necesitamos eso. Eso es politiquería, utilizar los programas sociales, lo que hacían antes. Ahora sí que ‘fuchi…’”. Con esa línea, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación prohibió a los coordinadores realizar promoción personal durante la entrega de programas sociales. Un mensaje presidencial que dejaron en visto.
En este contexto y luego de una larga espera, comenzó la desbandada del gabinete, primero en el área de la seguridad, con la renuncia de Arturo Durazo así como la de cuatro “superdelegados” y el Coordinador General de Ganadería de la SADER. Todos en medio de duras críticas por la falta de resultados efectivos al frente de sus cargos, pero eso sí con muchas ganas de ocupar otro con más proyección política y mayor presupuesto.
El sector agropecuario registra baja con la salida de David Monreal Ávila, el hermano del coordinador de los senadores de MORENA. El anuncio genera un sentimiento ambivalente: alegría porque finalmente la ganadería dejará de estar en manos de un funcionario a quien no le interesó su encomienda administrativa y mucho menos el fortalecimiento de un sector tan relevante para la suficiencia alimentaria del país. Triste porque busca conducir el destino de una entidad donde los productores podrían verse afectados por la falta de compromiso del fresnillense.
Su desempeño en la SADER ha sido muy cuestionado por la operación de un programa supuestamente “estrella” y que terminó estrellado al grado que ya desapareció del Presupuesto Federal por su estrepitoso fracaso: Crédito Ganadero a la Palabra. Las denuncias y observaciones han estado presentes desde su arranque.
Destacan las denuncias de diversos ganaderos —principalmente de Oaxaca y Guerrero— beneficiarios de ese programa que señalaron haber recibido ganado enfermo, sin las guías sanitarias adecuadas, desconociendo el origen del ganado que se les entregó. Además, han tenido que endeudarse con animales que supuestamente les iban a servir para capitalizarse y al final, se murieron sin conocer bien a bien la enfermedad o razones de la muerte a pocos días de llegar a sus ranchos.
A estas denuncias se suma el resultado de la evaluación sobre los “Avances y retos del Programa Crédito Ganadero a la Palabra 2019-2020” del CONEVAL que habría alertado sobre serias deficiencias en la infraestructura y capacitación de los ganaderos beneficiarios, así como en la desinformación y confusión que generaban los “Servidores de la Nación” al empadronar a los beneficiarios, además de subejercicios del programa. Ese programa “estrella” que comenzó con un presupuesto de 4 mil millones de pesos en 2018 y pasó a mil millones en 2019 y 2020, respectivamente, para finalmente, desaparecer en el próximo ejercicio presupuestal.
Por su parte legisladores de diversos partidos de la Comisión de Ganadería conocieron las denuncias, pero nunca la respuesta de David Monreal Ávila, que desoyó el llamado a comparecer ante el Legislativo para aclarar la ineptitud con que operó el programa ganadero y lo dejó en franco detrimento de la ganadería nacional. ¿Será que estas son las cartas que esconderá bajo el mantel el excoordinador general de Ganadería en su búsqueda por la gubernatura de Zacatecas?
En la rebatinga electoral desde el Senado llegan los golpes bajos para Monreal. El presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería en el Senado, José Narro, quien también tiene puesta su mira en la gubernatura zacatecana, alimenta la imagen de corrupción al ventilar su preocupación “por la falta de información y transparencia del Programa Crédito Ganadero a la Palabra que preside mi paisano”.
Zacatecas podría tener un gobernador emanado de una plataforma campesina, rural, aunque ninguno de los dos tiene con qué comprobar su verdadera aportación para el beneficio del campo mexicano. David Monreal lleva a cuestas las sentencias de varias organizaciones ganaderas debido a su pobre, muy pobre y cuestionado desempeño en la SADER, mientras que otras organizaciones escrutan el ejercicio y la transparencia de los recursos públicos.
Al contrario de lo que pregona el presidente tabasqueño, la politiquería campea por sobre los resultados comprobables, el nepotismo sigue por todo lo alto y en el gobierno de la cuatroté, más le vale a un político tener “palancas” que saber sobre sus encomiendas. La productividad y la autosuficiencia alimentaria son historias que no vienen a cuento cuando se trata de buscar un cargo de elección popular.
*Y ya que hablamos de Zacatecas, vale la pena felicitar a todos los participantes en la Agroalimentaria Zacatecas 2020, porque pese a los tiempos que enfrentamos por el COVID no se limitan y encuentran la forma se seguir aportando al sector.
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