El país de las barras y las estrellas se polarizó, en un proceso marcado por la volatilidad, así como los discursos plagados de un radicalismo hueco del presidente Donald Trump, el Partido Demócrata está de regreso con Joe Biden, con ello la esperanza por un futuro mejor para Estados Unidos ya sin la retórica de exabruptos que ha caracterizado al actual inquilino de la Casa Blanca.

El martes 3 de noviembre lo que prevalecía en la Unión Americana fue la incertidumbre, las casas de apuesta daban por favorito a Trump, algunos analistas por igual, los primeros números reportaban avances para el candidato republicano, la ola azul que presagiaron las encuestadoras no se vislumbraba.

El sábado 7 de noviembre se despejaban las dudas para generar la certidumbre ante el triunfo de Joe Biden tras días de espera, será el segundo presidente católico en la historia de Estados Unidos luego de John F. Kennedy, con un bagaje político profesional, a diferencia de Trump identificado como plutócrata.

Joe Biden rebasó el número requerido de votos en el sistema electoral de su país, enseguida su contrincante no reconoció su derrota, invocó procedimientos legales en la Corte para judicializar el proceso. No obstante, cuadros importantes del Partido Republicano ya han felicitado al próximo presidente ente ellos George W. Bush.

La polarización se advierte enseguida en Estados Unidos, algo que no se recuerda haya ocurrido en la era moderna, hablamos de una nación que presume de una democracia madura, consolidada; se trata de un país en el que nunca se ha registrado un golpe de Estado.

Donald Trump se ha manifestado como un mal perdedor, esto es sin vocación democrática, el iracundo magnate despotrica, alega que hubo fraude aunque no aporta pruebas.

La atmósfera derivada de los comicios del martes 3 deja para la reflexión algunos temas, uno de ellos es que el sistema electoral resulta anacrónico luego de más de doscientos años de operación, el voto popular debiera tener mayor peso, también que por los exabruptos del candidato perdedor se dibuja un país dividido.

Joe Biden en fórmula con la próxima vicepresidenta Kamala Harris llegarán a la Casa Blanca en medio de una pandemia atroz de Covid-19 que ha convertido a su nación en la que más la padece, con todos los efectos colaterales derivados de dicha emergencia sanitaria.

Un presidente norteamericano del siglo XIX, Abraham Lincoln, expresó en un célebre discurso casi al término de la Guerra Civil que hacía votos para que no perezca sobre la faz de la tierra el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Con las elecciones que han dado el triunfo a Joe Biden, los Estados Unidos reafirman el sistema bipartidista que desde siempre establece la alternancia como manifestación de una normalidad democrática.

Habrá que esperar cómo serán las relaciones con México, la agenda bilateral tiene una larga lista de temas, la vecindad en la era Trump fue bien definida con el presidente Andrés Manuel López Obrador –que ha demorado en reconocer públicamente el triunfo de Biden–.

Aparentemente a Joe Biden no le interesa lo concerniente al muro, su discurso tiende más a los puentes y los derechos humanos. El mensaje ha resultado favorable para el mundo con la victoria de Joe Biden, se espera más política para cerrar heridas provocadas por la insensibilidad acompañada por la frivolidad de Trump.