Nadie está a salvo del mortal virus del Covid-19, pero sin duda algunos están más expuestos que otros y no quiero referirme hoy al personal médico que tan destacado y valioso trabajo ha realizado. Hoy quiero poner el acento en más de 5 millones de personas que con su diario trabajo mantienen en mucho la vida cotidiana de los estadounidenses, me refiero lo inmigrantes irregulares que no han desmayado en sus labores a pesar de las difíciles condiciones sanitarias imperantes en el país.

El Center for American Progress (CAP) señala que estos hombres y mujeres, muchos de ellos en los campos agrícolas, trabajan en condiciones complejas, con largas jornadas, con escasas o nulas medidas sanitarias ante la pandemia, pero ante el temor de perder su fuente ingresos y arriesgarse a ser deportados, continúan laborando.

Esta información debemos ubicarla en marco de los 17 millones de contagios y más de 300 mil fallecidos, cifran que sólo marcan un nuevo récord a diario y que a pesar de haber iniciado la campaña de vacunación aún permanecerá como una amenaza.

Esta agrupación con sede en Texas da a conocer que en 16 de los 50 estados se encuentran más de 100 mil trabajadores sin documentos, la mayoría de ellos en labores del campo, de almacenamiento y empaquetamiento. En Texas mismo se estima que cerca del 10 por ciento de la fuerza laboral está integrada por este grupo de personas; en California la cifra llega al 9 por ciento y en Oklahoma al 7 por ciento.

Las principales actividades presenciales en las que se encuentran estos trabajadores mayormente mexicanos, además del campo, son: la construcción, servicio doméstico, limpieza, restaurantes y mantenimiento. Estas labores no se han detenido y eso sin duda ha sido fundamental para la economía que atraviesa por una severa crisis. Estos empleos, además señala el estudio del CAP, es donde se ofrecen bajos o nulos beneficios médicos y asistenciales lo que se suma a las dificultades que enfrenta este importante número de personas.

El Centro Hispánico Pew y los datos más recientes del censo poblacional señalan que la mayoría de los inmigrantes entraron a los Estados Unidos de forma legal (visa), el 44 por ciento de la población nacida en el extranjero obtuvo la nacionalidad posteriormente, el 27 por ciento tienen un permiso de residencia permanente (green card) y un 4 por ciento cuentan con un permiso temporal de residencia y uno de cada 4 inmigrantes poco más del 11 por ciento viven sin autorización alguna, ni visa, ni tarjeta, ni permiso.

De este grupo de personas sin documentos, el 75 por ciento han vivido en el país de las barras y las estrellas por más de 10 años lo que los ha llevado a generar raíces y lazos que los mantienen lejos de su lugar de origen.

La organización bipartidista, New American Economy, dedicada a la investigación y defensa de los inmigrantes estimó que $459 mil millones de dólares pagan los inmigrantes en impuestos, cifra que representa casi medio punto del producto interno bruto (PIB) de los Estados Unidos.

Durante años grupos racistas han explotado la idea de que los inmigrantes ocupan puestos de trabajos y además reducen los salarios de los estadounidenses que compiten con ellos por los empleos, sin embargo, la realidad como siempre, contradice afirmaciones falsas, sesgadas o manipuladas. Estos grupos no consideran varios factores: los inmigrantes también son consumidores de bienes y servicios y, es mano de obra más barata, aumenta la producción económica y reduce los costos.

Sin duda que lo más importante a entender a la luz del debate político que han generado estos grupos extremistas, es que, contrario a que muchos de ellos propagan, la inmigración genera nuevos empleos —con mejores salarios— para los nacidos en Estados Unidos, lo que ha impulsado que muchos estadounidenses asciendan en la escalera de ingresos al estimular la inversión y redistribución del trabajo, la inmigración aumenta la productividad.

La mala reputación que tiene la inmigración se debe principalmente a una omisión sutil, pero fundamental: los que proponen una competencia sin tregua por el empleo entre estadounidenses e inmigrantes ignoran que los inmigrantes y los nacidos en el país son muy diferentes. Esta diferencia protege de la competencia extranjera incluso a algunos de los trabajadores menos calificados que nacieron en Estados Unidos.

Sin embargo, la inmigración parece ser un asunto más intuitivo de lo que parece, ahí están por ejemplo los estadounidenses que no completaron los estudios de bachillerato tienen una ventaja importante sobre los millones de inmigrantes con pocas calificaciones que cruzaron la frontera desde México entre la década de 1980 y mediados de la década pasada: el inglés.

El idioma inglés aún sigue siendo uno de los principales obstáculos para la gente que llega a territorio estadounidense y mientras consiguen los conocimientos para poder escalar en el ámbito laboral, realizan casi cualquier trabajo, incluso en la medida en que las empresas han invertido para aprovechar la fuente de mano de obra barata, y han dado paso a opciones de empleo para los nacidos en Estados Unidos en puestos de trabajo que dependan de las capacidades de comunicación, de la fluidez del manejo del idioma.

La inmigración ha dicho y prometido el presidente entrante, Joe Biden tendrá una pronta solución que permita destensar la relación que tanto se ha tensado desde el gobierno. Sus planes, proyectos y programas de acción se han venido anunciando, pero aún no se sabe cuál será la ruta exacta a seguir.