La convulsión económica-financiera que se ha producido desde el año pasado derivado de la Pandemia y la necesidad de confinamiento en prácticamente todos los países del orbe y, cuyos efectos serán devastadores para casi todo el mundo, será parte de una nueva geopolítica y la configuración del nuevo poder político.
La participación de México en ese contexto, en principio tendríamos que observar y actuar como Estado Nacional, movernos con prudencia en el complejo momento de las nuevas relaciones geopolíticas que se tejen en el mundo: Estados Unidos con una nueva administración ahora demócrata, con Joe Biden quien inicia su mandato dando marcha atrás a todos los cambios que realizó Trump y con un propósito de lograr nuevamente la unión de los norteamericanos dentro de un compromiso social.
Por su parte Rusia con su esfera de intereses, dispuesta a apoyar al que lo requiera sin olvidar el cobro del compromiso en un futuro próximo; la siempre compleja situación de los países del Medio Oriente y la cada vez creciente influencia mundial de China y de la India, entre otros.
Una acción plausible de la diplomacia mexicana y que no debe escatimarse en reconocer, es la recomposición de las relaciones con el resto de los países. Hasta ahora en los primeros dos años de gobierno, podemos calificar de excelente la actuación de nuestro Canciller quien se ha dedicado a ser el representante de México, ante la situación de emergencia por la pandemia, y tratando de conseguir las vacunas que son necesarias ante el catastrófico manejo de la Salud de los mexicanos.
La muy lamentable noticia del pasado domingo respecto de la salud del Presidente, fue que dio positivo al análisis de Covid, noticia que ha sido recibida por unos, como una situación muy lamentable y uniéndose a los buenos deseos de una pronta recuperación, y recibida por otros con escepticismo y aun señalando que No puede ser cierto que no puede estar contagiado porque el Presidente fue de los primeros en recibir la vacuna, llegando a mencionar en las redes sociales que toda es una estrategia política. Es difícil saber si Maquiavelo está detrás otorgando asesoría al primer mandatario; sin embargo en todo caso le deseamos una pronta recuperación y que su estado de salud regrese a la normalidad para que pueda ocuparse de los asuntos que tanto hace falta resolver en bien de todos los mexicanos.
En espera que dentro de las secuelas de tan grave enfermedad lleve al Presidente a cambiar la política que ha llevado desde el inicio de su gobierno misma que lejos de buscar la unidad en lo esencial de todos los mexicanos, ya que hasta ahora ha privilegiado la descalificación, el pleito, el encontronazo, el descontón, el insulto y la infamia, utilizando para ello la guerra propagandística, los corifeos a modo, los plumíferos a sueldo, y las focas aplaudidoras de las mañaneras, que están poniendo en escena una zarzuela que si no fuera tan trágica, nos divertiría, mientras tanto los mexicanos desempeñamos el papel de patiños en una tragicomedia que a todos agravia y lastima.
Al mismo tiempo que se daba la noticia del contagio del Presidente se daba a conocer el informe semanal sobre el número de los contagios y las defunciones, dando entre otras las siguientes cifras: un total de casos estimados 1’957,630, de las cuales se tiene 1’320,448 de enfermos recuperados, si hacemos la resta nos arroja una diferencia de 637,182 casos, pero no señalan si son defunciones puesto que no se recuperaron. El manejo tramposo de cifras hace que la población no logre dimensionar la gravedad del problema y por lo tanto no se tenga un estricto control personal respecto de las medidas sanitarias, lo que ha llevado a más de 8mil casos nuevos de contagio diarios y a cerca de mil defunciones diarias.
Finalmente es importante acelerar el ritmo de la vacunación, a la fecha después de un mes de estar aplicando las vacunas solamente 629,626 personas han sido vacunadas, a ese ritmo tardaran años en poder vacunar a toda la población.