Por Yoanna Shubich Green y Alejandra Jazmín López Sandoval
Actualmente, el mundo está atravesando una transición debido al cambio climático y la globalización, por lo que las energías fósiles se vuelven menos eficientes ante los nuevos retos del desarrollo sostenible. Así, las energías renovables se vuelven esenciales para enfrentar los nuevos desafíos de la economía global.
Según Scott Foster y David Elzinga, especialistas de la División de Energía Sostenible en la Comisión Económica para Europa, las energías tradicionales -el petróleo, carbón y el gas natural- han estado en nuestro día a día, sin embargo, son un recurso finito y en los últimos años se ha visto que los países que dependen de estos recursos sufren de incertidumbres macroeconómicas, ya que el precio del petróleo es cada vez más volátil e inestable. De la misma forma, los combustibles fósiles son considerados como la principal fuente de contaminación y de emisiones de gases de efecto invernadero, de tal suerte que la quema de estos recursos son causas del aceleramiento del cambio climático que se traduce en los nuevos retos que enfrenta la sociedad como las temperaturas extremas o el aumento del nivel del mar a causa del deshielo de los glaciares. Además, el costo de las energías renovables ha disminuido por el uso de nuevas tecnologías.
Así, se logra explicar la necesidad de la evolución a energías renovables y limpias con el fin de lograr un desarrollo sostenible. Estas energías son una fuente infinita y se han vuelto el recurso principal para combatir el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero. La Agenda 2030 y el Acuerdo de París son los principales acuerdos más ambiciosos que enfatizan a las energías renovables como claves para la conversión, por lo que las propias organizaciones buscan que los Estados realicen de forma eficiente esta transición de energías tradicionales a limpias. La Agencia Internacional de Energía Renovables (IRENA por sus siglas en inglés) informa que el uso de estas energías traería un cambio positivo en la economía de los países y sería la introducción a una economía verde.
Los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo que contempla a los mayores productores de petróleo son: Omán, Irán, Irak, Qatar, Kuwait, Baréin, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Los especialistas Ignacio Bartesaghi y Susana Mangana afirman que, a partir de la inestabilidad en los recursos tradicionales y principalmente en el petróleo, la política de Arabia Saudita y EAU ha puesto atención a las energías renovables como estrategia para despetrolizar y diversificar su economía, así como buscar alternativas para una transición a fuentes no finitas, a causa de que sus economías dependen de las exportaciones del combustible fósil y las reservas del gas natural siendo de los países con mayor riqueza de estos recursos, lo que los posiciona como actores influyentes e importantes en el contexto internacional. No obstante, al tener esta gran dependencia, se tienen fluctuaciones en sus mercados y una caída en sus datos económicos según el World Energy Trade.
Ambos países han puesto en marcha una serie de acciones para transitar a las energías renovables o a una etapa post-petroleo con el fin de diversificar su economía, alzar su Producto Interno Bruto, crear nuevos empleos y pluralizar sus mercados para mitigar los efectos de la excesiva demanda internacional por los combustibles fósiles.
Arabia Saudita lanzó un programa en 2016 con visión al 2030, en conjunto con el Plan de Inversión de Fondos Públicos que busca restructuración de la economía dejando atrás a su dependencia con el petróleo. El proyecta fomenta el desarrollo de nuevas industrias y el crecimiento del sector privado. Por su parte, el gobierno de Emiratos Árabes Unidos creó planes como UAE Energy Strategy 2050, UAE Green Growth Strategy, UAE Future Strategy y UAE Centennial Plan (2071) que trabajan de la mano para una innovación tecnológica en el sector energético con enfoque en las energías limpias, principalmente en la solar en combinación con la eólica y con los residuos sólidos humanos y el desarrollo sostenible de la nación. En ambos países, los gobiernos han contribuido con los recursos financieros para llevar a cabo las acciones y ha promocionado acciones en conjunto con el sector privado.
De acuerdo con la organización Greenpeace, la aceleración hacia las energías renovables ha dado paso a nuevos retos en otras naciones, impulsado por aquellos Estados con riqueza en combustibles fósiles. Para México, este proceso se vuelve una oportunidad de ratificar los compromisos del Acuerdo de París y la Agenda 2030 en materia de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Ante las recientes situaciones que llevaron a México a diversos cortes en su electricidad, las energías limpias son una oportunidad para no depender de las importaciones de este recurso y su impulso servirá para mitigar los impactos negativos de la quema de combustibles fósiles.
Para nuestro país, las acciones de los Estado del Golfo Pérsico deben ser un ejemplo para depender menos de los ingresos petrolíferos y de las fluctuaciones en el precio del petróleo, para así lograr un mayor bienestar social y económico en el país y lograr un desarrollo sustentable; además de fomentar la innovación e inversión en estas empresas. De esta forma, al igual que en los países del Golfo, el gobierno debe jugar un papel relevante como promotor de las energías limpias con una visión del presente y de cara al futuro.
Mtra. Yoanna Shubich Green, Coordinadora Académica, Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México. Alejandra Jazmín López Sandoval, alumna del octavo semestre de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, Universidad Anáhuac México