A través del tiempo, he modificado mi percepción respecto al Día Internacional de la Mujer; quizá es porque los años no pasan en vano, porque las redes sociales exhiben los más infames crímenes que antes ni siquiera imaginábamos o porque tengo dos hijas muy activas respecto al tema, y no hay día que pase que no se hable de la lucha en contra de la violencia hacia la mujer, de la defensa de sus derechos o del reconocimiento a sus logros.
Las generaciones de cincuenta y más, los hombres y algunas mujeres suelen felicitar y enviar flores reales o virtuales … recordar que “todos tenemos madres, hermanas, esposas e hijas: trabajadoras, valientes, amorosas…”. Trato de no ser radical, aunque me molesta, pero regreso al pensamiento del respeto hacia los demás.
Hoy me dieron un rosa y no la acepté, la rechacé con toda educación y tratando de explicar el motivo y pidiendo me permitieran conmemorar este día a mi forma: me puse tenis, descansé los tacones “rompiendo estereotipos” pensé y decidí hablar de la importancia de conseguir igualdad en cualquier foro en el que me paré, con mucho o poco público.
Los grupos a favor de los derechos de las mujeres han sido trabajadores y creativos, elaborando herramientas y estrategias para que la comunidad en general avancemos en esta cuestión; pero qué sentido tiene si somos unas pocas y pocos y en la gran mayoría seguimos siendo mujeres.
También seguimos siendo mujeres las que hablamos mal entre nosotras, nos ponemos el pie ante una promoción de alguna colega, criticamos la forma de vestir o de comportarse de otras mujeres. Volvemos a la misma exigencia “respetemos”. Gritemos el movimiento #HeForShe, todos y todas por las mujeres. Gritemos “no estamos pagando cuotas de equidad”, este sitio es nuestro, nosotras lo ganamos; dijo en voz alta y entrecortada hoy una colega.
Por otro lado, mi admiración total a los hombres y a las mujeres que se esfuerzan por entender el espíritu de conmemorar esta fecha, a pesar de la brecha generacional o cultural, como mi padre de 68 años de edad; escuchan y se suman genuinamente al lema. Conmemoremos este día, recordemos los eventos desafortunados, lamentables de violencia, de lucha, de discriminación, de pisoteo en todos los ámbitos y no olvidemos para que no lo repitamos.
Deseo que en un futuro no lejano, mis hijas, tus hijas, tus sobrinas, tus nietas, tus vecinas no deban conmemorar un día exclusivo de la mujer, que no tengamos que insistir en el lenguaje incluyente porque el espíritu de esta estrategia es destacar los grupos vulnerables que son víctimas de violencia o discriminación; que desaparezca el Día internacional de la mujer porque entonces significará que todos y todas somos iguales.
La autora es Directora de Enseñanza e Investigación Hospital Juárez de México.

