«nescit vox missa reverti»

La palabra, una vez lanzada, no se puede recoger

No cabe duda que vivimos tiempos políticos difíciles, en las mañaneras el ejecutivo descalifica a quienes levantan la voz y se atreven a la menor crítica, tildándolos de enemigos, reaccionarios y conservadores. Rechaza o incumple la Constitución. Se propicia el linchamiento de los adversarios políticos. Se estigmatiza a los medios de comunicación que disienten de fondo o en las formas del actual gobierno.

Se ha sometido al legislativo, utilizando su propia fuerza parlamentaria  y usando las mismas viejas tretas, que antes denunciaban en tribuna, se han construido mayorías ficticias con el éxodo de diputados entre los partidos minoritarios, que de manera oportunista venden sus votos a los nuevos detentadores del poder, como ya se hizo antes.

Lo anterior de suyo grave, lo es más cuando se aprueban leyes recesivas y represivas o se intentan aprobar leyes con graves problemas de constitucionalidad o francamente anticonstitucionales como la reforma a Ley de la Industria Eléctrica.

Es muy preocupante el enfrentamiento con el poder judicial, y como con una ley se busca lograr el control de éste, en un acto de totalitarismo y de franca intervención hacia otro poder, desconociendo en absoluto el artículo 49 de nuestra Constitución,  envió una “carta” conteniendo amenazas veladas al Presidente del Pleno de la Corte y Presidente del Consejo de la Judicatura para que someta a investigación la actuación de un Juez, por haber otorgado la suspensión en la aplicación de la nueva Ley, en el Amparo promovido  en contra de la reforma a dicha Ley, en dicha misiva acusa  la intervención de organizaciones y empresas, y al expresidente de México Felipe Calderón, asi también al Honorable ex Ministro de la Corte José Ramón Cossio, acusaciones muy serias que no deben ser lanzadas a la ligera  sin pruebas, que en todo caso debieran ser presentadas ante la Fiscalía General de la República.

Desde el año de 1748, cuando Montesquieu publicó su insigne obra “El Espíritu de las leyes” los Estados Modernos adoptaron la división de poderes, y la forma de gobierno democrática representativa. Esta obra es un tratado de teoría política en donde  propone el sistema de separación de poderes y monarquía constitucional como la mejor garantía contra el despotismo, se trata de una teoría de pesos y contrapesos, donde cada poder contrarresta y equilibra a los otros dos. Señala el autor, que es una experiencia eterna de la condición humana, “cómo todo hombre en ejercicio del poder se ve impulsado a abusar de él y llega hasta donde encuentra límites”. El abuso del poder solo se ve impedido si por la disposición de las normas, “el poder detiene al poder”.

Por otro lado, el inquilino del Palacio, no ha vislumbrado que su Waterloo se sitúa en la lucha de las mujeres por exigir un alto a la violencia de género, este movimiento social está lleno de vitalidad, de energía, de frescura y espontaneidad y,  es el resultado de la ira acumulada, del coraje contenido, de la protesta aplastada por las vejaciones, ultrajes y sojuzgamiento que desde hace siglos sufren las mujeres en el seno de una sociedad machista con estructuras patriarcales que las oprimen y ningunean.

Las nuevas generaciones de jóvenes mujeres han tomado la estafeta y están dispuestas a todo para profundizar los avances lentos, parciales, graduales que las anteriores generaciones obtuvimos, también con sacrificios y lucha, solo que ahora, el método es más radical, en buena medida porque vivimos una situación que exacerba la violencia física y verbal en contra de las mujeres. El acoso sexual y laboral en su contra, el feminicidio y sobre todo la impunidad rampante pese a las quejas y denuncias por todas esas conductas y pautas sociales, que dejan sin castigo a quienes agreden, violan o asesinan a  mujeres.

Se trata de transformar, de dinamitar, de destruir esas añejas estructuras sociales discriminatorias y vejatorias que desde hace miles de años, condenan a las mujeres a tener un papel subordinado al hombre en todos los ámbitos de la vida en sociedad.

La respuesta del actual detentador del poder en nuestro País, de él y sólo algún grupo de corifeos;  por que inclusive las fuerzas armadas y algunas dependencias, del propio aparato estatal, se han sumado a la lucha; resulta condenable e inexplicable la banalización que hacen de la violencia contra las mujeres. Es quizás producto de su autoritarismo, de pretender erigirse desde hace de cerca de 20 años en dueño absoluto de la protesta social,  de negarse a concebir que los grupos sociales pueden actuar de manera independiente del poder público. Es una ceguera histórica que las mujeres le cobraran en las urnas. Este movimiento, ya no lo detiene nadie. En él confluyen mujeres de todas las edades y estratos sociales, radicales y moderados. Es ajeno a cualquier contaminación ideológica o política-partidaria.

Este movimiento no puede ser cooptado, ni manipulado. Es un error garrafal pretender minimizarlo etiquetándolo como de derecha conservadora. Es cierto, que algunos pretenden subirse al movimiento con fines aviesos, pero estos oportunistas más temprano que tarde  serán repudiados.

La vitalidad del pueblo mexicano y su repuesta de apoyo a las mujeres, son una esperanza  de que no somos conformistas en espera de dadivas sociales apaciguadoras del descontento social. El cambio prometido en la campaña, no cambio nada y el tiempo se agota. Este Movimiento muestra y demuestra que somos muchos los mexicanos que no estamos contentos, que estamos hartos de la demagogia y la ineptitud en la conducción de la cosa pública de antes y de ahora.  Hoy las mujeres estamos conduciendo una auténtica revolución cultural y social, en la búsqueda de una sociedad más igualitaria y justa.