El martes 9 de marzo se aprobó en la Cámara de Diputados la Ley General de Educación Superior concluyendo el proceso legislativo que inició hace 5 años y que involucró a diputados y senadores de todos los grupos parlamentarios, a asociaciones e instituciones de educación superior y a la comunidad académica y estudiantil.
El proyecto inició en marzo de 2016, cuando desde la Comisión de Educación del Senado y en conjunto con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) se estableció una ruta para construir una ley que garantizase la obligatoriedad de la educación superior para el Estado, bajo las premisas de federalismo, respeto de los regímenes laborales, respeto a las condiciones de los alumnos, respeto de la autonomía universitaria y reconociendo que la universidad es un espacio de transformación.
La nueva ley implementa un Sistema Nacional de Educación Superior con espíritu federalista, define mecanismos para que el derecho a la educación sea exigible, justiciable y progresivo, reconoce la diversidad de las instituciones de educación superior dando cumplimiento a los principios de laicidad, equidad, gratuidad y obligatoriedad, y atiende elementos fundamentales como la gobernanza, los sistemas locales, el financiamiento, la movilidad, la evaluación y la acreditación.
Mención especial merecen la autonomía universitaria y el financiamiento a la educación. La autonomía se fortaleció reconociéndola como un derecho de los universitarios, una obligación del Estado y una responsabilidad que se asume por las comunidades con un alto sentido de dignidad; en materia de financiamiento se estipuló que los presupuestos federal y estatales deberán asignar recursos de forma anual y, que no podrán ser inferiores en términos reales al año anterior.
Educar a una persona es hacer de ella alguien que anteriormente no existía, es un acto de amor, de visión y de esperanza. Para los que somos y tenemos el orgullo de haber estudiado en una universidad mexicana sabemos que hay un antes y un después porque la universidad es el lugar social de la verdad y no un simple museo del pensamiento.
En un momento de gran complejidad política, desde la Cámara de Diputados se demostró que sí se pueden construir consensos reivindicando la crítica propositiva y comprometida de personas que entienden que la universidad va más allá de partidos políticos o de ideologías.
Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN
@JCRomeroHicks

