Espacio Anáhuac

 

Al asumir Joe Biden la presidencia de Estados Unidos, firmó varias acciones ejecutivas para revocar las políticas migratorias más restrictivas de la administración de Donald Trump. Entre ellas, las relacionadas con la separación familiar en la frontera sur de ese país. También ordenó una revisión de la política que obligaba a los solicitantes de asilo a permanecer en México durante su proceso, suspendiéndola temporalmente y suspendió los acuerdos con Honduras, El Salvador y Guatemala para recibir migrantes.

Estas órdenes ejecutivas llegaron pocas semanas después de que miles de personas, principalmente de Honduras, cuyo objetivo era llegar a Estados Unidos, fueran bloqueados por las fuerzas de seguridad guatemaltecas. Los migrantes tuvieron que regresar a sus lugares de origen. Sin embargo, desde entonces, la cantidad de personas que siguen intentando llegar a Estados Unidos ha incrementado llegando a niveles nunca vistos.

En febrero, las detenciones llegaron a 100,000 personas, un incremento del 28 por ciento respecto del mes previo. En marzo, se han registrado 4,000 aprehensiones diarias, lo que significa un aumento aún mayor. Los migrantes que llegan como parte de grupos familiares está por alcanzar los 40,000. Un aumento de casi diez veces desde diciembre, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.

La administración de Biden está luchando por encontrar espacio para los niños y adolescentes migrantes que siguen llegado a la frontera; y continúa con la política de la era Trump de expulsar a la mayoría de los migrantes adultos no autorizados, pero decidiendo aceptar a niños no acompañados. Más de 9,000 estaban bajo la custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos en marzo, la mayor cantidad en dos años. La administración de Biden atribuye la crisis a que la administración anterior “[les habría dejado] un sistema desmantelado e impracticable”, de acuerdo con Jen Psaki, la portavoz de la Casa Blanca.

Sin embargo, el aumento se explica por las condiciones precarias que se viven en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua por la sequía, dos huracanes y el COVID-19 -aunado a gobiernos inútiles- que tienen a miles de familias sumidas en el hambre. Pero también a que en el nivel popular, la gente ha escuchado que hay un nuevo presidente que es favorable a los migrantes. Ven a algunas personas, quienes cumplen los Protocolos de protección al Migrante, entrando a Estados Unidos y piensan que la frontera está abierta y que aquellos que entran se van a reunir con su familia, lo que explica en parte la llegada de tantos menores. Aun cuando el secretario de Estado, Anthony Blinken, declaró que la suspensión de los acuerdos con los países centroamericanos y México no significaba que la frontera de Estados Unidos estuviera abierta, el mensaje es ignorado. El “no vengas”, no ha sido claro. Los migrantes están escuchando lo que quieren oír y los coyotes están aprovechando el momento.

Con flujos que desbordan las capacidades del sistema migratorio y para dar la apariencia de ser más abiertos y humanitarios, la administración Biden decidió utilizar las vacunas contra el coronavirus como “incentivo” para que México apoye en el control de los flujos migratorios a lo largo de su frontera sur. Aun cuando funcionarios mexicanos y estadounidenses niegan sea quid pro quo condicionando la entrega de dosis de vacunas a una represión policial, es un acuerdo que parece tener estas características. México anunció el cierre de la frontera sur y norte a los viajes no esenciales, debido a la pandemia. Este cierre, especialmente de la frontera sur, parece más bien un intento de dificultar la migración desde Centroamérica. Además, la Guardia Nacional ha organizado y publicitado operativos, principalmente a lo largo de la frontera con Guatemala. Aunque estas operaciones no son nuevas, han aumentado en las últimas semanas a medida que ha crecido el número de migrantes centroamericanos que pasan por el país. En el mismo sentido, funcionarios mexicanos han hecho saber al gobierno de Biden que están dispuestos a alterar o retrasar la implementación de la ley aprobada en noviembre que limita su capacidad para detener a menores.

Veremos si las poquitas vacunas se convierten efectivamente en el “muro” para frenar la migración desde el sur de México, por supuesto “levantado” por la Guardia Nacional mexicana. Todos veíamos venir esta crisis migratoria con el cambio de gobierno. Sorprende la torpeza de Biden y su equipo.

La autora es Investigadora. Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.