Por Gerardo Trujano y Yussef Núñez
Parte de la idiosincrasia de la identidad juvenil surge del idealismo asociado a la edad. Aunado a la falta de experiencia o impulsividad de las y los jóvenes, los medios de comunicación han etiquetado, peyorativamente, a este grupo etario como apático en su generalidad y de forma puntual, en términos de participación política.
No obstante, esta percepción errónea nace de la tradicional asociación entre el ejercicio del voto como fuente única para ser un agente activo en la práctica democrática y que, por la evolución social y de la tecnología, se ha convertido en falsa. La interpretación no es gratuita, sino que emana de los pobres índices de votación juvenil en procesos electorales o referéndums, en comparación con generaciones mayores. Sin embargo, la juventud ha visibilizado históricamente sus inconformidades económicas, políticas y sociales conforme al contexto internacional del momento y cómo este afecta el desarrollo personal del joven en el plano individual.
Por ejemplo, el popular movimiento internacional juvenil de 1968 se manifestó en pro de erradicar segregaciones institucionalizadas; conseguir libertades sociales suprimidas por la represión, censura e ineficiencia política; así como los conflictos ocasionados por las rivalidades de la Guerra Fría. De forma más reciente la juventud del mundo árabe revolucionó la política internacional a través de la denominada Primavera Árabe en 2012. Durante ese movimiento, liderado por jóvenes en un entorno de hartazgo social, la juventud demostró la desigualdad de oportunidades y condiciones socioeconómicas que vive la juventud árabe en contraste con sus semejantes occidentales.
De igual forma, existen numerosos casos de estudio en la historia contemporánea que visibilizan a la juventud como grupo de presión en el proceso de toma de decisiones en los tres niveles políticos: local, nacional e internacional. En estos se aprecia la participación política a través de vías alternativas al voto, como incrustarse en la discusión política, manifestaciones civiles, participación en encuestas, activismo, entre otras. Hay un rechazo colectivo que emana de la intersubjetividad de la identidad juvenil hacia la práctica convencional del ejercicio democrático: el voto. La poca participación a través del voto es el resultado un descontento hacia la falta de representación que existe en la forma de hacer política hoy en día.
Sin embargo, la juventud tiene a su alcance una herramienta que empodera y aumenta el alcance de la narrativa juvenil: las redes sociales. Los jóvenes entre 15-30 años han asimilado la digitalización de las comunicaciones y han migrado la exposición de sus preocupaciones a plataformas como Facebook, Instagram, Twitter, así como la red del momento.
A través de las redes sociales, la juventud ha transparentado su inconformidad hacia las medidas, esfuerzos y políticas en la lucha climática, como prioridad en la agenda juvenil. De tal forma nace el movimiento internacional Fridays For Future liderado por la adolescente noruega, Greta Thunberg.
El descontento juvenil ha fungido como agente de presión en aumentar y acelerar el cumplimiento del Acuerdo de Paris de 2015 por los países signatarios. De igual forma, en la COP25 se consiguió una demanda planteada en la antecedente COP21: la representación juvenil en el diálogo para logar los pasos sucesivos y necesarios en el proceso de negociaciones sobre el cambio climático de las Naciones Unidas.
Entender las preocupaciones de las y los jóvenes entre 15-30 años de hoy es un proceso indispensable para los representantes políticos, porque estas serán las mayores preocupaciones de los tomadores de decisiones del mañana.
Erróneamente, se tiene la concepción de que el mundo es heredado por las generaciones pasadas; pero, desde la perspectiva juvenil la fórmula se invierte: en realidad, el mundo es encomendado por la juventud a los mayores, para construir un mejor futuro para las generaciones por venir. Lo cierto es que la identidad juvenil aún está subestimada y subrepresentada económica, política y socialmente; sin embargo, los hechos de los últimos años demuestran que, el uso correcto de las redes sociales ha incrementado la difusión de la narrativa de los jóvenes, por los jóvenes y para los jóvenes. El fenómeno avanza a tal velocidad y con tal empuje que parece estar llamado a romper el statu quo, donde son personas mayores quienes toman las decisiones. La pregunta es ¿esas personas serán capaces de asimilar el cambio?
Gerardo Trujano es articulista de análisis económico internacional en la columna Foro Internacional Anáhuac del periódico Excélsior de México. Es maestro en Desarrollo Urbano por El Colegio de México y especialista en Estudios Avanzados en Intervención Pública y Economía Regional por la Universidad del País Vasco. Actualmente es Coordinador Académico del área de Economía en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Sígalo en Twitter en @gtrujano64.
Yussef Núñez es alumno de octavo semestre y expresidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México. Presenta la tesis “El Involucramiento Juvenil en el Contexto de Malestar Social del Siglo XXI”. Sígalo en Twitter en @YussefNunez

