Luego de meses de encierro, de información acerca del virus, de sus variantes, de cifras de infectados y fallecidos, una cosa ha quedado clara: las costumbres de buena parte de los habitantes del planeta han cambiado, en especial en el tema del aseo personal.

Ahora, va a ser común una rutina de aseo personal que incluya desinfectante, cuidar la ropa y los lugares que visitamos, recordar el tema de la vacunación. Incluso, mucha gente ya se acostumbró a llevar consigo algunos artículos relacionados con este tema, como desinfectante –algunos en spray–, gel, toallas húmedas, cubrebocas de repuesto y algunas cosas más.

También, hay quien ya está preparado para tener una reunión virtual, para poder enviar documentos desde su nube personal y para trabajar desde cualquier sitio en el que se encuentre.

Si bien no es un cambio de hábitos profundo, se trata de rutinas que se han modificado después de la pandemia, la cual ha obligado a planear las compras en el supermercado con otra lógica, así como las reuniones con familiares y amigos, pues se trata de un cambio que, por todos los indicios que se tienen, llegó para quedarse.

Quizá es algo que no hemos notado en nuestro día a día, pero que ya realizamos por toda la información que nos llega a través de los medios y las redes sociales, algo en lo que debemos meditar para medir el impacto que esto ha tenido en nuestras vidas.