Existe una sola realidad y muchas maneras de interpretarla, digamos diferentes enfoques hermenéuticos, el proceso electoral actual es una manifestación precisa de ello, se puede afirmar que todos ganan o todos pierden porque las cifras tienen sus matices, la nueva con formación de la Cámara de diputados y la nueva configuración en cuanto a las alcaldías de la Ciudad de México lo sostienen, además de los resultados en las gubernaturas; ello se inscribe en un contexto en gran medida tóxico por los actos de violencia antes y durante el transcurso de los comicios.

En las democracias no se gana ni se pierde para siempre, la alternancia hace tiempo se dibujó en el escenario político de nuestro país y ello es un incentivo para la participación social, la organización de las elecciones a través del Instituto Nacional Electoral fue adecuada, no hubo mayores dificultades, salvo en algunas regiones en las que no hubo condiciones de seguridad o las comunidades que rechazaron la instalación de casillas para decantarse por usos y costumbres.

Quienes han sido favorecidos por el voto popular deben asumir con altura el compromiso y alejarse de actitudes triunfalistas o sectarias que rayan en la arrogancia para no abonar en el terreno de la tolerancia y la urbanidad, la vida da vueltas y en política la divisa invariable es la incertidumbre, máxime en tiempos de la alternancia como elementos característico de la normalidad democrática.

Lo que se ha evidenciado en este proceso, entre muchas cosas, es la irresponsabilidad de algunos actores políticos que de manera prematura se dijeron ganadores de la contienda sin resultados que avalaran sus pronunciamientos el mismo domingo 6 de junio, otro dato fue la irresponsable participación de influencers que llamaron a votar por el Partido Verde Ecologista de México en plena veda electoral. Se registraron algunos hechos presumiblemente ilegales que se contraponen con la legislación vigente y los valores democráticos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no intervino el día de los comicios, lanzó un viva a la democracia, un día después reconoció los reveses que registró Morena en la mayor parte de las alcaldías de la capital del país. En algunas entidades se equilibraron los resultados, las quinielas se rompieron y los números finales se cerraban para generar más incertidumbre.

Morena ganó la mayor parte de las gubernaturas, no en el cálculo que se hacía hace meses en donde casi vaticinaron el carro completo. La oposición se levantó con victorias en Querétaro, Chihuahua, San Luis Potosí y Nuevo León, evidentemente en algunos casos los resultados se habrán de judicializar, principalmente en donde las distancias no son contundentes, esa será otra historia.

Nada es para siempre, todo tiene su tiempo; la jornada dominical tuvo su propia historia, ahora es tiempo de dejar de lado la pertenencia partidista de quienes han resultado con la victoria para avocarse al estudio, tratamiento y solución de los problemas que aquejan a la colectividad, la gran mayoría de mexicanas y mexicanos no tienen alguna militancia, necesitan resultados, atención y no más diatriba dañina que siembra enconos, en este proceso se registró un abuso de estas malas artes

Las victorias suelen tener vínculos con la arrogancia, esperamos que no sea de esta índole porque en muchas regiones del país los problemas afloran a ras de tierra y las demandas de justicia deben ser escuchadas y resueltas, de lo contrario prevalecería la demagogia. No es tiempo de postergar soluciones.