El destacado papel de las mujeres en el mundo de la ciencia ha sido determinante para inmunizar a la humanidad en la emergencia sanitaria que nos aqueja. Sarah Catherine Gilbert, científica británica dedicada a la investigación de la vacuna contra la gripe y patógenos virales, con su equipo de científicos de la Universidad de Oxford y la farmacéutica Sueco-Británica AstraZeneca, es la líder del proyecto de investigación que produjo la vacuna de este mismo nombre en contra del coronavirus.
Conocer la vida de esta gran profesionista, no solamente me ha resultado altamente gratificante y motivadora, tanto desde el punto de vista profesional, la cual es digna de gran admiración y reconocimiento, sino, desde el punto de vista familiar y personal de la líder del proyecto, pues indica la influencia que para las mujeres en edad reproductiva puede tener, el contar o no, con la comprensión y ayuda del Estado, la familia o de la propia pareja, para estar en posibilidad de continuar con la consolidación de una carrera profesional. Además, me resultó profundamente tranquilizante conocer los pormenores del origen y consolidación de la vacuna que me proporcionó el Gobierno de la Ciudad de México, que fue precisamente ésta, la AstraZeneca.
¿Quien es Sarah Catherine Gilbert?
Nacida en el Reino Unido en 1962, Sarah realizó sus primeros estudios en Kettering, Condado de Northamptonshire, Inglaterra, en donde descubrió su vocación por las ciencias médicas. Ingresó a la Universidad de Anglia del Este, un centro de estudios ubicado en Norwich, Norfolk, una de las universidades más prestigiadas de ese país y de Europa y líder en investigación intensiva, ahí cursó la carrera de Biología.
Posteriormente se trasladó a la ciudad de Yorkshire del Este para estudiar el Doctorado enfocado a Bioquímica, en la Universidad de Hull. Al concluir este ciclo, colaboró como investigadora postdoctoral. Más tarde trabajó en la Brewing Industry Research Foundation y después en la Compañía de fabricación de productos de la salud, Delta Biotechnology.
En 1994 obtuvo la oportunidad de un puesto de investigación en la Universidad de Oxford.
En una entrevista que le hicieron en una revista médica comentó que cuatro años más tarde, en 1998, tuvo trillizos que además fueron prematuros. Al concluir su licencia de maternidad se enfrentó con un gran problema, pues el costo de los servicios de guardería para los tres bebés, era superior al sueldo que percibía en la Universidad.
Este es un momento determinante en su vida, pues se le presentó el terrible problema de quedarse en casa a cuidar a los niños y renunciar a la Universidad, por no tener un ingreso suficiente para pagar una guardería. Fue entonces cuando su pareja decidió sacrificar su carrera para cuidar a sus hijos y que Sarah continuara con su desarrollo científico. Aunado a que su familia se convirtió en un organizado sistema de ayuda, sin los cuales, afirma, ella no habría tenido manera de continuar su vida profesional.
A este problema se enfrentan muchas mujeres, sobre todo en países en donde no existe un sistema de guarderías que solvente adecuadamente la demanda de las madres y padres trabajadores(as).
Los trillizos hoy son jóvenes universitarios de 22 años que estudian bioquímica, siguiendo el ejemplo de su madre.
Sus primeras investigaciones estuvieron enfocadas a la malaria, enfermedad también denominada paludismo, que se origina por parásitos transmitidos por las hembras del mosquito anopheles. Posteriormente continuo por el camino de las vacunas en la misma Universidad de Oxford y en 2010 se inició en la docencia, en el Instituto Jenner.
Con el apoyo de la Institución benéfica de investigación biomédica, del Reino Unido, “Wellcome Trust”, que financia a las “mentes más brillantes” para la realización de proyectos que contribuyan a mejorar la salud humana y animal, que es la segunda fundación más rica del mundo después de la “Fundación Bill y Melinda Gates” y con un equipo proporcionado por la Universidad de Oxford, Sarah encabezó el diseño y creación de nuevas vacunas contra la gripe. Se trata de vacunas virales que incorporan una proteína patógena dentro de un virus seguro.
Con la edad, el sistema inmunológico se debilita y provoca que las vacunas convencionales no tengan la misma eficacia respecto de las personas mayores. Por esta razón Sarah y su equipo trabajan sobre la vacuna universal contra la gripe que evitaría que las personas necesiten una vacuna contra la gripe estacional.
Al iniciarse la emergencia sanitaria en el 2020, el trabajo de Sarah y su equipo de Oxford (300 personas) se multiplicó, pues además de las investigaciones en curso, comenzaron a trabajar junto con la farmacéutica Británico-Sueca AstraZeneca en una vacuna en contra del Covid-19.
El trabajo era con gran prisa, pues se trataba de reducir los tiempos que toma la investigación de otras vacunas. Sarah platica que dormía solamente 4 horas diarias y se despertaba llena de preguntas, cuya respuesta buscaba de inmediato. Se llegó el momento de hacer las pruebas en humanos y Sarah no encontró eco. Hay quienes afirman que su condición de mujer producía desconfianza para realizarlas. En un acto de valentía y seguridad en sus investigaciones, sus trillizos se ofrecieron como voluntarios en las pruebas para la vacuna. De la cual, los resultaron fueron realmente positivos. En la actualidad es una de las vacunas consideradas con un alto porcentaje de solvencia en contra de la pandemia.
Entre 2020 y 2021 este descubrimiento le ha valido la entrega de diversos reconocimientos como: 100 Mujeres de la BBC, Dama Comandante de la Orden del Imperio Británica, Medalla Albert y Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
Además de estas distinciones otorgadas por prestigiadas Instituciones, fue publicado en diferentes medios de comunicación que Sarah acudió el pasado mes de junio al primer partido de tenis en Wimbledom, en donde, al ser identificada por uno de los cronistas, los asistentes se pusieron de pie y le brindaron una larga y fuerte ovación.
Reconocimiento al esfuerzo liderado por una mujer dedicada a la ciencia que, gracias a una pareja y una familia libre de estereotipos, que tiene la consciencia de que el cuidado de los hijos es responsabilidad de ambos, permitió el equilibrio familiar y profesional de Sarah Catherine Gilbert.
Creo que nada puede resultar más satisfactorio, que el reconocimiento no sólo de los asistentes a un partido de tenis, sino de la humanidad, ante un trabajo que significa protección y vida. En pocas palabras, esperanza para los habitantes del planeta.
Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
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