Había una vez un hombre que quiso ser presidente de los Estados Unidos, que trabajó a lo largo de su vida por alcanzar su sueño, pero su mano larga o la ligereza en su trato le cerraron la puerta…

A inicios del año pasado, el epicentro de la pandemia se ubicó en Nueva York, la emergencia sanitaria alcanzó niveles de horror, impensables en pleno siglo XXI, donde la inteligencia artificial y el internet de las cosas marcan rumbo, un hombre polémico, de grandes aspiraciones y sin duda, con una visión superior a las barreras estatales y que tomó acción en busca de controlar la crisis, no se detuvo en lo que decían los médicos a nivel nacional, él ya tenía un primer y sin duda válido diagnóstico y actuó. Dieciocho meses después, Andrew Cuomo, uno de los hombres con más arrojo en la política de los Estados Unidos está en la antesala de dejar el cargo, de acelerar su fin político.

“Amo Nueva York y los amo”, dijo emocionado en un mensaje a los ciudadanos de Nueva York. “Trabajo para ustedes”, dijo dirigiéndose a los neoyorquinos, y “hacer lo correcto es hacer lo correcto para ustedes”. Embargado por una serie de sentimientos encontrados el pasado martes dijo que para septiembre dejará el cargo de gobernador para el cual fue electo.

Un informe publicado la semana pasada por la fiscal general de Nueva York, Letitia James, detalló las acusaciones de 11 mujeres y encontró que Cuomo se involucró en “tocamientos no deseados y no consensuales”, entre otras acusaciones. El gobernador rechazó estos señalamientos en reiteradas oportunidades, sin embargo, la presión social, mediática y política lo obligaron a dimitir, antes de hacerlo, dicen algunos de sus cercanos, les mencionó que, con esto, sus aspiraciones presidenciales quedaban muy debilitadas y su ingreso a la historia de la gran manzana estaba manchada.

En los peores días de la pandemia a inicios del año pasado las declaraciones y acciones de Cuomo resonaron no sólo en los Estados Unidos, en verdad que su voz se escuchó en infinidad de países que veían con temor el arribo del mortal virus, sus fatales y alarmantes consecuencias, llegó a cuestionar la capacidad de tener un gobierno funcional en pleno avasallamiento… el Covid-19 es una “cuestión de vida o muerte, no debemos minimizarlo”.

Sobre las acusaciones que 11 mujeres le hicieron sobre tocamientos “indebidos”, acoso sexual, hostigamiento y la perdida de rumbo de su gobierno ante esta investigación que desde hace 5 meses se realiza fue claro… “gastar energía en distracciones es lo último que debería hacer el gobierno estatal, yo no puedo ser la causa de eso”, dijo.

Andrew Cuomo, un demócrata que enfrentó con entereza, inteligencia y buenos resultados al que parecía el mayor adversario que tendría en su carrera, Donald Trump, sucumbió ante la intangible realidad, ante todas las presiones por su comportamiento en la gran manzana, el Estado de nueva York.

Aquí una radiografía de este político demócrata de 63 años nació el 6 de diciembre de 1957 en Queens, dentro de la ciudad de Nueva York, es hijo de Mario Cuomo, quién también gobernó Nueva York entre 1983 y 1994 por el Partido Demócrata y hermano de Chris Cuomo, presentador de noticias en CNN, de gran popularidad nacional.

Se graduó de la Universidad Fordham, en el Bronx en 1979 y obtuvo su diploma en abogacía en la Escuela de Leyes de Albany en 1982. Luego dirigió el Comité de Transición para el entonces gobernador electo, su padre, Mario Cuomo y sirvió como asesor en su gobierno. En 1997, durante la segunda presidencia de Bill Clinton, fue secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano.

Posteriormente, en 2006, fue electo como fiscal general del Estado de Nueva York, cargo que mantuvo desde 2007 hasta 2010. Tras sus años como experto en derecho, con sus logros y fracasos a cuestas, pero sobre todo con su gran popularidad se postuló y ganó las elecciones para gobernador de Nueva York. Asumió la gubernatura en 2011 y luego de un gran trabajo que aceptaron con agrado los neoyorquinos fue reelecto por 4 años más, hasta 2018, en esta última ocasión obteniendo casi el 60 por ciento contra el 36.2 por ciento de su rival, Marc Molinaro del Partido Republicano.

Aunque ya era un político muy conocido en su región, saltó al escenario nacional a comienzos de 2020 luego de que su estado se convirtiera en el epicentro en ese momento de la pandemia del Covid-19. En ese entonces la reacción del gobernador, incluyó el cierre de escuelas y bares cuando aún estas medidas no estaban siendo adoptadas masivamente, mientras al mismo tiempo ofrecía conferencias de prensa diarias basadas en datos con el objetivo de alertar sobre el peligro del coronavirus cuando aún era subestimado por muchos incluyendo el entonces presidente, Donald Trump, generándole una importante base de apoyo.

Según un sondeo de Siena College de abril de 2020, Cuomo tenía en ese momento una tasa de aprobación del 77 por ciento entre los neoyorquinos, incluyendo el apoyo de 90 por ciento de los demócratas, 73 por ciento de los independientes y 53 por ciento de los republicanos, un político para la Gran Manzana muy bien calificado.

La popularidad de Cuomo generó una ola de expectativas sobre si el gobernador buscara un cuarto mandato en Nueva York o incluso la presidencia de Estados Unidos. Aunque Cuomo rechazó enfáticamente tener intenciones de llegar a la Casa Blanca en una entrevista televisiva a nivel nacional. Pero a comienzos de 2021 comenzaron a aparecer las primeras sombras que fueron creciendo y terminó por coparlo. Y colorín colorado, así concluye la historia de un hombre que soñó con ser presidente y bueno, no llegó.

@lalocampos03