El Instituto Nacional Electoral (INE) desde su fundación como Instituto Federal Electoral (IFE) ha sido un órgano ciudadano, técnico, académico y con autoridad moral para organizar y calificar las elecciones, y es muy probablemente la institución electoral con mayor reconocimiento en todo el mundo. El Tribunal Electoral se fundó a mediados de los 90, pero la propuesta de Acción Nacional tiene sus raíces desde los 40, y su existencia es garante del arbitraje y la validez de las elecciones.

Muchas veces se piensa que la democracia sólo se perdería de las formas en que se perdía en siglos pasados, llegando o manteniendo el poder con violencia, tal y como lo explicó James Madison en 1787, pero desde hace años los académicos concuerdan que las grandes amenazas a la democracia de hoy son la falta de confianza en las instituciones y la apatía de los electores; hoy amenazan más a la democracia los oportunistas que los golpistas.

El presidente López Obrador tiene un patrón de conducta reiterado y predecible: provoca, miente, se victimiza y polariza; no es un demócrata, ni nunca lo ha sido. Le gusta describirse como un promotor de la democracia, pero se puede observar que su convicción democrática sólo ha existido cuando lo han favorecido los resultados. Todas las veces que ha perdido en las urnas o que ha querido explicar una derrota de sus allegados ha sido acusando fraudes inexistentes y haciéndose la víctima. Los verdaderos constructores de la democracia son los que saben reconocer derrotas porque fortalecen al sistema y López Obrador no fue un constructor de la democracia, es un beneficiario del sistema democrático y las instituciones que fundaron y consolidaron otros.

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Del mismo modo que en el siglo pasado quemó pozos petroleros, que en el 2000 compitió ilegalmente por la Jefatura de Gobierno y que en el 2006 se proclamó “presidente legítimo” argumentando un fraude imaginario, hoy, después de una resolución que no le beneficia a su partido, amenaza a las instituciones, cuestiona su autoridad y anuncia reformas para renovarlas. Uno de los aprendizajes de la elección del 6 de junio es que la agenda es de muchos actores y principalmente de la ciudadanía, las reformas políticas de Estado no provienen del Ejecutivo Federal, sino del resto de la Sociedad Civil y actores políticos.

La trascendencia de políticos como Carlos Castillo Peraza, Heberto Castillo, Luis Donaldo Colosio y muchos otros está precisamente en que construyeron un sistema en el que se podía confiar; promovieron que el INE (entonces IFE) cumpliera y tutelara los principios del 41 constitucional: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y máxima publicidad. Por el recuerdo de ellos y de los millones de mexicanos que lucharon por el sistema que hoy nos garantiza elecciones democráticas Acción Nacional va a defender hoy y siempre nuestras instituciones.

El autor es coordinador del Grupo Parlamentario del PAN.

@JCRomeroHicks