Una vez que se conocieron los resultados electorales del pasado 6 de julio y que fueron confirmados por el TEPJF, tanto las autoridades electorales como los legisladores que habrían llegado por primera vez o repetido en alguna de las 500 curules de la Cámara de Diputados, impulsaron la idea de que tendríamos un Congreso incluyente y con una real paridad de género. Primera mentira, ¡Empezamos mal!
Las expectativas en torno a la repartición de comisiones legislativas y aún más respecto de quién las presidiría, marcaron la agenda legislativa durante varias semanas. Las apuestas, las esperanzas, los sueños se sentían en el imaginario colectivo. ¿Por qué no, una mujer para Economía, Presupuesto, Hacienda o Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación? Quizá ¿Energía, Gobernación? Las esperanzas se derrumbaron cuando se dieron a conocer los seleccionados y con ello, manifestar los intereses o prioridades que privarán los próximos tres años, la segunda parte de la administración de la cuatroté. Y no, esas carteras fueron designadas mayoritariamente para hombres, para los burbujos de sus partidos.
En este derrumbe de esperanzas ronda ya el espíritu del “año de Hidalgo” en la segunda parte del sexenio de otro mal sueño llamado la “cuarta transformación” o “no somos iguales”. Además, esta nueva Legislatura, lejos de mantenerse en la austeridad republicana, creó 11 nuevas comisiones, para que todos alcancen presupuestos y gravitación política… antes de que se acabe lo que hay…
El reparto de las presidencias de comisiones, o agandalle propiamente dicho, fue un mero reparto de cuotas. Para una presidencia de comisión no valió la experiencia, no importó la trayectoria, el conocimiento en la materia o incluso, el posicionamiento de los mejores cuadros de cada partido, aunque esas cualidades escasean en San Lázaro. Luego de que cada Grupo Parlamentario sopesó las comisiones más importantes asignándolas a sus diputados —todos hombres— de mayor gravitación política o con mejor recomendación, las restantes, las de menos relevancia, las distribuyó entre mujeres. Así cubrieron la cuota de género.
De esta manera, comisiones legislativas de tópicos que no son considerados como estratégicos por el gobierno en turno serán presididas por mujeres: Asuntos Migratorios, las Fronteras, grupos vulnerables, deporte, educación, vivienda, seguridad social, entre otras. ¿Una suerte de división sexual del trabajo? Así parece.
En este grupo de temas soslayados por los grupos parlamentarios tienen espacio las Comisiones de Agricultura, Ganadería y Pesca, que en esta LXV Legislatura serán encabezadas por mujeres, lo cual sería una noticia por demás relevante dado que es un sector de hombres, que no se desprende de su misoginia. Otro factor por demás preocupante es que ninguna de esas diputadas conoce el sector, aún menos conoce los temas tan técnicos que se dirimen en esas comisiones. Con algunas excepciones, quienes han encabezado esos órganos en legislaturas pasadas conocían los aspectos técnicos o eran productores del campo, provenían del trabajo rural, conocían las regiones, las tierras, los cultivos, la sanidad vegetal y animal, etc. La LXV Legislatura ha abandonado al sector agropecuario. ¿Será que lo va a dejar morir porque al inquilino de Palacio no le interesa? La responsabilidad recaerá en tres Marías a las que une, además del nombre, su desconocimiento y distancia del sector.
María de Jesús Aguirre Maldonado (PRI) contra todos los pronósticos, se hizo con la presidencia de la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria. Dejó en el camino al ex líder de la CNC, Ismael Hernández Deras, pese a que, en la trayectoria de la abogada y nueva presidenta de la comisión, lo más cercano al campo es haber impartido la materia de Derecho Agrario (que es tierra no productividad). Sin mayor traza ni experiencia que repetir como diputada federal —donde estuvo en comisiones ajenas al campo— la tamaulipeca ha desarrollado toda su carrera en Nuevo León, concretamente en el municipio de Guadalupe -de vocación turística-, en el ámbito judicial, alejada del conocimiento y experiencia que demanda el sector para hacer más productivo y rentable el campo de México. Claro que tampoco había mucha caballada para elegir.ç
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María del Refugio Camarena Jáuregui, una joven diputada también priista –de hueso colorado- y abogada, que por primera vez llega a San Lázaro para presidir la Comisión de Ganadería, un órgano legislativo para un sector productivo que está urgido de revitalizarse luego de los abrumadores recortes presupuestales con que le ha flagelado la cuatroté. Es otro caso donde no se ve por ningún lado la experiencia en el sector. Esta jalisciense, oriunda de Zapotlanejo, no tiene en su haber más que trabajo partidista de género y haber sido regidora de su municipio. Incluso, en su primera reunión virtual de trabajo con la CNOG, sus gesticulaciones evidenciaban que aún se creía en campaña, sin poder aterrizar una propuesta específica o de interés para el sector. Su primer encuentro parecía más una candidata a la caza de votos que alguien con conocimiento del sector para el que va a trabajar los próximos 3 años. Lamentable posición. Suerte a los ganaderos, porque la van a necesitar.
Otra muy joven abogada, integrante de MORENA, María del Carmen Bautista Peláez, proveniente de la Costa Oaxaqueña, repite como diputada federal pero ahora para presidir la Comisión de Pesca, una de las comisiones más abandonadas recurrentemente en todas las Legislaturas por todos los partidos, pese a las complejas problemáticas que la aquejan. Tal vez, las mentes “maestras” de la cuatroté consideran que con el patrullaje de las aguas y costas por parte de la Marina, la política pesquera no necesita más. Otra cuota cumplida, aunque eso le cueste a un sector que también pide ayuda a gritos.
Ahora bien, es necesario acotar que la valoración de aptitudes se hace precisamente a partir de eso, de las capacidades de los legisladores para llevar a buen puerto su encargo, no se trata de si son hombres o mujeres. ¡No, categóricamente no! Es preocupante que en nombre de la paridad de género los grupos parlamentarios están condenando al sector agropecuario, piedra angular de cualquier Nación, a un retroceso productivo, técnico, sanitario, de comercialización que le costará décadas incluso recuperarse. Y por supuesto, con afectaciones directas a la producción alimentaria, sana, suficiente, variada y de calidad para los consumidores mexicanos.
La visión de cuotas de todos los partidos reduce al campo de México a una especie de mero obtentor de subsidios sociales. No sorprende: la cuatroté, como en los tres primeros años del actual gobierno, otra vez deja en el desamparo a los productores agrícolas, ganaderos y pesqueros, porque en su visión, no existe más que la milpa y el autoconsumo. Los demás rubros, productores, eslabones de las cadenas productivas, son meros aspiracionistas. Y mientras, las mesas de las familias mexicanas ven como se encarecen los alimentos día con día. La inercia y la abulia serán el sino de esta Legislatura que corre hacia el final del sexenio. Reza la expresión que corre como pólvora: “es corrupto el que acepta un cargo y no sabe sobre el tema, pero cobra por ello”.
Por cierto, y el sector empresarial del campo ¿qué dice, qué hará, cómo sorteará esta segunda parte del sexenio con estas diputadas? Vienen los jaloneos por el presupuesto, donde el sector privado ya ni cuenta, porque ni los ven, ni los oyen…
Lo que ya está sembrado
Luego de que el gobierno de México destina millonarios recursos públicos para implementar el programa Sembrando Vida en Guatemala, Honduras y El Salvador, se conoció que también la “displicencia” mexicana llegará a Haití para disuadir a sus ciudadanos de salir a buscar oportunidades en Estados Unidos. Es el propio embajador de haitiano, Hugues Momplaisir Féquière, quien confirmó que se encuentran en pláticas con la cancillería mexicana para arraigar a la mayor cantidad de haitianos a su tierra. Hasta el momento, la Secretaría de Relaciones Exteriores se mantiene en silencio, pero qué bien caravanea con los recursos que deberían priorizar al campo mexicano y no a costosos experimentos sociales para quedar bien con el vecino del norte. Ojalá este sea tema de la glosa.