Palabras pronunciadas por Beatriz Pagés, presidenta de la Fundación José Pagés Llergo durante la entrega del Premio Nacional de Comunicación JPLL, realizado el pasado 10 de noviembre.

 

Gracias a cada uno de ustedes por estar aquí.

Gracias, ante todo, a nuestro querido amigo Pepe Carral, Vicepresidente de la Fundación José Pagés Llergo y sin cuyo estímulo moral y solidaridad plena sería imposible llevar a cabo este evento.

El Premio Nacional de Comunicación José Pagés Llergo se entrega hoy en condiciones de guerra. En un cruce de caminos, a días de que inicie el tercer año de un sexenio de excepción.

Tres años en que se han afectado los derechos y libertades de muchos ciudadanos. Tres años en que se ha normalizado la violación de la Constitución y de la división de poderes. Tres años de atropello de la convivencia y la unidad nacional. Tres años en que la mentira y el pensamiento único pretenden imponerse sobre la verdad y la razón.

Nunca imaginamos que un día, como hoy, íbamos a tener que reconocer a los héroes y a las víctimas de una conflagración. Que nos veríamos obligados a buscar entre los escombros sobrevivientes o a proteger, cuando menos, con el ropaje de la palabra, del aliento, al perseguido, al acosado, al calumniado.

Jamás, supusimos, que México iba a ser testigo de un proceso de desinstitucionalización como el que hoy enfrenta, de una politización extrema e inédita de la justicia, de la aplicación selectiva y vengativa de la ley.

El Premio José Pagés Llergo se entrega hoy a los mejores periodistas y comunicadores del país. Pero también a otros. A quienes han resistido. A quienes tienen y han tenido el valor de No callar, de No claudicar. A quienes salen a defender todos los días la integridad y autonomía de las instituciones para impedir que sean sometidas y aplastadas por la arbitrariedad.

Aquí, debería estar un juez, que prefirió declinar la presea, para evitar seguir siendo hostigado. Debería estar un rector que no pudo llegar porque es víctima de acusaciones fabricadas. Periodistas, empresarios, ex funcionarios que tienen miedo a incendiar la cólera del poder.

El miedo. México comienza a ser dominado por el miedo. Ese instrumento de control político que llevan a los pueblos a rendirse y abrir las puertas a los Auschwitz, a los Videla, a los Chávez, a los Daniel Ortega. Sentir miedo, aceptar ser dominado por el miedo, es el primer paso para rendirse ante la maquinaria totalitaria.

El premio José Pagés Llergo se dedica hoy a la memoria de quienes fueron víctimas de la pandemia, pero también y sobre todo a los médicos e instituciones que salieron a impedir más muertes. A quienes recurrieron a la ciencia y no a “detentes” para evitar que, sobre todo, más pobres murieran.

Se rinde homenaje a los científicos que luchan cada día por defender la libertad de investigación e impedir que la ciencia se convierta en prisionera de intereses ideológicos y posturas dogmáticas.

Mi gratitud a nuestro querido doctor José Narro, por coordinar, junto con un grupo médico de excelencia, la selección de merecimientos. Pero, gracias también al Ejército y a la Marina, a las fuerzas armadas por estar siempre dispuestos a salvar vidas.  Por seguir siendo leales a los colores y al espíritu de la patria. Por ser leales a México.

Distinción especial a la Unidad Temporal Centro Covid-19 Citibanamex y a la Fundación Carlos Slim por poner la calidad médica al alcance de todos, sin distinciones.

Están aquí, en este espacio de reinvindicación democrática, importantes representantes del sector privado. Varios de ellos recibirán una medalla con el rostro del Quijote grabada en una de sus caras. Es una forma de visibilizar la contribución decisiva de la industria y la empresa al crecimiento del país.

Es una manera de exigir libertad de empresa, seguridad jurídica y política a la inversión, sin ataduras, sin estigmas, sin leyes expropiatorias que, —como la contrarreforma eléctrica—, apagan el switch del futuro y condenan a México a la oscuridad.

Aquí estamos, ¿por qué no?, para defender al INE. Los aires del tiempo marcados por el populismo autoritario nos han demostrado que ninguna democracia es para siempre. Que no hay blindaje suficiente para impedir los manotazos a la autonomía de los órganos constitucionales.

Todos los días, el INE es blanco de ataques. El objetivo es claro: convertirlo en una oficina de trámites para decidir desde ella quien debe ser gobernador, diputado, senador o presidente de la república. Por eso hoy se le quita presupuesto, por eso se le acusa de tener sobre sueldos, por eso se le pretende responsabilizar del fracaso de una trampa: la revocación de mandato.

Si el Congreso aprueba la reforma electoral propuesta desde el poder, se acabó todo. Se daría un paso, sin retorno, a la autocracia, al despotismo. Y yo, queridos amigos, amigas, me niego a que México sea convertido en una dictadura.

Quienes nos negamos a dejar de ser ciudadanos libres, estamos decididos a organizarnos para decir: ¡No pasarán los enemigos de México! Tendrán que convertirnos en polvo para pasar sobre nosotros.

Gracias por ello a Claudio X González y a Gustavo de Hoyos. Dos arquitectos de la nueva democracia. De ese muro de contención y resistencia que solo puede darlo la unidad. La unidad de una alianza opositora, la unidad de todos los que estamos aquí y de los millones de mexicanos que reclaman un cambio. No una restauración. No una vuelta al pasado, no a un reciclaje de lo que ya no queremos ser, sino un país que rompa paradigmas y sea ejemplo de libertad, progreso y justicia.

De nosotros depende. De nadie más depende elegir un nuevo y auténtico liderazgo.

No es líder el que amenaza. No es líder el que humilla. No es líder el que extorsiona, el que exhibe y calumnia al adversario.  El verdadero liderazgo construye, teje, une, convence. Piensa en México, punto.

De nosotros depende y de nadie más que esa águila que un día sobrevoló este valle, que miró desde las cumbres donde debía fundarse una gran nación, vuelva a posarse para señalar donde debe nacer —porque va a nacer— el nuevo México que necesitamos.

MUCHAS GRACIAS POR ESTAR AQUÍ.

@Pagesbeatriz

 

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