Cuando este reportaje esté a disposición de los lectores, ya se habrá cumplido el primer aniversario del asalto de turbas ultraderechistas estadounidenses al Capitolio en Washington, que tuvo lugar el 6 de enero de 2021 en el marco de una sesión del Congreso que ratificaría el triunfo de Joseph Robinette Biden Jr. (20 de noviembre de 1942) como el 46o presidente de Estados Unidos de América (EUA). Pocas ocasiones la Unión Americana ha vivido momentos tan peligrosos, como los que sufrió en aquellos dramáticos catorce días del mes de octubre (14-28) de 1962, periodo conocido por los historiadores y periodistas como la “crisis de los misiles en Cuba”. Dicho conflicto se resolvió gracias a que el dirigente soviético del momento, Nikita Krushchev retiró ese armamento en la Perla de las Antillas (bajo el control de la ONU|) a cambio de la promesa del presidente John F. Kennedy de no invadir Cuba y del desmantelamiento de los misiles atómicos estadounidense en Turquía, precisamente en la frontera actual del mar Negro de Ucrania y Rusia. El intento de asalto al Capitolio y la “crisis de los misiles” se equiparan. De ahí la importancia de ambos sucesos.

Como preparativo del primer aniversario del asalto al Capitolio, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EU, anunció el 1 de enero una serie de eventos para conmemorarlo. “Estos eventos están concebidos como una reflexión, recuerdo y un nuevo compromiso en un espíritu de unidad, patriotismo y oración”, precisó la representante demócrata. La “jornada de asalto” fue calificada por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jennifer René (“Jen”) Psaki, como “una de las más oscuras” de la historia de la democracia de EUA. Cinco personas fallecieron como resultado de los violentos episodios.

Una comisión de investigación trata de aclarar lo ocurrido. Las autoridades estadounidenses ya han presentado cargos contra 700 personas que tomaron parte en los disturbios. Asimismo, el Pentágono informó que agilizaría el proceso con el que se aprueba y activa el uso de las fuerzas de la Guardia Nacional (GN) en Washington. Al respecto, el Pentágono (en inglés The Pentagon es la sede del Departamento de Defensa de EUA), fue criticado por su lenta respuesta durante el ataque del 6 de enero de 2021 al Congreso (conocido popularmente como el Capitolio).

Cuando la policía adscrita a la sede parlamentaria estaba siendo sobrepasada por los vándalos —adeptos a la política del entonces presidente Donald Trump—, se pidió ayuda al Pentágono, y sus dirigentes dijeron más tarde que se mostraron reacios a enviar reservistas uniformados y armados al Capitolio “por temor a exacerbar las tensiones”.

De tal suerte, en un artículo publicado en el mes de diciembre último en el periódico The Washington Post, tres generales en retiro, Paul Eaton, Antonio Taguba y Steven Anderson, advirtieron que podría darse el caso de otra insurrección después de las elecciones presidenciales de 2024. El artículo citado dice: “En resumen: estamos helados hasta los huesos ante la idea de que un golpe de Estado tenga éxito la próxima vez”.

Por otra parte, en un día de encuestas alarmantes sobre los temores sobre la suerte de la democracia en la Unión Americana, el domingo 2 de enero de este nuevo año, la representante independiente por Wyoming, Elizabeth Lynne Cheney, mejor conocida como Liz Cheney, una de los dos representantes republicanas en la comisión de investigación formada en la Cámara de Representantes para analizar el papel del expresidente Donald Trump en el asalto al Capitolio, aseguró al programa Face the Nation, de la cadena CBS News, que el “asalto” supone “una declaración de guerra al estado de derecho”, y que Trump “demostró que está en guerra con el estado de derecho, que quiere saltarse todas las salvaguardias de la democracia”…”Estamos en una situación en la que la gente debe comprender el peligro que supone la negligencia del presidente Trump”. En su exposición, Cheney declaró: “Podemos ser leales a Donald Trump o a la Constitución, pero no a ambos”.

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En otro programa de televisión,  This Week, de la cadena ABC, la propia Liz Cheney comentó que había “posibles estatutos penales en cuestión aquí, pero creo que no hay  absolutamente ninguna duda de que fue una gran negligencia en el cumplimiento del deber. Y creo que una de las cosas que el comité debe considerar en un propósito legislativo, es si necesitamos sanciones mejoradas para ese tipo de negligencia en el cumplimiento del deber”…”Cualquier persona que viera por televisión cómo golpeaban a los policías y que sus seguidores invadían el edificio es claramente inadecuado para cualquier cargo futuro”.

Además, la representante independiente por Wyoming votó a favor de la destitución del presidente Donald Trump por “incitación a la insurrección”, lo que le costó que el Partido Republicano la expulsara en el mes de mayo de 2021.

En vísperas del primer aniversario del asalto al Capitolio, la exhaustiva investigación del comité de la Cámara de Representantes no se da tregua. Los pasados seis meses los “investigadores” han entrevistado a más de 300 personas, citó a otras 50 y objetivo decenas de miles de registros.  Lo evidente es que un año después de los sucesos están muy preocupados por la verticalidad de su democracia, y más de un tercio de la población dice que la violencia contra el gobierno a veces puede ser justificada, según encuestas publicadas el domingo 2 de enero. Y, según dos tercios de los encuestados en un estudio de la cadena NBC News, la revuelta fue “un presagio de una creciente violencia política” y que la democracia estadounidense “está amenazada”.

Asimismo, una encuesta elaborada por el periódico The Washington Post y la Universidad de Maryland, informa que el “orgullo” de la población de EUA por su democracia se ha reducido drásticamente de 90% en 2002 a 54% en este año. A medida que se acercaba la fecha del primer aniversario del asalto al Capitolio, los resultados de las encuestas acentúan las opiniones casi irreconciliables que fracturan a la sociedad de la Unión Americana. Dos tercios de los partidarios del expresidente “magnate” aún creen en su acusación infundada de que hubo fraude y que Joe Biden no es “el presidente legítimamente electo”.

En tales condiciones, el representante por Mississippi , Bernie Gordon Thompson, presidente de la Comisión investigadora, declaró que investigan si las acciones de Donald Trump forman parte de un plan más elaborado y si se pueden presentar cargos penales. “Estuvimos peligrosamente cerca de perder nuestra democracia el 6 de enero. Si esos insurrectos hubieran tenido éxito, no estamos seguros de lo que podríamos tener ahora”. Afirmó también que el comité “está obligado a informar al Departamento de Justicia acerca de cualquier delito que descubra, a pesar de los llamados de varios expertos de tal  medida sería contraproducente”.

Así las cosas, la mayoría de los analistas coinciden en que un año después del ataque al Congreso, EUA es un país más polarizado que nunca. Demócratas y republicanos siguen representando dos polos opuestos de la política del Tío Sam, y son fiel reflejo de la polarización a lo largo y lo ancho del extenso territorio estadounidense.

Los liberales insisten en conocer las causas para atajar las consecuencias del mayor ataque contra la democracia sufrido en toda su historia, a través del Comité de Investigación puesto en marcha, mientras los republicanos guardan silencio al respecto pero refuerzan., siempre que tienen ocasión, el argumento del “fraude electoral” para consolidar su postura partidista, explica la corresponsal del periódico La Razón, Vanessa Jaklitsch, en Nueva York.

“¿Por qué no está investigando la causa de la protesta del 6 de enero, que fue la elección general amañada de 2020?, denunció Trump esta semana —agrega Jaklitsch—, en un comunicado en referencia al Comité de la Cámara de Representantes de EUA que investiga el ataque del 6 de enero de 2021. Más de 300 entrevistas realizadas por el Comité han desvelado detalles sorprendentes de la pesquisa en referencia a días previos y posteriores a los trágicos acontecimientos, entre los que destacan mensajes de texto que le hicieron llegar a Donald Trump a través de su ex jefe de personal de la Casa Blanca para obligarle a detener a los insurgentes, algunos de ellos procedentes del círculo más cercano del expresidente republicano como su hijo mayor Donald Trump Jr., populares presentadores de FOX, su cadena de televisión aliada y amiga; y senadores y congresistas de su propio partido.

Desde su cuartel general, en Mar-A—Lago, el magnate presidente —que ya está siendo investigado por fraudes de otro tipo—, acusa ahora al Comité de Investigación de la Cámara de Representantes de querer “mantenerse lo más lejos posible” de las afirmaciones de una elección presidencial amañada, no sin antes pedir a sus partidarios “que miren lo que está sucediendo ahora” en varios estados del país, sin quedar claro a qué hacía referencia el ex presidente Trump.

En el mismo comunicado, Trump anunció: “Tendré una conferencia en Mar-A-Lago (el jueves 6) para discutir todos estos puntos y más”…Hasta entonces, recuerden: “la insurrección se produjo el 3 de noviembre, fue la protesta completamente desarmada de las elecciones amañadas que se llevaron a cabo el 6 de enero”.

Diga lo que diga el más mentiroso presidente en la historia de la Unión Americana, sus propios partidarios fueron los que entraron armados y en forma violenta en la sede del Poder Legislativo de EUA hace casi doce meses, dejando a cerca de 140 agentes de la Policía “capitolina” totalmente desprotegidos ante la violencia demostrada por la horda de seguidores del ex mandatario, con un balance irreparable: cinco personas perdieron la vida y centenares de heridos. Más de 700 personas, además, han sido identificadas y acusadas de insurrección.

Politólogos especialistas en violencia extrema, y ex militares de algo rango (del Ejército y la Armada), advierten que el ataque a la democracia el 6 de enero del año que recién terminó no ha acabado y que lo que sucedió ese día penas fue un ensayo para algo peor que ya se está preparando para las próximas elecciones”.

En fin, en su primer editorial del 1 de enero de 2022, titulado Todos los días ahora son el 6 de enero, el periódico de la “gran manzana”, The New York Times asegura que “la república enfrenta una amenaza existencial por un movimiento que abiertamente desdeña la democracia y ha demostrado que está dispuesto a emplear la violencia para lograr sus fines. Ninguna sociedad autogobernada puede sobrevivir tal amenaza al negar que existe…Ahora sabemos que la violencia y el desorden transmitido en vivo alrededor del mundo fue solo la parte más visible y visceral de un esfuerzo por revertir la elección. Ese empeño se extendía hasta la Oficina Oval, donde el señor Trump y sus aliados planeaban un autogolpe constitucional”.

En EUA, el Día de Reyes no es una festividad infantil, es un aniversario para la supervivencia de la DEMOCRACIA. VALE.