El año 2022 inicia manteniendo la dinámica de las audiciones mañaneras con la sarta de ocurrencias y mentiras acostumbradas, igualmente seguimos con el incremento de la cuota de sangre de más de 78 mil muertes violentas en lo que va del sexenio, que innecesariamente se ha vertido por todo el país. No se requiere tener oficio de astrólogo o adivinador para afirmar, como lo hice anteriormente, que la cuota de muertes, sangre y espiral delictiva mantendría una escala ascendente, de no modificarse la estrategia del combate a la delincuencia organizada y el narcotráfico. La respuesta del Ejecutivo empecinado, ha sido “no hay más ruta que la mía”, faltando a la verdad cuando afirma que todo marcha bien, y sigue mencionando que tiene el país en calma y que el pueblo bueno está con él. Es muy frecuente que los políticos pierdan la cabeza cuando se suben en un pedestal, aunque ese pedestal sea solo un tabique; el día 29 de diciembre pasado, el Presidente Municipal saliente celebró una ceremonia para la develación de una estatua con la efigie del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en la ciudad de Atlacomulco en el Estado de México, lugar de tradición simbólica y cuna del priismo de ese estado, en pocas palabras subieron al pedestal al Presidente en la tierra de la oposición, en donde no permaneció más de tres días pues su estatua fue derribada y decapitada de manera aún anónima, el día primero de enero. Dejando en claro que no todo el pueblo está contento con su administración.
A pesar de las declaraciones del presidente, la terca realidad se impone y, pese a los intentos voluntaristas del titular del Ejecutivo, en sus las erráticas intervenciones apoyadas incondicionalmente por los miembros de su gabinete, senadores y diputados de su partido y desde luego los corifeos a sueldo, el país está inmerso en un marasmo de descomposición política, inseguridad, violencia, desesperanza y creciente irritación social.
En los partidos políticos empieza la lucha interna encarnizada en ocasiones, lo que algunos actores políticos hacen, es distraer de lo esencial, en vez de construir consensos, de lograr acuerdos, de tender puentes de entendimiento con base en los nuevos equilibrios de fuerzas, y todo por empezar en su sentir o su decir, a clarificar sus intenciones a hablar claro a los electores. Solo las Nomenklaturas de los partidos han entrado en un vértice de ajuste de cuentas internas, señaladamente en Morena, pero también en lo que queda de priistas, panistas y perredistas.
Por lo que hace a la Salud Pública, la Pandemia no cesa, ahora con el arribo de la variante omicron del Coronavirus-19, que según reportan los gobiernos de los países europeos y los Estados Unidos, es mucho más contagiosa que las anteriores versiones, y que según los datos oficiales la totalidad de la población aún no recibe las dos dosis de la vacuna y que ahora se recomienda una tercera dosis de refuerzo, esperemos que su virulencia sea menos mortal que las anteriores y que por fin la población pueda vivir libre de contagios.
En unos años quienes sobrevivan o sobrevivamos las aciagas horas oscuras que se han cernido sobre la humanidad con el surgimiento del Covid-19, recordaremos como un día debimos cambiar hábitos, costumbres, y debimos encláustranos en nuestros hogares con el único propósito de salvar nuestra vida y la de nuestras familias.
Otro tema que se recordará, algunos con mucho enojo y rabia, es cómo los números no coincidían, estos en la estadística del avance de la pandemia se convirtió en el talón de Aquiles del gobierno. El Sub secretario de Salud, vocero del Ejecutivo, al intentar explicar las estadísticas se enredó en el pial y terminó confundiéndose él mismo, lo cual aunado a un halago servil al presidente que se registró en el diccionario de abyecciones; lo llevo a perder credibilidad y popularidad; misma, esta última, que lo volvió personaje de revistas del corazón.
Los mexicanos siempre recordaremos, el pleito gratuito que compró el presidente con los empresarios de la Iniciativa Privada en particular con los laboratorios farmacéuticos y en general con todos los empresarios, por ser refractario a apoyar una política de salvación de la economía, porque a la crisis sanitaria, se aunó la crisis económica y de inseguridad. Por eso pasará a la historia.
En fin, iniciemos este nuevo año con la esperanza un mejor porvenir, haciendo votos para que el presente año no sea tan conflictivo políticamente y que exista mayor cordura en la administración de la cosa pública.

