Entrevista con Juan Bosco Abascal Carranza, psicólogo

 

El historiador Jacques Coste define claramente al reino obradorista, en un texto que no tiene desperdicio publicado en Expansión Política, donde destaca que el presidente se asume como un líder moral de la nación y su visión es la de una lucha épica donde el pueblo bueno triunfa sobre los agentes del mal –los conservadores–gracias a la Cuarta Transformación. De ahí los términos que utiliza de purificar la vida pública y desterrar la corrupción, ejes de su propaganda.

Sin embargo, el escándalo de su hijo José Ramón que dio a conocer su costoso modo de vida en Houston y los conflictos de interés existentes, han provocado ataques de ira del presidente –que aunque ya teníamos algunas muestras– han cruzado los límites, donde algunos periodistas son considerados golpistas, término que también utilizó para los padres que demandan medicamentos para atender a niños con cáncer.

Sobre el tema platicamos con el psicólogo Juan Bosco Abascal Carranza, autor del libro MALO, el destructor de México que será publicado en marzo del próximo año.

 

¿Qué encontró en el estudio psicológico y psiquiátrico de AMLO?

Es un asunto penoso y trágico. En una observación sistemática que hecho de este personaje, el diagnóstico es que tiene una personalidad psicosociopática, es decir psicópata y sociópata.

Son trastornos de la personalidad, inmodificables. No se pueden curar con psicoterapia y no se puede incidir en él de ninguna forma. Los rasgos de esa personalidad son: primero, una necedad inconmovible, no hay manera de hacerlo cambiar sus puntos de vista porque está seguro que es el único poseedor de la verdad absoluta.

Segundo, una ignorancia invencible culpable. Hay dos tipos de ignorancia invencible, la inocente, de la persona que no sabe que no sabe, pero no tiene los medios a su alcance para conocer la verdad, en el caso de MALO –como lo llamo– es un ignorante invencible culpable porque se niega a conocer la verdad, entendiendo por verdad no nuestra opinión, sino la humilde conformidad de la mente con el objeto conocido que se llama verdad ontológica o verdad objetiva, es lo que más odia y teme.

También se observa la perversidad, están los ejemplos de la situación con los niños de cáncer que han muerto y acusa a los padres de ser golpistas, porque la lucha es por acabar con la corrupción sin importar el costo como las pérdidas humanas o la falta de medicamentos. Lo que lo define como psicópata es la necedad, la ignorancia invencible culpable y la perversidad moral.

Respecto del perfil psicosociópata, nuestra conciencia nos acusa cuando hacemos algo malo o dejamos de hacer algo. Seguimos las leyes que ya existen la ley natural, la ley positiva, el derecho penal, el derecho mercantil y no hacemos leyes. En el caso de MALO, él hace sus leyes y su conciencia no es la de un juez que lo juzga. Su conciencia es la de un legislador, donde se debe seguir lo que él legisla y nos lo impone con premeditación, alevosía y ventaja. Sabe que está equivocado pero escoge intencionalmente el error, es lo que lo hace perverso para avanzar en su proyecto de destrucción de la nación mexicana porque así lo juró ante el foro de Sao Paulo.

Conoce la verdad y prefiere hacer de la mentira una forma de gobierno. SPIN-TCP de Luis Estrada le lleva la contabilidad de sus mentiras desde que empezó con las mañaneras y son más de 70 mil inexactitudes, falsedades o afirmaciones engañosas en lo que va del gobierno.

Es un manipulador encantador, que encanta a la gente con su discurso y logra que las personas de bajo perfil intelectual lo sigan lo aplaudan e incluso lo consideren una especie de mesías. Conozco personas que le piden favores de orden religioso y él está fascinado con ser una especie de mesías redentor del pueblo bueno. Es incapaz de corregir sus errores y por ello siempre busca echarle la culpa a otros.

Como buen psicópata, sigue tapando décadas la corrupción. Aparte de sacar de su círculo a los que no piensan como él, protege a los que le son fieles, aunque sean corruptos, como el caso de su hijo José Ramón. Es capaz de llorar con lágrimas de cocodrilo en la mañanera y contar una historia de hace 22 años, cuando el PRI de aquella época lo investigó y acosó y lo narra como si fuera una historia que estuviera sucediendo hoy. Es chantajista, emocional y no habrá nada que lo haga cambiar su visión de la realidad porque la realidad que capta es solo la que existe en su cabeza.