El 8 de marzo ya sabemos que es el Día Internacional de las Mujeres. El día que se conmemora la lucha centenaria de las Mujeres en México y en el Mundo por alcanzar la igualdad mental y de oportunidades laborales con los hombres. El día en que en muchas partes del mundo se conmemora la lucha de las Mujeres por sus derechos, por no ser vejadas ni asesinadas.
Dedico esta columna hoy al apoyo del merecido desarrollo de las Mujeres, en vez de canalizar energías en criticar las desgracias de gobierno y de país que tenemos por su descuido de un tesoro y un activo preciado como son Las Mujeres Mexicanas.
Sistema Nacional de Cuidados 1/
Con información de una nota publicada por investigadores del CEEY (Centro de Estudios Espinosa Yglesias, https://ceey.org.mx), me permito aportar estas letras en este mes de la mujer.
La ausencia de un Sistema Nacional de Cuidados (SNC) incrementa la desigualdad de oportunidades en México, lo que provoca un costo social generalizado y limita la movilidad social. Lo anterior afecta, en especial, a quienes dan y reciben cuidados en todas sus formas —infantes y adolescentes, personas enfermas o con alguna discapacidad, adultos mayores, entre otros—. Con respecto a las personas cuidadoras, el mayor costo se concentra en las mujeres debido a los roles asignados socialmente y a la ausencia de programas y servicios de cuidado.
Oportunidades Desiguales y peso de la protección social
Para impulsar la movilidad social se requiere de igualdad de oportunidades. Sin embargo en México, del total de la desigualdad observada, prácticamente la mitad se debe a factores fuera del control de las personas. El peso de la protección social en la composición de la desigualdad de oportunidades alcanza el 11 por ciento a nivel nacional, mientras que para la población en la parte más baja de la escalera social, este porcentaje alcanza el 38 por ciento.
Es decir, la protección social juega un papel determinante en las oportunidades que tienen las personas, especialmente las que provienen de los hogares más desaventajados. Su importancia también muestra diferencias regionales marcadas. El sur y el norte-occidente, son las regiones en las que pesa más (16 por ciento), en comparación con un 4 por ciento en la región norte.
Las opciones de Movilidad Social sin Protección Social
El tamaño de la desigualdad de oportunidades y el peso de la protección social se traduce en opciones de movilidad social del todo distintas.
Las mujeres experimentan una barrera añadida por la desigualdad de género. Entonces las diferencias resultan más marcadas. Esta condición se profundiza con quienes provienen de hogares en los que sus padres no contaban con acceso a la protección social.
En particular las mujeres con origen en la parte baja de la escalera social (posición 25 de 100) que tuvieron padres sin acceso a esquemas de protección social a lo largo de la vida, escalaron menos posiciones, -llegaron tan solo a la posición 26-. Mientras que aquellas con padres que sí tuvieron acceso a esquemas de protección social, llegaron a la posición 38.
Los cuidados y las opciones de movilidad social
El SNC resulta clave en la construcción de un sistema de protección social que se convierta en un motor de movilidad social. Al comparar entornos que cuentan o no con servicios de cuidado infantil, se observa que entre las mujeres cuyo origen se encuentra en la parte más baja de la escalera social, solo 32 por ciento supera su condición socioeconómica cuando su localidad no cuenta con servicios de cuidado.
En cambio, en los lugares en donde sí los hay, un 63 por ciento de las mujeres en la misma condición lo logra.
La participación laboral y la movilidad social
Una implicación de la carga diferenciada en las tareas de cuidado es la participación laboral y lo que implica en términos de posibilidades de movilidad social. En ese sentido se observa que a nivel nacional, las mujeres con origen en la parte más baja de la escalera social (posición 25 de 100) que no participan, o no han participado en el mercado laboral en promedio alcanzan una posición más baja que las que sí han participado (posición 32 frente a 37). Además, cabe resaltar la diferencia observada en la región sur del país, donde las mujeres que no han participado en el mercado laboral experimentan un retroceso con relación a su posición de origen. Las que sí lo han hecho, logran un avance significativamente mayor al nacional.
Beneficios de un Sistema Nacional de Cuidados
Las políticas de cuidados son políticas multipropósito que, articuladas en un SNC, pueden tener efectos sobre la movilidad social ascendente, en especial, de quienes dan y reciben cuidados —infancias, personas enfermas o con alguna discapacidad y adultos mayores:
- Crean oportunidades de desarrollo y bienestar infantil.
- Generan bienestar para otras personas que requieren cuidados.
- Reducen la exposición a la violencia familiar y de género, y pueden frenar sus consecuencias sobre las niñas.
- Facilitan las oportunidades de elección para las mujeres cuidadoras –en los espacios educativo, laboral, social y político–, al reducir la sobrecarga de trabajo no remunerado.
- Promueven la autonomía, el empoderamiento y las posibilidades de las mujeres de vivir libres de violencia.
- Propician mejores oportunidades para las personas –en su mayoría mujeres– que laboran de forma remunerada dentro de la Economía del Cuidado.
Propuesta de política pública
Para consensuar la composición del SNC, resulta indispensable contar con una agenda transversal de generación de información estadística y profundizar en el estudio de la Economía del Cuidado. Son cinco vertientes de acción propuestas:
- Marco legal del derecho al cuidado
Aprobar la reforma constitucional para garantizar el derecho al cuidado y al tiempo propio. Analizar las propuestas de Ley del SNC para su aprobación, y detonar las adecuaciones a otras legislaciones y normatividad, así como un plan estratégico de implementación del propio SNC.
- Servicios en establecimientos
Ampliar la oferta de servicios de cuidados (centros de atención infantil, escuelas de horarios ampliados, atención a personas con discapacidad, enfermas y adultas mayores), con base en necesidades de infraestructura y de formación de recursos humanos.
- Servicios domiciliarios
Facilitar la prestación de servicios domiciliarios para el cuidado directo e indirecto, incluidos los servicios de trabajadoras remuneradas del hogar, de salud y rehabilitación, entre otros, para mejorar las condiciones de aseguramiento y remuneración todos los trabajadores del cuidado.
- Corresponsabilidad
Propiciar la distribución del cuidado entre mujeres y hombres, las familias, la sociedad, el mercado de servicios que forman parte de la Economía del Cuidado y el mercado laboral y, en especial, las instituciones del Estado. Estas últimas deben generar las condiciones y los sistemas de información para la planeación y monitoreo de acciones hacia la construcción del SNC.
- Gasto social y gasto fiscal
Incentivar la ampliación de la oferta de cuidados y el acceso de todas las personas sin importar su posición socioeconómica. Se deben utilizar herramientas de gasto social y gasto fiscal para detonar el crecimiento del sector de la Economía del Cuidado.
1/ Esta nota fue redactada con base en el estudio «Movilidad social, políticas de cuidados y protección social» de Mónica Orozco, Rocío Espinosa, Claudia Fonseca, Melanie Marchant y Roberto Vélez-Grajales. Disponible en: https://ceey.org.mx/movilidad-social-politicas-de-cuidados-y-proteccion-social
Efrén Flores es licenciado en Economía. Durante más de 40 años se ha dedicado a la comunicación en medios electrónicos, impresos, digitales, con temas financieros, económicos, empresariales, estratégicos, RSE, PyMEs, y nuevas tecnologías que revolucionan a nuestro mundo. Es conferencista en México y en EEUU. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor. Efrén Flores nunca ha pertenecido a Partido Político alguno.

