Cada cuatro años el representativo mexicano de fútbol acude a la justa mundialista, casi siempre, porque la zona geográfica de la eliminatoria no exige como en otras latitudes así que por lo regular pasa el proceso tranquilamente, aunque las distancias con algunos equipos se han disminuido como son los casos de Estados Unidos, Canadá y Costa Rica.
El ciclo reinicia en cada eliminatoria mundialista, México es un país futbolero, el deporte más popular y extendido en nuestra geografía que trajeron los ingleses inicialmente en Pachuca. La selección mexicana no ha pasado más allá de los cuartos de final en las justas que se efectuaron en nuestro país en 1970 y 1986, en ambos casos fue eliminada por las oncenas que serían subcampeonas como lo fueron Italia y Alemania, respectivamente.
El fútbol es un fenómeno social, un gran negocio globalizado al que ahora pretenden agregarle más ingresos al intentar celebrar los mundiales cada dos años y abrir la participación a más países. Negocios son negocios.
El desempeño de la selección mexicana en la mayoría de los mundiales terminó en rotundo fracaso, por ejemplo, en Argentina 78, lo que más alcanzo en otras justas fue jugar los octavos de final y pervive la obsesión por el famoso quinto partido que no ha llegado.
Algunos escritores tienen espléndidas obras donde el tema es el fútbol, por ejemplo, el uruguayo Eduardo Galeano con su libro El fútbol a sol y sombra, también destaca el mexicano Juan Villoro con Dios es redondo. El fútbol tiene algo que nos remite a la infancia, las tardes de cascaritas y porterías sin postes, pero si con piedras en aquellos tiempos tan lejanos en que se podía jugar en las calles o potreros, días en que la violencia no mordía como si lo hace en el presente.
El romanticismo del fútbol parece derretirse y es carcomido por el interés de los dueños del balón, en México en algún tiempo el clásico de clásicos como se le denomina a la rivalidad América-Guadalajara casi se extingue al intercambiar jugadores, se volvió un encuentro descafeinado por llamarle de alguna manera.
Qatar se acerca y la selección mexicana no promete grandes triunfos, se medirá a la Argentina de Messi, Polonia y Arabia en la primera ronda, si pasa a octavos de final probablemente vaya contra Francia y concluya el sueño. Lo destacado del caso, más allá de lo poco vistoso del juego dirigido por el Tata Martino y del por qué no han invitado a Javier Chicharito Hernández cuando hay una evidente sequía goleadora es la esperanza que renace cada cuatro años. Ni los fracasos del pasado disipan la expectativa creciente en la afición que sueña con un equipo que sacuda la tradición de las derrotas y pueda, ahora sí, dar un golpe de autoridad.
Jorge Valdano el escritor, ex directivo y en su momento entrenador del Real Madrid, además de campeón con Argentina en el mundial de México 86 dijo que el fútbol es la más importante de las cosas menos importantes, su país, como el nuestro son futboleros y registran un evidente frenesí que nace del balón.
El ciclo se renueva con la esperanza, ésta si invicta.

