No es una casualidad que en la Unión Americana uno de los escritores de mayores ventas sea Stephen King, cuyos libros de literatura del terror década tras década atraen a lectores de todas las edades como la miel a las moscas. No es por casualidad. Tal parece que la sociedad estadounidense reúne características especiales que no tienen otros pueblos. Decir que algo extraño sucede en las dominios del Tío Sam sería una simpleza, pero sin duda las cosas andan revueltas por esos lares y mucho.

La radicalización de los habitantes en una comunidad tan variopinta como la del otro lado de la “border” —la que divide a México de USA— es mucho más complicado que decir que hay una lucha feroz entre blancos y negros, o entre todas las minorías que han ido formando a la nación “americana”. Que un individuo tan pobre en valores —de todo tipo— como Donald John Trump haya llegado a la Casa Blanca y que después de tan borrascoso gobierno como el que desarrolló en su cuatrienio el estrafalario “magnate” rubio todavía tenga muchas posibilidades de regresar al poder, demuestra, sin lugar a dudas, que en EUA hay algo mucho más “podrido” de lo que mucho suponemos.

No sólo es la afición por la posesión y uso de las armas, ni por el racismo que impera en algunos sectores estadounidenses, sino la conjunción de infinidad de factores, en los que sobresale la ideologización del supremacismo blanco, peor que el nazismo hitleriano que de 1939-1945 abrió las puertas a lo peor de la condición humana: el holocausto. No puede ignorarse que en EUA se han dado excesos horripilantes en contra de personas solo por el color de su piel. Su pasado esclavista los ha marceado para siempre. No es catastrofismo antiimperialista, sino algo que es absolutamente posible. Las locuras de un Donald Trump y de millones de simpatizantes pueden echar por tierra todo lo que ha logrado una nación como la estadounidense.

De ahí que las constantes matanzas —agudizadas desde que Donald Trump ascendió al poder— de supremacistas blancos en contra de personas de origen afroamericano —como eufemísticamente se les llama ahora—, sean casi diarias. Acaba de suceder: diez personas y varios heridos, el sábado 14 de mayo, en absurda matanza en un supermercado de Buffalo, pequeña ciudad del estado de Nueva York; al día siguiente, domingo 15,  los medios ya informaban de por lo menos el homicidio de otro hombre y cinco heridos, por incontables disparos, en la localidad de Laguna Woods, al sureste de Los Ángeles, California. Casi simultáneamente, otro tiroteo en un mercado de pulgas en Houston, Texas, donde miles de personas compraban y paseaban, dejó un saldo de dos muertos y tres heridos, a consecuencia de una reyerta generalizada en la que abundaban la gente “latina”. Los involucrados eran jóvenes que frisaban en los 20 años de edad, vecinos, casi todos de la zona conocida como Tía Pancha, nombre común de barrios donde habitan mexicanos. Vale recordar que Tijuana debe su nombre a una venta de café con piquete, atendido por una simpática anciana a la que llamaban la “Tía Juana”.

Ahora bien, el nuevo episodio racial que el propio presidente José Biden lo ha calificado como un “crimen de odio”, similar a la masacre perpetrada contra latinos en el Walmart de El Paso, Texas, en 2019, un adolescente blanco, de 18 años de edad, identificado como Payton S. Gendron, mató a sangre fría, como un asesino a sueldo, a 10 personas, en su mayoría negros, dentro del supermercado Tops Friendly Market, en Buffalo; el brutal homicidio lo transmitió el propio joven en sus redes sociales por medio de una cámara montada en un casco. El barrio donde se ubica el supermercado está habitado por personas negras.

Para cometer su acto homicida, Gendron —calificado por la prensa estadounidense como “supremacista blanco”—, originario del pueblo de Conklin, Nueva York, utilizó un rifle de asalto que compró en una armería local de acuerdo a la ley; para presumir su arma, le grabó un insulto anti negro, y condujo el automóvil familiar más de 300 kilómetros para trasladarse hasta Buffalo; durante el tiroteo se protegió con un chaleco antibalas. Ahora se sabe que el joven fue investigado por la policía en junio del año pasado. Asimismo, uno de los directivos del instituto en el que estudiaba —Susquehanna Valley  High School—, alertó a las autoridades de que Gendron, a la sazón de 17 años, había amenazado con tirotear a sus compañeros de clase “durante la graduación o algún tiempo después”.

No era la primera vez que el joven demostraba comportamientos extraños. En alguna ocasión llegó a la escuela con un traje de protección de materiales radioactivos. Otra vez, en una clase de política, cuando tuvo que elegir un sistema de gobierno de su gusto, optó por uno de estilo totalitario, hitleriano. En ninguno de los casos su comportamiento mereció algún reproche o castigo. Todo se redujo a una revisión de su salud mental, asistió a una sesiones de terapia y nada más.

El núcleo familiar de Gendron reside en un entorno conservador, en Conklin, localidad de cinco mil habitantes, en el estado de Nueva York. Zona rural, tranquila y segura, a pocos kilómetros de la frontera con Pensilvania, con gente de case media, en su mayoría blancos, de voto “trumpista”, con costumbres tradicionales que habitan casas unifamiliares con jardines cuidados. La América convencional que domina en el estado, pese a que el gran peso demográfico, político y cultural esté en la Big Apple.

La familia de Gendron se reduce a sus padres, Paul y Pamela, ambos ingenieros civiles , y dos hermanos pequeños. Payton está inscrito en cursos de ingeniería de la universidad estatal local. Nada diferenciaba a la familiar Gendron, aunque algunos vecinos describían al padre Paul como una persona “extraña” y a la madre con ciertos aires de superioridad. Nada más.

El sábado 14 de mayo su vida cambió radicalmente para siempre. Antes de llegar a Búfalo para perpetrar la matanza, dos días antes, colgó un manifiesto de intenciones en la Internet. Mostró quién era realmente: un joven radicalizado hasta el extremo, consumido por la ideología racista del supremacismo blanco. Redactó 180 hojas en las que detalló cómo sería el ataque y cómo lo justificó. Cuenta que se radicalizó por la Internet, en foros como 4chan, el mismo que difundió las teorías conspiradoras QAnon que han ganado importancia en sectores del Partido Republicano. Esto sucedió durante el tiempo de la pandemia. Estaba “aburrido”, escribió.

En esencia, Gendron justificó su ataque en la teoría supremacista del “reemplazo”: la versión —esgrimida por la extrema derecha estadounidense—, de que la presencia creciente de minorías raciales y los inmigrantes busca “acabar de forma racial y cultural” con los blancos de origen europeo. Gendron habló de “genocidio blanco”, desgranó la diferencia en los índices de natalidad entre minorías raciales y la población blanca y cómo, en su relato racista, los demócratas lo promueven para ganar elecciones.

Esta “ideología” tiene uno de sus orígenes en el libro El gran reemplazo, del escritor francés ultranacionalista Renaud Camus, que ha ideo ganando peso en el discurso político y mediático de EUA. De ser ideas compartidas den foros oscuros y marginales, ahora es una concepción casi convencional.

Cabe aclarar que este no es el caso del entorno de Gendron. Más del 95% de la población de Conklin es de raza blanca. Pero el joven buscó del distrito postal con mayor población negra. Lo encontró en Búfalo y s trasladó hasta ahí. En el manifiesto por la Internet describe todo al detalle. Incluyendo la hora en que ejecutaría su plan. Lo preveía a las 4 de la tarde, pero se adelantó una hora. Mató a diez personas e hirió a otras tres. Diez de las víctimas eran de raza negra. Dl plan incluía perseguir la matanza en las inmediaciones del supermercado. Pero, la policía lo “convenció” y se entregó en la puerta del establecimiento.

La voz mas significativa sobre la idea del reemplazo es, sin duda, la del Tucker Carlson, famoso presentador de Fox News, con el programas de política con más audiencia de la Unión Americana. Según un reportaje del periódico The New York Times, Carlson ha incluido las ideas del reemplazo en 400 ocasiones desde 2016. En el mes de abril de 2021, el presentador defendió que llegan inmigrantes “del tercer mundo” para “reemplazar al electorado actual” y “diluir el poder político de la gente      que vive aquí”.  Meses más tarde acuso a Joe Biden de propiciar la llegada de inmigrantes “para cambiar la composición racial del paìs” y “reducir el poder político de la gente cuyos ancestros vivían aquí”. Carlson no es el único, hay otras voces conservadoras en los medios de EUA que dedican mucho de su tiempo  hablar de la “conjura” del reemplazo.

Por cierto, en su rifle semiautomático con el que asesinó a tantas personas, Gendron inscribió dos mensajes: negrata, un insulto racista que nadie pronuncia de forma pública en EUA; y el número 14, que hace referencia a un eslogan de otras tantas palabras —en su versión en inglés—,  de la teoría del reemplazo: “Debemos garantizar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos”.

Sorprende que un joven universitario como Gendron haya escrito un documento tan cargado de odio como el que puso en la Internet. Basándose en la teoría del reemplazo racial, también conocida como “genocidio blanco”.  Según The New York Times, la primera hoja del escrito del joven incluye un símbolo conocido como sonnerhead o sol negro: dos círculos concéntricos con rayos irregulares que surgen del centro. De acuerdo a la liga Antidifamación, este símbolo se usaba en la Alemania nazi y ahora lo han rescatado los neonazis y supremacistas blancos. Además, los seguidores del grupo, que se auto califican como “creyentes”, han encontrado un refugio en las redes sociales y dentro del Partido Republicano, donde militan, hoy por hoy, fanáticos ultraderechistas  como el que más.

La matanza de Búfalo propició, además, que la gobernadora de Nueva York, Kathleen (Kathy) Courtney Hochul, coincidentemente originaria de Búfalo, exigiera que las compañías tecnológicas reconozcan su responsabilidad en la propagación del racismo. “La  manera en que estas ideas depravadas fermentan en las redes sociales, es algo que se está propagando como un virus·, dijo.

La gobernadora demócrata acudió el martes 17, junto con el presidente José Biden y su esposa Jill, al lugar de la masacre para rendir homenaje a las personas asesinadas y para pedir que se condene el “veneno de la supremacía blanca”. Hochul no dejó pasar la ocasión para denunciar la deriva de la derecha estadounidense junto con el presidente Biden que en términos poco usuales, refirió que “el demonio llegó a Búfalo eL sábado 14 de mayo; lo que ha pasado aquí sólo puede definirse como terrorismo doméstico, por lo que debemos condenar el veneno de la supremacía blanca; la diversidad es la fuerza de Estados Unidos, la nación no debe dejarse distorsionar por una minoría odiante (sic). No podemos permanecer callados ante estas matanzas. Hay que recordar las tragedias de Charleston, Atlanta o El Paso, las tres cometidas por supremacistas blancos, que se envenenaron la mente con las teoría del gran reemplazo, de aquellos que esparcen esas mentiras en busca de poder,  ganancia política o simple beneficio”. Pese a sus duras palabras, muchos demócratas esperaban medidas más severas por parte del presidente, que sin embargo enfatizó: “tenemos un real problema con el terrorismo interno, que durante mucho tiempo han denunciado la agencias de inteligencia y los militares”. Y aceptó que EUA está repleto de gente como Payton S. Gendron, “que simplemente están trastornados, que son susceptibles, que están perdidos y no saben qué hacer”. Tan no saben que en su primera comparecencia ante un juez, acompañado de un defensor de oficio, el adolescente se declaró “no culpable”.

En fin, Kathy Hochul, en su turno, recalcó las manifestaciones ultraderechistas  hacia el supremacismo empezando por su líder supremo, el ex presidente Donald Trump, que aspira reconquistar la Casa Blanca en los comicios de 2024.

Epílogo: la peor matanza por crimen de odio cometida en EUA, tuvo lugar en 2016 en un club gay de Orlando, Florida, con 49 muertos. Fue además el segundo tiroteo con mayor numero de asesinados de la historia de la Unión Americana, luego de los 58 muertos y 518 heridos a manos de Stephen Craig Paddock, quien no dejó de disparar desde la ventana del hotel Mandalay de Las Vega contra la multitud que asistía a un concierto de música country  la noche del 1 de octubre de 2017, hasta que escuchó a la policía intentando derribar la puerta de la habitación y se disparó un balazo en la cabeza. VALE.