Como dicen en mi tierra: “AMLO tiene más mañas que picos un pochote”. De una u otra forma ha hecho y sigue haciendo que hablemos de él. Querámoslo o no él pone los temas. No suelta el micrófono ni la agenda. Muchos lo oyen diariamente y no pocos hablamos de lo que él dice, queremos lo que él quiere, cuando él quiere y como él quiere. Esta colaboración es una prueba de ello.

La circunstancia anterior hizo que la semana que pasó, la que corrió del 8 al 14 de mayo, tanto los comentaristas, como los politólogos o editorialistas hayan hablado, hasta el cansancio, de los temas que AMLO puso sobre la mesa. Ante los vergonzosos hechos que se suscitaron en Michoacán, que en videos se ve como salieron huyendo algunos miembros del ejército mexicano, perseguidos e insultados por miembros de la delincuencia organizada, declaró que esos delincuentes también gozan de derechos.

¡Claro que esos y otros presuntos o declarados delincuentes gozan de los derechos que reconocen la Constitución y los tratados! No se necesita ser especialista para reconocer ese hecho. Le faltó decir que esos presuntos delincuentes, al igual que todos los mexicanos, están y estamos obligados a respetar las leyes y a las instituciones responsables de salvaguardar el orden. Aquellos deben saber que todo militar, marino o miembro de la Guardia Nacional, por el simple hecho de serlo, merece el respeto y la consideración de todos. A nadie le es lícito ofenderlos y amenazarlos y, mucho menos bajo el supuesto de que saben que, aunque armados, están indefensos, en razón de que el jefe máximo de las fuerzas armadas, no los apoyará en caso de que se defiendan.

A pesar de que lo conocemos muy bien, muchos comentaristas cayeron en la nueva trampa. Hablaron de lo que AMLO propuso. Así lo han hecho a lo largo de lo que va de su gobierno y lo seguirá haciendo el resto de lo que le queda del sexenio. Como dice él: “Imagínense ustedes” a AMLO antes de dormirse, escogiendo entre varias opciones absurdas, cuál de ellas soltará al día siguiente en su mañanera. Una vez que determina cuál será la “puntada” que soltará, sonríe y se dice a sí mismo: “Con está puntada voy a lograr que los mexicanos se distraigan y no vean la tragedia en la que los he metido. Por causa de mi torpeza, ignorancia, falta de experiencia la buena que he armado. Que no vean la carestía, la inseguridad, el desabasto, la insalubridad generalizada en que viven”.

Me imagino que AMLO, al despertar, lo primero que hace es ver cuántos encabezados de las primeras planas de los diarios se llevó. Con toda seguridad, al revisarlos, se dice: “Cayeron. Son una bola de bobos.” Él, seguro, para referirse a la ciudadanía, usa otro término.

Con la ventaneada que le dio el señor Trump, no le quedó más que inventar varios temas para distraer la atención: uno: la amenaza, implícita, de hacer fracasar la reunión próxima a celebrar en Los Ángeles. Otro, salir con la “mariguanada” de que los delincuentes, los miembros de la delincuencia organizada, como seres humanos que son, también tienen derechos; y una última: el próximo arribo de centenares de médicos cubanos.

Señores comentaristas y público en general: no nos distraigamos, los temas de la agenda son: se agachó o no AMLO ante la amenaza del señor Trump. AMLO, tan dado a hablar, no hizo ningún comentario respecto de esa hablada que le echaron. Los otros temas: el fracasado aeropuerto Felipe Ángeles, la masacres, la desaparición de mujeres, el endeudamiento excesivo. Ellos son comentados por él. Hablemos de ellos y del dominio que la delincuencia organizada tiene de gran parte del territorio. Hay otros.

Con tal de no soltar la agenda y de que se olvide de que ahora le dicen “El Doblado”, es capaz de amenazar romper relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América, de cuestionar la legitimidad de la elección del papa francisco o de declararle la guerra a Senegal.

No tengo idea de lo que pudiera pasar si AMLO propusiera temas y que nadie le hiciera caso y que sufriera un silencio total. O, ¿qué pasaría si alguien propusiera temas, igual de absurdos de los que AMLO propone y le quitara el micrófono y la agenda? Ricardo Anaya, desde su dorado exilio, como que quiere arrebatarle la iniciativa. En verdad que AMLO nos salió mañoso, hablador y suertudo.

Pudiera ser cierto lo que comentó alguna periodista. Ella, usando la sutil figura literaria de Paco Ignacio Taibo, “Se la metimos doblada, camarada”, comentó que en el caso de Trump y AMLO hubo algo de eso. Entre los conocedores del Altiplano, cuando hacen referencia a esa fea acción dicen: “Se la dejaron Irene por el Shakespeare”. Lo malo que, al parecer, por estar hablando lo que la gente cree que son tontería, pasamos por alto la hablada de mister Trump: “Nunca había vista a alguien doblarse de tan feo modo”.

De la tragedia nacional y de ese hecho bochornoso es de lo que no quiere AMLO que se hable; por eso sale todos los días con lo que parece una tontería, puntada o babosada más. De eso es de lo que debíamos de hablar: exigirle aclaraciones; demandarle que responda si es cierto lo que dice Trump; que aclare si incurrió en lo que parece configurar el delito de traición a la patria.

La otra tragedia que sufre el país es que, en la oposición, real y la inventada, no se ve un líder que sea capaz de aglutinar el descontento de gran parte de la población y que intenten sacar a los mexicanos y al país del pantano en el que día a día nos hundimos, que proponga un plan real de salvación y de aquí en adelante fije la agenda de lo que se debe hablar.

Para 2024 dependemos totalmente de una circunstancia muy aleatoria: que el dedo de AMLO no se equivoque y de que apunte en dirección adecuada. Aunque no se crea, dentro de su gabinete hay opciones aceptables. No lo es, desde luego, aquella a la que unos paleros le gritan “presidenta, presidenta”; ella debe preocuparse más por quitarse de encima la responsabilidad que recae en su persona por la tragedia del Metro del 3 de mayo de 2021 y por las muertes que por su irresponsabilidad provocó el sismo de 2017, por esa razón algunos están en la cárcel, ella no.