De las 35 naciones del hemisferio occidental convocadas a la IX Cumbre de las Américas —del lunes 6 al viernes 10 del mes en curso en Los Ángeles, California, EUA—, Bolivia, El Salvador, Granada, Guatemala, Honduras, México, Saint Kitts and Nevis y Uruguay, serán representadas a nivel ministerial, luego que el presidente de Estados Unidos de América, Joseph (Joe) Robinette Biden Jr., no invitara a Cuba, Nicaragua y Venezuela a la misma. Desde 1994, EUA no era el anfitrión de dicha cumbre. Ahora, a 28 años de distancia, la reunión se encuentra ante un panorama de incertidumbre, en un ambiente enrarecido por los distintos puntos de vista sobre la total participación de los países americanos en el encuentro; de otra forma, afirma uno de los invitados, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: “Si no están todos, no es la Cumbre de las Américas”, olvidando que el país anfitrión —como lo aseguró Edward (Ned) Price, vocero del Departamento de Estado, “tiene amplia discreción sobre quienes participan… Lamentablemente, es notable que uno de los elementos clave de esta cumbre es la gobernabilidad democrática, y esos países no son ejemplos, por así decirlo suavemente, de gobernabilidad democrática”. Por si fuera necesario, hay que decirlo más claro: Cuba, Nicaragua y Venezuela, son países “gobernados” por regímenes dictatoriales, situación que parece no entiende el mandatario mexicano, ni sus seguidores.
Además, por lo menos Daniel Ortega y Nicolás Maduro tienen en su contra órdenes de aprehensión policiaca en la Unión Americana acusados de actividades de narcotráfico internacional. Entonces no es un asunto de soberanía o de falta de respeto a la independencia de un país —grande o pequeño—, sino de crímenes tipificados por la legislación nacional e internacional.
De tal suerte, después de varios días de jugar a las escondidillas, como suele hacer, el presidente López Obrador confirmó el lunes 6 del presente en su acostumbrada “mañanera” que no asistiría a la Cumbre de las Américas debido a que el residente de la Casa Blanca en Washington decidió no invitar a todos los países latinoamericanos. En su florido y macarrónico discurso, AMLO dijo en Palacio Nacional: “Informarle (sic) al pueblo de México que no voy a asistir a la cumbre; va en mi representación y en la del Gobierno, Marcelo Ebrard. (¿Quién si no?) Y no voy a la cumbre porque no se invita a todos los países de América y yo creo en la necesidad de cambiar la política que se ha venido imponiendo desde hace siglos (sic): la exclusión, el querer dominar sin razón alguna, el no respetar la soberanía de los países, la independencia de cada país y no puede haber Cumbre de las Américas si no participan todos los países del continente americano”. El jefe de la 4T abundó que no se puede continuar con la política de discriminación y de menosprecio de las naciones, porque es “seguir con la vieja política de intervencionismo, de falta de respeto a las naciones y a sus pueblos”.
Encarrerado, muy a su manera, desde su púlpito presidencial en el que despotrica y ataca a medio mundo, sin respeto por nadie, López Obrador responsabilizó a los senadores demócratas, en particular al presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EUA, Robert Menéndez —uno de los más asiduos críticos del régimen dictatorial cubano y del clan castrista, así como uno de los legisladores de origen latino que desde su época estudiantil más ha defendido a los inmigrantes hispanohablantes en los dominios del Tío Sam—, de provocar el fracaso (anticipado) de la cumbre porque supuestamente “ejerció fuertes presiones” sobre el presidente Biden, obligándolo a no invitar a la reunión a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Hay afirmaciones de AMLO que no es posible aclarar.
Sin el menor asomo de tacto diplomático, acostumbrado a tratar de ningunear a los mexicanos que no son de su bando y a los que suponen que abandonarán el barco de la 4T, el “valiente” presidente de México, le dio gusto a su verborrea nacionalista: “Los más inhumanos antiinmigrantes, autoritarios, son los del Partido Republicano (AMLO olvidó, de pronto, las ofensas y ataques que lanzó repetidamente el republicano presidente Donald Trump, “su gran amigo”, en contra del pueblo mexicano, y nunca levantó la voz en su contra, calló “como momia”, y nunca le reclamó nada), pero también hay en el Partido Demócrata. Hay un senador Menéndez, sí, del Partido Demócrata. Es el presidente de la Comisión de Política Exterior del Senado, y es de la comunidad cubana, y ese (sic) tiene una enorme influencia. Pero si seguimos así, dependiendo de la decisión de un señor, de la influencia de un señor, de los rencores de un señor y olvidamos a nuestros pueblos, pues entonces estamos actuando de manera sectaria, traficando con el dolor de los pueblos, sacando provecho, medrando en lo político, en lo económico”. A López Obrador se le olvida quién lucra con los envíos de dólares que mandan mensualmente los inmigrantes mexicanos desde la Unión Americana a sus familiares en México, y además presume que cada vez son mayores las remesas como si esto lo promoviera el gobierno de MORENA. Hay que ser cara dura.
Por su parte, el senador Menéndez por medio de un comunicado, criticó al presidente López Obrador por decidir no asistir a la cumbre y por apoyar a “dictadores y déspotas” refiriéndose claramente a los mandatarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Además, Menéndez consideró en su escrito que la inasistencia del mandatario mexicano “retrasará la buena relación bilateral EUA-México”. Agregó: “Me uno a los que están cada vez más preocupados por la decisión del presidente López Obrador de apoyar a dictadores y déspotas por representar los intereses del pueblo mexicano en una Cumbre con sus socios de todo el hemisferio”. Pagar es corresponder.
Eso sí, López Obrador destacó en su mañanera que en el mundo no deben existir hegemonías de ningún país, ni bloque comercial. El paladín de los pobres mexicanos —que según los últimos datos conforme transcurre la 4T cada día son más, gracias a la buena marcha del lopezobradorismo—: “No acepto hegemonías ni de China, ni de Rusia, ni de Estados Unidos. Todos los países, por pequeños que sean, son libres y son independientes”. “Ya no vamos nosotros a quedarnos callados ante las ofensas a los migrantes y a los mexicanos”. Si esto fuera así, ¿por qué no asistir a la Cumbre de las Américas y hablar, de viva voz, frente al anfitrión y defender los asuntos pendientes? ¿Por qué esperar a una probable reunión con Biden hasta el mes de julio?
Bien lo aclaró Ned Price en su conferencia de prensa ofrecida en Washington. En la que el vocero del Departamento de Estado aseguró que el gobierno estadounidense, incluido el Secretario de Estado, Antony Blinken dialogaron con autoridades mexicanas y canadienses sobre sus participación en la Cumbre. Price expuso: “Ciertamente hay una diversidad de opiniones cuando se trata de quien desde ser invitado a la Cumbre de las Américas. Hemos hecho todo lo posible para incorporar los puntos de vista del hemisferio”.
Como se sabe, por México asiste el titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón —que acumula puntos en su precampaña presidencial, así como en otros encargos especiales del presidente—; al igual que otros delegados no gubernamentales de Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyos gobiernos están vetados, pero que podrán participar en la reunión. En este sentido, en la mayor de las Antillas continúa, como sucede desde hace seis décadas, él encarcelamientos de opositores, sin libertad de prensa, ni de carácter político; en Nicaragua, Ortega persigue a la oposición y clausura todo tipo de organismos no gubernamentales que levanten un dedo en contra del régimen, así como en Venezuela donde Nicolás Maduro se ha reelegido ilegalmente, persiguiendo a la oposición.
Asimismo, la nueva secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, afroamericana originaria de Martinica, resaltó que hubo un “diálogo sincero” con el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la cumbre, en el que se aclaró, por parte del gobierno estadounidense, “que no se creía que dictadores deberían ser invitados” a la reunión.
Por cierto, tampoco asistirá a la cumbre en el Centro de Convenciones de Los Ángeles, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, pero no como otros por tratar de boicotear la cumbre, sino porque dio positivo de COVID19, la pandemia que todavía continúa atacando a los seres humanos en muchas partes del mundo, hasta en México, aunque las autoridades continuan minimizando el problema como lo han hecho desde que el virus apareció en la República China a fines de 2019.
De una u otra forma, la IX Cumbre de las Américas —donde se cumple, una vez más, aquello de “no son todos los que están, ni están todos los que son”, aunque se amuine el parlanchín tabasqueño víctima de una pandémica diarrea oral—, empezó el lunes 6, y la inauguración oficial se llevaría a cabo el miércoles 8 con la presencia de 23 jefes de Estado elegidos democráticamente, que cuentan tanto o más que los “dictadorzuelos” que no fueron invitados a la fiesta de las Américas. Joe Biden encabezaría la ceremonia inaugural en la tarde del día 8, con lo que se iniciaría el programa de plenarias y reuniones con la asistencia de los mandatarios invitados o sus representantes, programa que terminaría el viernes 10. Aunque esta Cumbre pasará a la historia marcada por la ausencia de varios mandatarios (legítimos e ilegítimos), el hecho es que la reunión tuvo lugar con la mayoría de los convocados. El mundo americano no se termina por la ausencia o la presencia de algunos líderes. Por ejemplo, Cuba, por muchos sentidos el centro de la discordia, aunque ausente, siempre está presente en las reuniones de este tipo. Y, México, siempre invitado, se da el lujo de no asistir porque su presidente quiere que todos sus compinches (cubanos, nicaragüenses y venezolanos, juzgados ya por sus respectivos pueblos) estuvieran presentes en el centro de convenciones de Los Ángeles. Demasiado ego. Nada nuevo bajo el sol.
Mientras llegaba el momento de la inauguración oficial, y Biden fijaba los propósitos de EUA dentro de la Cumbre de las Américas, otras instancias internacionales presentes en Los Ángeles, como el abogado, diplomático y político uruguayo, Luis Leonardo Almagro Lemus, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) desde el año 2015, se alineó con el discurso de EUA al iniciar los trabajos del Foro de la Sociedad Civil —el lunes 6 y el martes 7 de junio, también en Los Ángeles—: “La realización de la IX Cumbre de las Américas refleja el compromiso de EUA de renovar su alianza hemisférica para abordar la recuperación económica de la región, trabajar conjuntamente para fortalecer respuestas a posibles emergencias de salud y para defender con firmeza y determinación la democracia”. El tipo de discurso que no le agrada a presidentes ausentes como López Obrador, Ortega, Díaz-Canel y Maduro.
Las palabras de Almagro Lemus fueron reprochadas por el policiaco régimen cubano que rechazó la exclusión formal de La Habana en el foro de la cumbre. El gobierno de Díaz-Canel denunció asimismo las “presiones inmorales, chantajes, amenazas y sucias maniobras de engaño” que asegura han sufrido los países que rechazaron las exclusiones por parte de la Unión Americana.
Por otra parte, en los trabajos de la Cumbre el martes 7 de junio, la vicepresidenta de EUA, Kamala Harris anunció que se ha logrado reunir más de 1,9 mil millones de dólares en nuevos compromisos del sector privado para el esfuerzo que ella misma lanzó en julio de 2021 para generar oportunidades económicas en el norte de Centroamérica: Guatemala, El Salvador y Honduras, como parte de la estrategia del gobierno de Joe Biden para abordar las “causas fundamentales” de la migración centroamericana con destino a la Unión Americana. Con eso, el total de los compromisos estadounidenses con destino a América Central ascienden a más de 3.2 mil millones de dólares.
En este tipo de propósitos del gobierno de USA —muy lejanos de las promesas del ex presidente Donald John Trump para “resolver” la migración de los habitantes de la región con destino a EUA: 40,000 millones de dólares de los cuales no ha llagado ni un centavo—, no toman parte ni AMLO, ni la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ni el guatemalteco Alejandro Giammattei, ni el salvadoreño Nayarit Bukele. Los ausentes critican mucho y se comprometen poco. Por eso, senadores republicanos, como Marco Rubio subió un tuit el martes 7 de junio, que dice: “Me alegro saber que el presidente mexicano que ha entregado regiones enteras de su país a cárteles de la droga y apologista de la tiranía en Cuba, y de un dictador asesino en Nicaragua y de un narcotraficante en Venezuela, no estará en EUA esta semana”. Como se ve, nadie extrañará a los ausentes de la Cumbre. Tampoco hacen falta.
En suma, como escribió Raymundo Riva Palacio en su columna titulada Se equivocó López Obrador: “el Presidente abrió con su posición maniquea dos frentes en Washington, que ya comenzaron a moverse contra él. Los intentos que se habían venido haciendo desde hace semanas para distender las relaciones bilaterales y lograr una mejoría hasta ahora han fracasado”. VALE.